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Columna
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Vaya semanita

La Junta patrocina una encuesta y le crece la oposición. Luego anuncia sendas leyes para mejorar la financiación de los ayuntamientos y se le rebelan sus alcaldes. Y finalmente entrega ordenadores portátiles en los colegios y a la Universidad de Sevilla se le ocurre impedir a los profesores expulsar del aula a los alumnos que copien. Es la típica semana en la que todo te sale al revés. Si el PSOE hubiera celebrado ayer lunes la ejecutiva regional en un pajar, José Antonio Griñán se hubiera sentado en el sitio donde estaba la aguja.

Los socialistas quizás acierten cuando dicen que tienen un problema de comunicación, y por eso la gestión del Gobierno andaluz no parece que la conozcan los ciudadanos como ellos desearían. Pero es que ahora resulta que el problema de comunicación también lo tienen con sus alcaldes. Y los alcaldes con el presidente de los alcaldes. Lo curioso del asunto es que la rebelión en la Federación Andaluza de Municipios y Provincias se produjo unas horas después de que el portavoz del Ejecutivo, Manuel Pérez Yruela, lanzara la clave para que el PSOE vuelva a ganar las elecciones en Andalucía: "Tenemos que esforzarnos más, Gobierno y partido, por animar a nuestros votantes y a la sociedad en general para que continúen confiando en el proyecto socialista".

Pues al primer tapón, zurrapa. Las dos leyes estrellas de la legislatura -la de Autonomía Local y la de Participación de los Entes Locales en los Tributos de la Comunidad- han logrado lo imposible en Andalucía, poner de acuerdo al PSOE con el PP, IU y PA. Será la primera ley que llegue al Parlamento Andaluz con unanimidad de todo el ámbito político: todos están en contra. Este hecho demuestra la perspicacia del análisis político de Yruela y su reflexión sobre la necesidad de un mayor esfuerzo -el primer esfuerzo debería ser de entendimiento- entre el Gobierno y el Partido Socialista.

A los hechos me remito. En Málaga hay una falta de entendimiento total entre la ley de ordenación del territorio aprobada por la Junta y los alcaldes del PSOE de la mayoría de los municipios del interior, por eso el consejero Juan Espada está haciendo el esfuerzo de llamarlos uno a uno a su despacho para explicárselo personalmente. Los alcaldes podrían aprovechar el viaje a Sevilla para visitar luego a Luis Pizarro y que éste les explique también la Ley de Autonomía Local, ya que el cierre de filas ha resultado poco convincente.

La suerte que tienen los socialistas es que a Javier Arenas le ha pillado este lío festejando la encuesta. Lleva el hombre una semana que no se la cree. No es para menos. En un partido donde han celebrado todas las derrotas electorales como un triunfo de su líder, imagínense la que hay montada ahora con un sondeo que augura que Arenas puede ser el próximo presidente de la Junta. El otro día vino a Málaga, se le preguntó por la encuesta y reveló parte de la estructura administrativa de su gobierno y medio discurso de investidura. En tres minutos, el líder del PP anunció el traslado a la ciudad de varios organismos oficiales de la Junta, la recuperación de la desmantelada cuenca mediterránea andaluza, un tercer hospital, la solución al río Guadalmedina, el tren litoral y el saneamiento integral de la Costal del Sol. Vamos, que si un periodista le tira un poco más de la lengua nos resume sus primeros cien días de gobierno antes de haber gobernado un solo día.

Así es la vida de un político. Siempre pendientes del qué dirán. Del qué dirán las encuestas, no los ciudadanos. Son como niños, pero sin el como. Como niños con sondeo nuevo. Un día se levantan con cara de mayoría absoluta y al día siguiente se acuestan con cara de pocos votantes. Para los días malos, la virtud de un líder político es la de tener siempre al lado alguien que te diga: "Tenemos un problema de comunicación". No se imaginan lo que alivia eso.

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