"Somos los más 'frikis' de entre los 'frikis'"
Los Tiger Lillies son de esos grupos que agotan el arsenal de epítetos. De este trío londinense que practica música cabaretera con pinceladas de arte vanguardista, anarquía punk e inspiración gitana se ha dicho que es irreverente, estrafalario, inquietante, provocador, histriónico y casi cualquier otro adjetivo que al lector se le ocurra. "En realidad somos tan buena gente que ni siquiera creo que merezcamos ir al infierno", anuncia con permanente flema británica el cantante y acordeonista de la banda, Martin Jacques, repantingado en el sofá de su hotel madrileño y presumiendo de sombrero con pluma roja.
Esta noche, en el Círculo de Bellas Artes (21.00, 25 euros), los Lillies constituyen la alternativa extravagante de la noche madrileña al concierto de sus paisanos Arctic Monkeys. "De esos tipos no hemos escuchado una sola canción. Palabra", se explaya el no menos delirante batería del grupo, Adrian Huge.
Acaban de cumplir 20 años en la carretera, les contemplan 27 discos y se consideran "ligeramente más sabios, dentro de la locura" que cuando empezaron, en 1989. Ya entonces tenían conciencia de ser "los más frikis de entre los frikis", tres casos flagrantes de inadaptación. "En la escuela éramos los típicos chavales marginales que leen mucho, no son buenos en los deportes y carecen de todo éxito entre las chicas y los chicos", enumera Jacques, nada traumatizado. "Nunca pudimos optar al premio a la popularidad", se carcajea el contrabajista, Adrian Stout. "Siempre fuimos contraculturales. Nos gustaban Frank Zappa, el blues y el post-punk. Otros tipos presuntamente marginales de la época, como los heavies o los pinchadiscos, viajan ahora en clase business. Nosotros seguimos en turista, con los parias...".
La risa sardónica es una constante en la conversación, pero la temática de sus composiciones puede inducir al desasosiego: violaciones, zoofilia, prostitutas, asesinatos, bestialismo... ¿Algún límite? "¡Por favor, si la televisión es mucho más sórdida que cualquiera de nuestras canciones!", refuta el cantante. "Eche un vistazo a los anuncios de la BBC contra el consumo de cocaína. ¡Qué cosa más desagradable! Cualquier día puedes ver documentales sobre trata de blancas, series protagonizadas por putas, noticias sobre muertes y mutilaciones. Es perverso que a eso lo llamen periodismo de investigación y nosotros debamos guardar silencio ante los supuestos tabús".
A menudo actúan con las caras pintadas, pero sin maquillaje resultan igual de descabellados. Huge, por ejemplo, se pasa la entrevista haciéndole fotos al bloc del periodista. "Tranquilo, es sólo para extorsionarle dentro de unos días", aclara con sonrisa beatífica.
Entre sus seguidores se cuentan el creador de Talking Heads, David Byrne, o el dibujante Matt Groening, padre de los Simpsons. Y su más reciente locura es un espectáculo dedicado a los siete pecados capitales. "Mi favorito es la gula", dice Huge mientras acaricia su prominente abdomen. Jacques asegura tener pendiente una conversación con Dios. "Le diría: '¿Estás orgulloso de tu trabajo, tío?'. O su gente le ha malinterpretado o lo suyo no me resulta ni inteligente ni divertido".
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