El CGPJ ve difícil resolver el relevo en el Superior sin nuevos candidatos
Uria considera que el perfil de los actuales aspirantes es "demasiado marcado"
A la tercera va la vencida o no hay dos sin tres. La incertidumbre planea de nuevo sobre el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) tras su segundo desencuentro interno para designar al nuevo presidente del Tribunal Superior vasco. Ante su incapacidad de llegar a un acuerdo entre conservadores y progresistas, el órgano de gobierno de los jueces decidió el jueves empezar otra vez de cero y remitirse a un tercer proceso de elección, inédito hasta la fecha. La vocal del PNV, Margarita Uria, confió ayer en que "esta vez sea la definitiva".
En el seno del Consejo late, sin embargo, la idea de que la solución del bloqueo está condicionada a un relevo de candidatos a la presidencia, a que "haya gente distinta", como considera la propia representante nacionalista. En su opinión, el problema hasta ahora ha radicado en el "perfil demasiado marcado" de los actuales pretendientes, inadmisible para buena parte de los vocales de ideología contraria. La búsqueda de un aspirante de consenso ha sido imposible, pese a que todos ellos han acreditado méritos suficientes para acceder al cargo.
Tapia tacha de "incomprensible" el desacuerdo en el seno del Consejo
Las votaciones del último pleno lo dejaron claro. María Victoria Cinto no obtuvo ni siquiera un voto de respaldo y el principal candidato progresista, Jaime Tapia, cayó eliminado a las primeras de cambio. La cuarta y definitiva ronda acabó con un sorprendente empate entre el progresista Manuel Díaz de Rábago, quien ni siquiera figuraba en las quinielas iniciales, y el único pretendiente conservador, Fernando Ruiz Piñeiro, quien así se mantendrá en funciones al frente del tribunal. Ninguno de ellos ha confirmado aún si volverá a presentar su candidatura o si abandonará una carrera que en principio se esperaba de corto recorrido y al final va a ser de resistencia.
En una entrevista en Onda Vasca, Uria justificó ayer que la pluralidad del Poder Judicial "es la que es" y que se trata de un nombramiento "discrecional", aunque admitió como "deseable" que la renovación del Superior se hubiera dado "a tiempo". En este sentido, apuntó que la apertura del tercer proceso de votación no tendría por qué retrasarse demasiado y, aunque apuntó que "podría resultar muy precipitado" hacerlo en un mes, sí adelantó que posiblemente se pueda realizar en dos. La designación, si es que finalmente se acuerda, tardará más en llegar.
Tapia, por el contrario, juzgó "incomprensible" el desacuerdo del Consejo que ha vuelto a dejar en vía muerta la elección del nuevo presidente. En declaraciones a ETB, el magistrado de la Audiencia de Álava, que llegó a ser favorito para ocupar el puesto apenas diez días antes de la votación, se confesó "sorprendido" por la convocatoria de un tercer proceso "cuando hay personas con capacidad suficiente" para asumir el cargo. "Dolido en las formas", Tapia aseguró desconocer si las negociaciones han estado vinculadas a las de otros tribunales superiores como los de Cataluña o Valencia, aunque dejó claro que no deberían, ya que "nada tienen nada que ver".
La polémica sobre la supuesta injerencia política en las decisiones del Consejo, reconocida por medio millar de jueces que han suscrito un manifiesto en su contra, motivó ayer también el pronunciamiento del parlamentario de UPyD, Gorka Maneiro, quien criticó "la excesiva participación política en la Administración de Justicia". A su juicio, el bloqueo que anteayer evidenció el Poder Judicial en su pleno "se produce como consecuencia de la vinculación no sólo ideológica, sino partidista de la mayoría de los jueces".
Maneiro advirtió de que "la vida pública y democrática española necesita una revitalización y que los dos principales partidos dejen de acosar a las instituciones". Un requisito indispensable, según destacó, para que los ciudadanos "recuperen su confianza".
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