El Alcorcón se va entre olés

La gran sensación de la Copa del Rey, el equipo que ha sabido sacar lo mejor de esta competición, elevando la sorpresa a la categoría de arte, se despidió ayer del torneo tras ejecutar una excelente actuación. El Alcorcón, en la Copa, ya es historia. Y en la historia queda su gesta. Pero dijo adiós el equipo a lo grande, entre la admiración general, agarrado al toque, al buen gusto, lo que, sin embargo, no le sirvió para eliminar al Racing, a otro primera, que sobrevivió tras pasarlas canutas.

Sin nada que perder que no hubiera perdido la semana pasada en casa, con aquel 2-3 que le hizo bajarse del trono al que le llevó su monumental triunfo ante el Madrid, el Alcorcón se presentó en Santander con la tranquilidad que le daba su imborrable éxito, galáctico como fue. Así que su entrada en escena fue un primor. Desde el primer instante se lanzó a la yugular del Racing y, si no le desangró, fue porque el árbitro, mal auxiliado desde la banda, anuló injustamente un gol a Cascón, cuya posición al rematar era tan correcta como incorrecta la decisión del juez. Poco más de 10 minutos se llevaban y el Racing se vio temblando, un Racing repleto de actores secundarios, con sólo dos jugadores (Henrique y Colsa) con aspecto de titulares. El Alcorcón, en cambio, salió con todo, con las mejores galas de las que puede presumir un segunda B. Acorraló al Racing, aunque la mayoría de sus ataques morían en la orilla. Empujado por Colsa, el Racing logró sacudirse el sorprendente dominio del Alcorcón, dueño absoluto como era éste del balón. Pero los de Portugal no fueron capaces de crear una sola ocasión de peligro, lo que provocó la inquina de la grada, multiplicada con aquella acción en la que Cascón, tras una magnífica penetración de Vara, no supo rematar a gol a un metro de la portería.

El verdugo del Madrid parecía el único 'primera' que ayer pisaba el Sardinero

Con calma, tocando y tocando hasta encontrar el hueco, así se manejó el equipo del sur de Madrid, que logró minimizar a su rival. Tuvo el gol Nagore, pero su disparo lo sacó el portero. Clamaba la grada y Portugal tomó una medida lógica, amén de populista. Dio entrada a Canales. Pero si al Alcorcón no le asustaron Kaká y compañía, tampoco iba a hacerlo el chico de moda del fútbol español. De hecho, al poco de aparecer Canales, al que saludó Gómez con una dura entrada, Béjar se coló en el área y su disparo, superado Mario Fernández, sólo lo detuvo el poste. Por entonces, parte de la grada del Sardinero coreaba con olés cada ataque del Alcorcón, que eran continuos, inmutables sus futbolistas pese a ser sabedores de que para hacer otro milagro necesitaban dos goles.

Ninguno consiguieron, y no precisamente por falta de empeño, de fútbol, incluso, asunto en el que dejaron al Racing en pañales, aunque en el tramo final Canales tuviera un par de detalles de alta escuela. Pero su actuación no dejó de ser una pequeña luz en el tenebroso juego de su equipo, de un Racing que se libró de un alcorconazo en toda regla exclusivamente por la falta de puntería del único equipo de primera que ayer pisó el Sardinero. El Alcorcón fue.