La inversión huye de la Bolsa
Las perspectivas económicas y el riesgo-país provocan fuertes pérdidas
Los mercados de valores se han visto sacudidos en esta semana por una fuerte corriente vendedora que tenía como base el riesgo de impago por parte de algunos países de la eurozona y las débiles perspectivas de la economía.
El Ibex 35 ha perdido en esta semana el 7,71% y acumula una caída del 15,38% en el ejercicio. La Bolsa española se ha visto especialmente perjudicada por el incremento del déficit público y las débiles expectativas de recuperación, lo que llevó al comisario europeo de Asuntos Económicos a afirmar que España compartía problemas estructurales con Grecia y Portugal.
Los analistas venían advirtiendo desde días atrás de la situación de "sobrecompra" de la Bolsa española, después de un ejercicio tan positivo como 2009. Los grandes inversores compartían esa opinión y sólo tenían que aumentar la presión vendedora a través de las posiciones cortas para hacer caer los precios.
En un ambiente muy confuso para el conjunto de los mercados financieros, la Bolsa española se vio especialmente presionada a la baja, no tanto por las condiciones del riesgo-país como por la oportunidad de negocio que abría un mercado fácilmente manejable para los grandes inversores y, sobre todo, cuando desde el interior se agrandan los problemas y se considera la crisis económica como una cuestión particular española.
El ambiente en los mercados ya venía marcado por el signo negativo ante los indicadores económicos aportados desde Estados Unidos. Los índices de actividad y de productividad han crecido, pero el empleo continúa sin reactivarse. En enero, la tasa de paro bajó al 9,7% desde el 10% de diciembre, pero se destruyeron 20.000 puestos de trabajo. La escasa creación de empleo en Estados Unidos indica que la recuperación económica se debe, sobre todo, al consumo de los inventarios y a los menores gastos en personal. La Bolsa de Nueva York perdía el nivel de los 10.000 puntos en su índice Dow Jones de valores industriales con una caída de casi el 2% en la semana, mientras que los mercados europeos también se anotaban fuertes recortes, y no por verse arrastrados por la pequeña Bolsa española.
Para algunos observadores, la cuestión está en la excesiva valoración de expectativas del año pasado, en el que los mercados de valores se adelantaron demasiado a la capacidad de respuesta de la economía real. La Bolsa española fue la que más subió en ese ejercicio y eso lo está pagando ahora, junto con su menor capacidad de recuperación al carecer España de un tejido industrial comparable al de Francia o Alemania.
Con todo, la capacidad de las grandes sociedades españolas para seguir generando beneficios es un elemento a tener en cuenta, sobre todo porque la diversificación geográfica de sus negocios les aleja en buena parte de los problemas internos. -
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