La verdad de Lanzmann
Hay autores de una sola obra y hay autores ensombrecidos por su mejor obra. El francés Claude Lanzmann tiene en su haber cinco documentales y un puñado de libros, todos ellos imprescindibles para entender el siglo XX. Pero a sus 84 años, la sombra de su segundo filme, Shoah (1985), es tan sobrecogedora y aplastante, que en España se ha prestado muy poca atención al resto. La Casa Sefarad y el Círculo de Bellas Artes han traído esta semana a Lanzmann a Madrid, tanto física como artísticamente: sus cinco películas se proyectan estos días en Círculo (calle del Marqués de Casa Riera, 2) en diferentes horarios. Más aún, Shoah, por su mastodóntico metraje (566 minutos y ninguno prescindible) se proyecta tanto dividida en dos como en una sesión única (domingo 31, a las 16.00). Lo mismo ocurre con su tercer documental, Tsahal, de 1994, 316 minutos en los que entrevista a miembros del Ejército israelí. Sin embargo, Shoah sigue ahí, imperturbable al tiempo, como testimonio del Holocausto. Un visionado contribuye a ridiculizar nuestro concepto del horror. Un total de 10 años de investigación depurados en un filme que antepone la voz de los supervivientes -Lanzmann prefiere llamarlos resucitados-. Silencio y palabras en pos de la verdad.