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Reportaje:17ª jornada de Liga

Temporal de goles

Higuaín impulsa al Madrid y Messi rinde al Tenerife con un 'triplete' en un ejercicio goleador - Silva lidera al Valencia, que ganó cómodamente en Xerez y recupera su jerarquía - Málaga y Zaragoza no reaccionan

Hay muchos tipos singulares en el fútbol español. Últimamente abundan. Ayer la jornada eligió a tres. Cronológicamente, primero a Silva, que retornaba al Valencia y se lo echó a la espalda para derrotar al Xerez y meterse en el podio de la Liga. Después le tocó el turno a Higuaín, que encarriló el difícil trance del Madrid frente al Mallorca en un suspiro, fiel a su estilo, rompedor, y a su espíritu, incansable. El tercero no quiso ser menos, y fue más. Messi en Tenerife se marcó un triplete rubricado con una vaselina final magnífica que propició los aplausos del público tinerfeñista, rendido al argentino y solicitando la presencia de su ex jugador Pedrito. Tres elementos que dejaron las cosas en su sitio. El mano a mano entre el Barcelona y el Madrid continúa con los argumentos habituales de ambos equipos y ahora el tercero en discordia es el Valencia que ha aprovechado el desplome del Sevilla para recobrar la jerarquía perdida en el campeonato. Lo había intentado el sorprendente Mallorca, pero ayer resultó en Chamartín un gato tan elegante como timorato, congelado bajo la nieve. Ahora asoma el Valencia, intratable sobre todo a domicilio, para pedir cuando menos un plato en la mesa.

El Deportivo, un equipo silencioso, se ha reubicado en lo alto de la Liga

El Barça, que empezó su partido en Tenerife superado por el Madrid en la clasificación, aguantó un par de sustos del Tenerife antes de poner la directa y dejarle el volante a Messi, que sobre todo tuvo la virtud de estar donde había que estar para que le vieran sus compañeros. Y los goles cayeron como fruta madura. En Madrid, bajo la nieve, en Tenerife al calor de la isla.

Es el nuevo triunvirato de la Liga pero el Deportivo de Lotina también aquilata su solvencia. Un equipo silencioso, ajeno al ruido mediático, se ha recolocado en los puestos de Liga de Campeones tras ganar ayer a Osasuna, que vuelve a repetir los síntomas de flaqueza que le abonaron al sufrimiento, tras su buena imagen en Pamplona frente al Madrid. Una delgadez que tampoco corrige el convulso Zaragoza derrotado por el Espanyol (tras un magnífico pase de su portero) y que sigue viviendo en el infierno del descenso, otra vez preso de su debilidad defensiva. Los cambios en el campo y en los despachos no le sacan de la crisis, consumida ya casi media Liga.

Si el campeonato, por arriba, es un mano a mano entre el Barça y el Madrid, con cambiantes actores invitados, por abajo comienza a calcar la situación con un Xerez muy hundido y un Zaragoza necesitado de reacción inmediata.

El Málaga volvió a ceder su otro empate, el octavo, esta vez ante un Athletic rácano en la primera mitad y soliviantado en la segunda, que niveló el marcador con un penalti riguroso. A tirones, el Athletic y el Getafe, que ayer perdió en Gijón, se frotan los ojos viendo que sólo cuatro puntos les separan de la Liga de Campeones. La dictadura del Barça y el Madrid genera por detrás un aluvión democrático de equipos que sueñan con casi todo, incluidas pesadillas ocasionales. Algo así como si el campeonato organizara la emoción a su antojo, de momento sin dejar a nadie tranquilo.

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