Canales se merienda a Osasuna

En un campo congelado, abarrotado de camisetas rojas en la grada y con un rival acostumbrado a devorar al contrario en los primeros minutos, el Racing de Santander demostró que con el balón en los pies es un equipo a tener en cuenta. No sólo porque se merendó a Osasuna en media hora, sino por la afinidad que parece haber surgido entre el fútbol y Canales. Y eso que no era el mejor escenario para que un chaval de 18 años se las viera con una de las zagas más duras de la Liga. Sin embargo, el talento de la nueva perla racinguista parece no tener fin. Si ya había demostrado que no le temblaba el pulso a la hora de driblar al defensa, al portero y a quien se le cruzase por delante, esta vez enseñó que también es capaz de clavar el balón en la escuadra. Era el tercer gol visitante, y una nueva muestra de calidad de la perla cántabra. Nada pareció común en Pamplona desde el inicio del encuentro. El habitual arreón inicial, marca de la casa, no apareció y sin embargo un Racing claro de ideas supo dominar el encuentro a base de tacto, determinación y buen gusto. Y ahí, en el gusto, es donde tiene mucho que decir Canales. La clarividencia con la que juega el joven zurdo es no sólo insultante sino imparable. Con metros por delante y la testa levantada no hay hueco que pase despercibido para él. Y eso que el primero del encuentro se lo fabricó sólo Xisco aprovechándose de un rebote dentro del área que supo definir con el exterior de la bota al fondo de la portería de Roberto. No habían transcurrido más que cinco minutos y el partido ya era del Racing. Apenas un cuarto de hora mas tarde Henrique se imponía a Nekounam tras saque de esquina de Canales y hacía el segundo. Murió Osasuna en ese momento. No sólo por la odisea en la que se había convertido el encuentro, también por un inspiradísimo Coltorti, que lo paró todo. No era la noche de Osasuna y sí la del Racing, que con un inmenso Canales por bandera presenta candidatura en una competición en la que está mostrando la mejor cara del conjunto de Miguel Ángel Portugal.