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Tentaciones
Entrevista:MÚSICA

El arte del autosabotaje

Vilanova i la Geltrú, junio de 2007. Luke Haines (Walton-on-Thames, Reino Unido, 1967), el hombre que dos años más tarde afirmará que inventó el britpop, se sienta frente a una copa de tinto en el backstage del festival Faraday. Traje y sombrero panamá blanco, bigote a lo Fu Manchú dos años antes de que se ponga de moda. "No estoy mal. Mi carrera es un desastre, no tengo sello, no tengo banda; lo he intentado todo, hasta hacer tecnopop y lograr el número uno navideño (en referencia a Black Box Recorder, otra de sus bandas), y nada ha salido bien del todo. Sarah, la cantante de BBR, aún puede ser una estrella, y John Moore, mi compañero en ese grupo, se dedica al lucrativo negocio de la importación de absenta. Voy a tener que buscar otro hobby con el que ganarme la vida".

Sorbe vino, llena la copa del entrevistador y empieza a recordar su carrera. En 1993, The Auteurs editaba New wave, una absoluta obra maestra. Perdieron por un voto el Mercury Prize ante Suede. Fueron a Estados Unidos y fracasaron por la afición del cantante a reírse del acento de los lugareños. Luke se peleó con toda la banda y gran parte del resto del mundo. Su novia cada noche le sacaba de alguna pelea etílica.

Hasta un día en San Sebastián en que Luke llegó tarde y se cayó por una ventana. Se rompió las dos piernas. "Luego, para arreglar todo eso, hice un disco con Steve Albini, que era el antibritpop; grabé otro seducido por el glamour del terrorismo comunista de los setenta (bajo el nombre de Baader Meinhoff) y me uní a una banda de tecnopop cuando Radiohead eran lo más".

Su carrera es una sucesión de malas decisiones y grandes canciones. Acaso el mejor letrista de su generación, Haines es uno de esos genios indiscutibles que la historia se empecina en cuestionar. Sorbe el último trago de vino, coge su guitarra y se encamina hacia el escenario para cantar un maravilloso tema sobre asesinatos infantiles cuyo estribillo reza: "Si muero antes que mis padres", y que el artista, bromeando, afirma haber compuesto "como himno para los festivales de verano". Antes de irse… "Igual escribo un libro, ¿no?", sugiere.

Manchester, septiembre de 2009. Tim Mitchell es un escritor y periodista inglés que ha escrito libros sobre Richard Hell o Tom Verlaine. Lleva años fascinado con la música de Luke Haines desde sus primeros ejercicios de pop letrado hasta sus recientes flirteos con la electrónica. Acaba de publicar Murder park, un libro en el que mezcla ficción —inspirada en las letras de Haines— y extractos de sus entrevistas con el misántropo oficial del underground inglés. "Luke siempre está ahí atrás, agazapado, viendo las cosas suceder. Luego todo eso se convierte en grandes letras, brillantes melodías y una voz raspada. Nadie ha creado un universo como el suyo y, aunque en términos comerciales ha fracasado, creo que su carrera ha sido artística y conceptualmente un gran éxito. Su último disco, 21st century man, me da mucho placer. Me sorprende un tema como Suburban mourning, donde por primera vez, que yo recuerde, suena optimista".

Murder park, libro inquietante y extremadamente bien resuelto, aparece nueve meses después que Bad vibes: Britpop and my part in its downfall [Malas vibraciones. El britpop y mi responsabilidad en su desmorone], las memorias escritas por el propio artista y su máyor éxito en 15 años. "No he leído lo de Mitchell. Leer un libro sobre uno mismo no lo haría ni Robbie Williams", asegura Haines.

Barcelona, octubre de 2009. "¿Lo mejor de mi libro Bad vibes? Sin duda, que escribí mal el nombre de Jean-Luc Godard", bromea al teléfono Haines, semanas después de la edición de su brillante nuevo disco. 21st century man es un trabajo en el que se encuentran todas y cada una de las razones que le han convertido en un artista por el que vale la pena obsesionarse. Menos electrónico y más cercano a los primeros Auteurs, el disco es un triunfo. Ahí va ese misántropo que odiaba al mundo y escribió un tema titulado Soy el juguete de un hombre rico y se lo mandó a Kylie Minogue y, finalmente, el personaje que escribió en su última biografía promocional que se había mudado a Buenos Aires y todo el mundo se lo creyó. Lleva dos semanas desmintiéndolo. "Es una pena, porque tengo poco espacio y la mitad lo gasto corrigiendo una broma que hice en la prueba y que se me olvidó cambiar", recuerda.

Hoy, Haines vive feliz consigo mismo, pero cabreado con el mundo. Ha encontrado su lugar, se ha casado e incluso tiene un hijo. "Para todos sigo siendo aquel misántropo. Vaya chorrada. ¿Cómo voy a ser un músico maldito cuando llevo a mi niño a la guardería? Mis amigos se cuelan en los estudios y utilizo las horas que sobran a las estrellas para grabar sus discos. Eso sí, sigo siendo el tipo que jamás llevará unas All Star y nunca escribirá un blog. Los rockeros no escriben blogs".

Luke Haines actúa mañana en Castellón (Tanned Tin Festival, www.tannedtin.com) y el 27 de febrero en Barcelona (Mini Festival, www.minifestival.com).

<b>Luke Haines, el músico maldito que lleva a su niño a la guardería.</b>
Luke Haines, el músico maldito que lleva a su niño a la guardería.

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