El armario más grande de España
El bailarín de Ordes Juanjo Liñares donó a su pueblo mil trajes típicos de todo el mundo
El bailarín Juanjo Linares, que en realidad se apellidaba Liñares (para triunfar en España y en el mundo parece ser que el gallego no valía), tuvo que mudarse tres veces de casa en Madrid por su desmedida afición al coleccionismo. Compraba pendientes, peinetas, abanicos, muebles, crucifijos raros por todo el mundo. Pero sobre todo trajes. Ropa de baile, atuendos típicos de aquí y de todo el planeta, prendas de artistas consagrados, vestimentas que habían abrigado a personajes históricos. Viajaba y compraba, juntaba y juntaba, y cuando veía que ya no le quedaba espacio vital, cambiaba de domicilio. Así que un día, cuando había reunido más de mil conjuntos, Liñares decidió entregárselos todos a Ordes, el pueblo en el que había nacido. Y el Ayuntamiento, con todo este material caído del cielo, acordó hacer un museo. Para dar cobijo a tal cantidad de tela, el gobierno rehabilitó el viejo ambulatorio en el campo da feira. Pero cuando ya no quedaba nada para la inauguración, el bailarín folclórico (Ordes, 6 de septiembre de 1933-Madrid, 15 de noviembre de 2009) sufrió un infarto que se complicó en el hospital y lo terminó matando en pocos días.
Hay prendas de la heroína del 2 de mayo y del ama de cría de los Medinaceli
Reconocía que su afición era ya un "vicio" que acabó con su espacio vital
Liñares, aquel que la crítica había proclamado en su debú "bailarín de los pies alados, como Aquiles", tenía los talones mucho más recios que éste y de hecho seguía dando clases magistrales por toda España, pero ya en 1970, en pleno auge de su carrera danzante, una tuberculosis le obligó a guardar cama y luego ya no tuvo ganas de volver a los escenarios. Prefirió dedicarse a la docencia y la dirección artística, a fundar compañías de baile por el territorio estatal adelante y a investigar las raíces del folclore. Se convirtió en la máxima autoridad del baile tradicional en España y recibió la medalla de las Bellas Artes. Cuando se murió, preparaba un trabajo con la bailarina Aída Gómez.
Defendía que en las coreografías de cada zona, en los pasos de baile, se podía leer la historia con sus más importantes acontecimientos. También decía que las danzas dependían del clima, porque el traje típico en cada lugar condicionaba los movimientos. Escribió muchos libros, entre ellos uno para Galaxia, O baile en Galicia, y recuperó los bailes gallegos de velatorio y la carballada lucense, pero vivía en Lavapiés, y compartió tablas con lo más granado de la españolía.
El Ayuntamiento de Ordes sabe que posee la mayor colección de trajes de todo el Estado, pero todavía no la ha catalogado ni le ha puesto precio. La última tasación de varios de los modelos, del año 78, valoraba alguna de estas prendas en nueve millones de pesetas (54.000 euros). En el museo, la mayoría todavía sin desempaquetar, hay trajes típicos de todo el mundo, quimonos de la corte imperial japonesa, las ropas de Manuela Malasaña (la heroína del 2 de mayo) o del ama de cría de los duques de Medinaceli, un sari de Anita Delgado (bailarina malagueña que se casó en 1908 con el marajá de Kapurtala) y otros muchos delirios. El edificio tiene dos plantas, y en la segunda hay una apartado dedicado a la ropa de los artistas famosos que admiraba Liñares. De la Argentinita, de Antonio Gades, Marifé de Triana, de la Jurado... Este gallego emigrado y metido en mil danzas (también la muiñeira de Ordes, que él mismo revivió) llegó a calificar su afición de "vicio", una adicción que crecía en volumen, llenaba percheros y lo "echaba de casa".
Para dirigir el Museo do Traxe Juan José Linares, el artista escogió a Manuel Viqueira, presidente de Sementes da Arte, el grupo folclórico que fundó Liñares en Ordes (igual que en toda España fue sembrando Semillas del Arte). Y para cuidar sus trajes, limpiarlos, restaurarlos y plancharlos, recomendó al Ayuntamiento llamar a Carmiña. Carmiña Negreira, de 58 años, también cantó y bailó, pero lleva media vida confeccionando trajes tradicionales gallegos en Ordes. Cuando se murió el famoso bailarín, Carmiña no pudo ir a trabajar "en cuatro días", pero cuando se repuso consiguió preparar a tiempo cerca de 300 trajes. Y éstos son los que se exhibirán hoy en la inauguración, a las once y media, del edificio. Luego, explica Viqueira, el museo no abrirá al público hasta el 1 de febrero, y el Ayuntamiento aún no ha decidido cuánto costará la entrada.
A Carmiña, uno de los trajes que más le gustan es uno de torero del siglo XVII "que tiene una montera igual que el sombrero de Napoleón". De esa época también se muestra un traje gallego de Ordes, y hay otros del XVIII y del XIX. Ahora, el director busca entre el material donado posibles cuadernos en los que el bailarín fuese anotando la historia de las prendas: "Él sabía quién había vestido cada traje, pero no le dio tiempo a contárnoslo".
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