El asesino de Virma dice al juez que no quería matarla y que nunca le pegó
Antonio Urban declaró ayer ante el tribunal de la sección primera de la Audiencia de Valencia por el asesinato de Virma Gimeno, de 45 años, su ex pareja, en Cullera, el 26 de febrero de 2008. Fueron pareja durante 16 años. La mató de un disparo, que según los forenses "le perforó el corazón". A los jueces les ha dicho que no quería matarla, que nunca le pegó ni la maltrató. Pero los testigos, las amigas que conocieron a Virma desde la niñez y que fueron testigos del crimen relataron el calvario de la víctima al lado del procesado. La fiscal concluyó la sesión de ayer solicitando más pena de la inicial y elevó a 26 años la petición de prisión.
Antonio Urban dijo ayer que aquel día estaba "mareado" y que creyó que "no le había dado a nadie". Afirmó ante la sala que su relación con Virma era normal e ignoró el hecho de que tenía vigente una orden de alejamiento por un episodio de maltrato pocos meses antes del día de la muerte.
Los padres de Virma dieron otra versión de los hechos. La madre afirmó que su hija le había confesado, después de denunciar a su ex pareja, que "tenía miedo". Veían sus morados, sus lesiones. Y durante mucho tiempo, dijeron, las explicaba con caídas. Los abuelos admitieron que pasaron miedo por ella y por sus nietos, a los que preferían tener en casa antes de saber que él estaba cerca.
Las amigas que aquel día estaban en el bar de Cullera, reconstruyeron los hechos con precisión. Pero no sólo eso. A la sala explicaron que él la maltrató durante años y que ella estaba aterrada, que por eso en los últimos meses se hacía acompañar siempre de alguien. Una de ellas afirmó incluso que el acusado le enseñó el arma el día de antes.
Antonio Urban bebió aquel día. Pero los forenses aclararon ayer que en modo alguno su habitual consumo de alcohol pudo mermar sus facultades.
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