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Reportaje:FIN DE SEMANA

Marineros en el Alentejo

El gran embalse de Alqueva permite visitar desde sus orillas los menhires de Monsaraz o el castillo de Mourão

Margot Molina

El agua, que siempre ha ejercido una irresistible fascinación sobre el hombre, es el más versátil de los caminos. Y el Alentejo portugués goza, desde principios del siglo XXI, de una autopista de lujo: el Grande Lago-Alqueva. El lago permite ahora otra forma de abordar la visita a estos pequeños pueblos fronterizos, que se han salvado de la especulación urbanística y conservan casi intactas arquitectura y gastronomía: en barco. La mansedumbre de las aguas embalsadas se convierte así en un aliado ideal, incluso para los neófitos en este medio, que ofrece una aproximación distinta a pueblos como Monsaraz, plagado de monumentos megalíticos y con un espectacular casco histórico amurallado en el que tan sólo habitan 114 personas, o Mourão, una villa con un hermoso castillo del siglo XVI. Navegar por este lago es como sumergirse en un paisaje bucólico en el que hay que sortear islas artificiales, suaves colinas sumergidas por las aguas del Guadiana y sus afluentes, pobladas de olivos, alcornoques y encinas.

La aldea de Luz

El embalse, uno de los mayores del mundo, comenzó a inundarse a partir del curso del río Guadiana en 2002 y actualmente baña a 19 municipios. La gran obra de ingeniería que ocupa 250 kilómetros cuadrados estará totalmente terminada en 2025 y pretende cambiar la agricultura del Alentejo, una de las zonas más despobladas (menos de 20 habitantes por kilómetro cuadrado) de Portugal.

El proyecto, que comenzó en 1975, gira alrededor de la presa de Alqueva y, como en toda obra faraónica, supuso algún sacrificio. En este caso fue la aldea de Luz, que ha quedado debajo de las aguas. Sus 373 vecinos estrenaron pueblo en 2002, un curioso conjunto que recuerda a la antigua aldea y al que también se trasladó la iglesia de Nuestra Señora de la Luz.

Pero lo más interesante de la visita es el Museo de la Luz, un austero edificio integrado con el paisaje que es obra de los arquitectos Pedro Pacheco y Marie Clément, inspirados sin duda en el compromiso y la sinceridad de las obras de Álvaro Siza. El edificio, un gran rectángulo semienterrado desde el que se enmarca el paisaje, es lo primero que el visitante se encuentra a pocos metros de atracar en el pequeño muelle.

Como no todo el mundo puede permitirse el lujo de tener un barco, una empresa local, Amieira Marina, ha puesto en marcha una iniciativa inédita en Portugal para alquilar casas-barco en el embalse. La empresa, que funciona desde 2006, ofrece embarcaciones con las que, sin necesidad de conocimientos náuticos, se puede navegar por los 120 kilómetros del embalse y ajustar la ruta a gusto del consumidor y, si el tiempo lo permite, darse un buen baño.

Es el propio visitante quien, tras una rápida charla para aprender el manejo, se pone al mando del barco y navega a su antojo. La iniciativa, con naves que alojan desde dos hasta doce personas, ofrece también bicicletas, aparejos de pesca, canoas o incluso la posibilidad de hacer esquí acuático; aunque para este deporte se usan otras embarcaciones. Uno de los secretos para que cualquiera se pueda convertir en capitán es que los barcos-casa no pasan de los 10 kilómetros por hora y están equipados con GPS y un sónar.

Muelles en la orilla

Desde Amieira Marina hasta la aldea de Juromenha, situada al norte del embalse, hay poco más de nueve horas de navegación pero en Alqueva lo importante no es llegar, sino el disfrutar del viaje. Las aldeas de Estrela y Luz, con sus muelles en la orilla, son perfectas para comenzar la visita que tiene en Monsaraz su epicentro.

La pequeña villa tiene nada menos que 150 monumentos megalíticos, lo que indica que estas tierras estaban habitadas hace más de 5.000 años. Los menhires de la Belhoa o de Outeiro, con 5,6 metros de altura, son las estrellas del conjunto. El rey Sancho II reconquistó la región en 1232 y la donó a los templarios, quienes construyeron un castillo y una muralla que protege toda la aldea entre los siglos XIII y XIV.

Dentro se guardan tesoros como el antiguo Palacio de Justicia (del siglo XIV), que después fue cárcel y conserva el famoso fresco del Juez de las dos caras; una enorme cisterna (del siglo XIV), la iglesia de Nuestra Señora de la Laguna (del siglo XVI) o una cuba musulmana reconvertida en capilla que los historiadores sitúan entre los siglos XI y XII.

Guía

Cómo ir

» Monsaraz se encuentra a 55 kilómetros de la ciudad portuguesa de Évora. Yendo en coche desde España, se sitúa a 93 kilómetros de Badajoz y a 75 de Jerez de los Caballeros.

Visitas

» Museu da Luz (http://www.museudaluz.org.pt/; 00 35 12 66 56 92 57). Luz Mourão. Entrada, 2,50 euros. Abre de martes a domingo, de 9.30 a 17.30.

Información

» Amieira Marina (00 35 12 66 11 17 34; http://www.amieiramarina.com/). Amieira (Portugal). Un fin de semana (dos noches) en un barco para dos o cuatro personas cuesta entre 570 y 1.032 euros.

» Oficina de turismo en Monsaraz (00 35 12 66 55 71 36).

» Turismo de la región del Alentejo (http://www.visitalentejo.pt/vpt).

» Turismo de Portugal (www.visitportugal.com; 902 88 77 12).

» www.turismodeportugal.pt.

» http://www.edia.pt/portal/page?_pageid=53,1&_dad=portal&_schema=PORTAL

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Sobre la firma

Margot Molina
Ha desarrollado su carrera en El PAÍS, la mayor parte en la redacción de Andalucía a la que llegó en 1988. Especializada en Cultura, se ha ocupado también de Educación, Sociedad, Viajes y Gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otras, la guía de viajes 'Sevilla de cerca' de Lonely Planet.

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