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Crónica:VALLADOLID 1 - ALMERÍA 1 | 20ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Mendilibar, con un pie fuera

El conjunto de Lillo domina, pero perdona a un Valladolid que malvive un partido tras otro

Un punto salvado, un empate como mal menor, es la forma que el Valladolid tiene de malvivir esta temporada, de sufrir un domingo tras otro. Ayer estuvo en la lona hasta que apareció Arzo para cabecear a la red el gol que rescataba un punto que no le mete en los puestos más bajos, pero que le deja la sensación de que es carne de descenso. El Almería tiró a la basura un trabajo facilón para llevarse la victoria. Siempre fue mejor. Siempre dominó a pesar de estar una hora con un jugador más tras la expulsión de Manucho, pero no tiene gol. Ni Goitom, ni Piatti ni nadie acertaron a terminar una faena que siempre pareció muy sencilla.

Lillo había desmenuzado al Valladolid. Un poco de presión, algo de velocidad y la ruptura de una línea defensiva que se adelanta de manera inocente y testaruda. Cruxat probó una vez, Corona otra y el propio Cruxat apareció como un rayo para rematar sin ninguna oposición en el punto de penalti un centro de Goitom. El Almería era el dueño del cuero, el ritmo y el fútbol. El Valladolid sólo era capaz de entregarle el balón a Diego Costa.

VALLADOLID 1 - ALMERÍA 1

Valladolid: Villar; Pedro López, César Arzo, Luis Prieto, Marcos (Marquitos, m. 56); Nauzet (Medunjanin, m. 71) , Álvaro Rubio (Carlos Lázaro, m. 30), Pelé, Canobbio; Diego Costa y Manucho. No utilizados: Fabricio; Nivaldo, Baraja y Alberto Bueno.

Almería: Diego Alves; Michel, Chico, Pellerano, Cisma; Mbami, Bernardello; Corona (Juanma Ortiz, m. 89), Soriano, Cruxat (Nieto, m. 82); y Goitom (Piatti, m. 67). No utilizados: Esteban; Borzani, José Ortiz y Solari.

Goles: 0-1. M. 12. Cruxat. 1-1. M. 80. Arzo.

Árbitro: Muñiz. Amonestó a Soriano, Pellerano, Luis Prieto, Canobbio y Diego Costa. Expulsó a Manucho (m. 37) por un codazo a Chico y a Jose Luis Mendilibar (m. 76), el técnico del Valladolid, por protestar.

José Zorrilla: 14.700 espectadores.

La expulsión de Manucho en la primera mitad provocó una pequeña revolución. Había que renunciar a algo y Mendilibar se decidió por la banda izquierda. Sacó de la línea a Canobbio, agobiado en un sitio que para nada es el suyo; lo centró, le dio el enganche y el Valladolid comenzó a jugar y estrenó los guantes de Diego Alves, aunque el riesgo de los contragolpes fue extremo. Así estuvieron los dos: uno, arriesgándose; otro, paciente, especulando. Mendilibar movió el banquillo. Medunjanin, al césped. Pero la cosa no mejoraba. Sólo quedaba el balón parado, la estrategia. Y para eso Medunjanin es un maestro. Colocó una falta tensa en la frente de Arzo para pescar un punto y esperar la decisión del presidente del Valladolid sobre la continuidad o no de Mendilibar.

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