Biodiversidad

Sin la brillantez ni vigor del jueves, el viernes sirvió para mostrar la enorme diversidad sonora de un rock independiente nada acomodaticio, que siempre busca nuevas vías de expresión. Convencerán más o menos, pero nadie podrá dudar del carácter afilado de un puñado de artistas singulares, siempre con ideas interesantes que decir en fondo y, sobre todo, en forma. Y la forma, al servicio de un credo sonoro rayano en la abstracción, primó en la actuación de Ecstatic Sunshine, electrónica casera definitivamente pesada. Nada que ver con la excelente actuación de Yann Tambour al frente de Thee, Stranded Horse, dominando la kora (instrumento africano de cuerda) en una actuación plena de sensibilidad y melodías hipnóticas. Más discretos Picastro y su pop pianístico y delicado, tan académico como anémico. Su actuación nunca superó ese punto mortecino, del que sí escaparon los neoyorquinos Callers gracias a la angulosidad de su guitarra y a la excepcional voz de Sara Lucas, una especie de nueva Leslie Feist, tan cómoda con el rock arty de vanguardia como con los arrebatos jazzies.

Tras ellos llegó el hombre con mejor repertorio de la noche, y quizá el que peor lo defendió: un desubicado Luke Haines deslució la grandeza de sus canciones al frente de Auteurs, Baader Meinhoff o Black Box Recorder a golpe de solitario guitarrazo acústico, al fin y al cabo una nota discordante en un festival tan delicado. Una lástima, porque su enorme temario merecía mejor defensa. El ex guitarrista de Cocteau Twins, Robin Guthrie, esgrimió por su parte el poderío de su paisajismo sonoro, sacándole mil matices a su guitarra y a sus proyecciones en un concierto bellísimo, que sirvió de prólogo a la atronadora descarga de drum'n'bass fantasmagórico, muy a piñón fijo, de los referenciales Third Eye Foundation, sin la presencia de un Yann Tiersen que tuvo que quedarse finalmente en casa por motivos personales.

Más diversidad cromática deparó el cierre del sábado, con Dean Wareham recreando con fidelidad el repertorio de Galaxie 500, The Wowz convertidos en la sorpresa positiva o los delicados L'Altra seduciendo al personal pasadas las dos de la mañana, amén de otros conciertos interesantes como los de Sea of Bees o los ruidosos DD/MM/YYYY.