El enigma de la materia

Bosques que parecen guardar un sueño de milenios, bloques de granito, troncos de árbol, grandes piedras clavadas en el terreno como testimonios de religiones olvidadas... Las fotografías de Mikel Alonso (Bilbao, 1950) recrean un mundo en el que planea la sombra del hombre con la levedad de un viejo recuerdo. Son imágenes que resaltan el triunfo de la materia, la contundencia de unos elementos condenados a pervivir entre oscuras generaciones. Las fotografías de Alonso reproducen obras del pintor y escultor Agustín Ibarrola.

Pero la muestra tiene una peculiaridad: el propio Ibarrola ha dado su toque de color a las fotografías con pintura, de manera que ha creado un juego de espejos. Esta exposición de 25 imágenes puede contemplarse en el Hotel Petit Palace Marqués Santa Ana (calle Jimios, 9-11), en Sevilla. La muestra estará abierta durante el mes de febrero entre las 16.00 y las 21.00.

La exposición reúne 25 imágenes en un hotel sevillano

"Me gusta mucho el trabajo de Ibarrola, al que conozco desde los años setenta. He intentado reflejar en esta exposición la contundencia y la belleza de la obra de Ibarrola", comenta Alonso, que ha dedicado gran parte de su carrera profesional a la fotografía de gastronomía.

Las fotos se centran en espacios naturales donde Ibarrola ha intervenido. También hay imágenes de esculturas públicas. Alonso ha hecho un recorrido por la geografía española tras la trayectoria artística de Ibarrola. Hay fotos hechas en el Bosque de Oma (Vizcaya), Allariz (Ourense), Llanes (Asturias), Leganés (Madrid), San Sebastián...

Alonso es un apasionado del trabajo de Ibarrola, un nombre fundamental en el arte español del siglo XX con sus incursiones en la pintura social y el expresionismo. "Me sorprende mucho la capacidad que tiene de cambiar, de buscar nuevas formas, de investigar en nuevos materiales. Ibarrola no se queda sólo en un prototipo, en una imagen más o menos representativa de su obra. Es como si se cansara de hacer siempre lo mismo. En definitiva, destacaría su capacidad de investigación. Ibarrola te transmite energía", afirma el fotógrafo bilbaíno.

Ibarrola ha aportado color a las imágenes de Alonso. "Los colores en los que ha intervenido no tienen nada que ver con los colores originales de las obras. El proceso es éste: Ibarrola interviene en un espacio. A mí me interesan determinadas partes de ese espacio y hago las fotografías. Y, finalmente, Ibarrola vuelve a reinterpretar su propia obra", explica Alonso.

Su labor como fotógrafo de gastronomía le ha ayudado en su tarea. "Me ha procurado centrarme en los objetivos principales. Lo importante es hacer la foto de lo que el cocinero ha creado. No me gusta poner elementos que despisten o que amortigüen lo que es el objetivo principal", asevera. Esta manera de abordar su tarea se extiende a su labor con las obras de Ibarrola. "Más que hacia los planos generales, tiendo a ir hacia los elementos que más me sugieren o impactan", dice.

Alonso trabajó al lado de Karlos Arguiñano. Su labor junto a un cocinero que ha batido marcas de popularidad le ha dejado un poso importante. "Trabajar con Arguiñano me supuso pasármelo muy bien, reírme mucho y hacer un amigo", concluye el fotógrafo. Las imágenes de la materia recreadas varias veces por el arte lucen en el hotel sevillano como un enigma. Ibarrola y Alonso son sus autores.