Acto de fe en el Calderón
El Atlético regala entradas a los abonados para fomentar la remontada ante el Recre
Acostumbrado a la fatalidad, a una bofetada detrás de otra, sin nada que perder y muchísimo que ganar, el Atlético se agarra a la remontada ante el Recreativo (22.00, La Sexta) con una confianza ciega que raya en el fanatismo. "Todos conocéis el refrán de año de nieves, año de bienes, que espero que se haga realidad... No es la primera vez que el Atlético mete cuatro goles. La alineación será de gala", alimenta la fe el presidente rojiblanco, Enrique Cerezo. Aunque el tiempo no acompañe y se prevean temperaturas gélidas, los gestores del club regalarán una entrada para un acompañante a aquellos fieles con el Abono Total para llenar el Calderón en "el encuentro más importante de la temporada".
La perspectiva de la cita en los despachos es muy distinta a la de Quique Flores, que no cree que la Copa "sea una competición para salvar la temporada". "Hasta hace nada, los rivales nos han visto débiles y enfermitos y nos han querido meter mano con facilidad", trató de contener la euforia el técnico, que tiene claro que para lograr la proeza la actitud de los futbolistas será fundamental. "Es la única forma. Es como el león y la gacela en la selva. Tienen que correr por narices. El uno para conseguir su alimento y la otra para no ser comida. En el fútbol hay que correr también por narices para que las cosas salgan bien", comparó. "No nos puede faltar intensidad", le secundó Asenjo.
Sabedor de las pájaras del equipo en los primeros minutos, Quique insistió, a falta de otros argumentos, en "salir a reventar el partido". "Hay que ser constantes e inteligentes, no pensar en el tercer gol antes del primero y en el cuarto antes del segundo, pero sobre todo no cometer errores atrás", añadió más frío. "Hay que recapacitar, mirarnos a la cara y proponer soluciones", dijo Domínguez.
Maxi, al Liverpool
Quique podrá contar con la plana mayor de la plantilla por primera vez en un mes. Recuperado Agüero y reconciliado Forlán con el gol, el que faltó ayer fue Maxi. Descartado por Abel Resino y Quique y con pocos apoyos en el vestuario, donde le veían como un extraño desde que la directiva le premió con la capitanía, el argentino, con una ficha anual de 2,6 millones, firmó por tres temporadas y media con el Liverpool. El razonamiento de su nuevo preparador, Rafa Benítez, acentuó las dudas en vez de disiparlas: "Sé que Maxi no estaba jugando bien, pero querrá impresionar para el Mundial".
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