Más pequeños que miopes
Las federaciones manufactureras reivindican su papel para formar empresarios y canalizar ayudas públicas
"Un tercio de los empresarios valencianos de los sectores manufactureros considera que la crisis no va con ellos, sufren miopía estratégica", sentenció el lunes en Valencia José Pla Barber. El catedrático de la Universitat de València desmenuzaba la segunda oleada de un informe sobre La globalización y su incidencia en los sectores manufactureros tradicionales que le había encomendado la Cámara de Comercio de Valencia. Y tocó la fibra de las patronales sectoriales.
José Serna, de la patronal del textil, Ateval, recordó que su sector pasó la crisis de la globalización cuando se abrieron las puertas a las importaciones desde China en 2004. "Ahora afrontamos la crisis de la financiación y el consumo, llueve sobre mojado".
"Las empresas pequeñas no tienen capacidad para pedir todas las ayudas"
Serna se muestra sorprendido por los porcentajes de miopía que refleja el informe financiado por la Cámara. "No conozco ese estudio elaborado por universitarios responsables que habrán utilizado un método concreto", apunta. Pero considera que la gran "catarsis" del sector textil ya se ha superado. "Ahora es más difícil competir, pero lo mismo que hay empresarios que tardan en reaccionar, otros se han adelantado al cambio. Todo es cuestión de proporción, algunas empresas tienen puntos débiles, lo mismo que tienen puntos fuertes", explica. Serna apunta una debilidad más grave que la miopía: el pequeño tamaño. "Muchos empresarios no tienen ni la capacidad ni el tiempo para formarse porque dedican todas las horas a su negocio". Una carencia que intenta suplir la federación sectorial: "Si todos los empresarios estuvieran preparados no harían falta cursos de formación para directivos".
Vicente Folgado, presidente de Fevama, patronal de la madera y el mueble, también se muestra sorprendido por el informe: "Los responsables de la Cámara están al corriente de todos los acontecimientos". Fevama fue la primera sectorial que acordó un plan de competitividad con Justo Nieto, entonces consejero de Empresa, para fomentar las fusiones o asociaciones de empresas, impulsar la cooperación en transporte y distribución o para apoyar la expansión internacional de los productores valencianos, aspectos que el informe de la Cámara sigue subrayando como carencias. "Tiran por tierra nuestro esfuerzo", lamenta Folgado.
El informe de Pla apostaba por dirigir las ayudas públicas de forma directa a las empresas. El propio José Vicente González, presidente de la CEV, patronal provincial de Valencia, ha sugerido que la Administración debería "ser valiente" y concentrar las ayudas en empresas que actúen como motor de sus sectores.
Folgado concede que las ayudas a "empresas líderes" tienen sentido, pero subraya que "la dimensión de las empresas del mueble y la madera es pequeña o mediana". Y, lo mismo que Serna, reivindica que las federaciones sectoriales ofrecen "un hombro donde apoyarse" a los pequeños empresarios. "Las empresas pequeñas no tienen capacidad para solicitar todas las ayudas públicas que están a su disposición", afirma. A final de año, las oficinas de Fevama eran un hervidero de pequeños industriales que aportaban papeles, cifras y movimientos para que los técnicos de la patronal cumplimentaran todos los papeles y solicitaran ayudas en su nombre. "Las federaciones somos esenciales para canalizar los fondos. La solicitud de fondos públicos es muy compleja y exigente, pero las ayudas van directamente a las empresas, está todo perfectamente auditado", añade.
Arturo Virosque, presidente de la Cámara de Comercio de Valencia, puso las cosas en su sitio el viernes, cuando recordó que la Generalitat destina 11 millones de euros a unas ayudas a las que pueden optar 250.000 empresas. "No hay bastante para todos", sentenció.
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