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Reportaje:

Empieza la carrera por el BCE

Baile de candidatos para sustituir a Papademos, primero, y a Trichet

Ni el calendario ni las circunstancias de la economía dejan mucho margen para actuaciones diletantes. El número dos del Banco Central Europeo (BCE), la vicepresidencia que ahora ocupa el griego Lucas Papademos, debe ser sustituido a finales del mes de mayo y eso exige un acuerdo de los países del euro, negociación que deberá orquestar la vicepresidenta económica Elena Salgado que este semestre ejerce de presidenta de turno del Ecofin.

Las conversaciones ya están relativamente avanzadas y tres son los candidatos encima de la mesa: los gobernadores de los bancos centrales de Luxemburgo, Yves Mersch, y de Portugal, Vitor Constancio, y el director ejecutivo del Banco de Bélgica, Peter Praet. Mersch aparece como el mejor colocado en las quinielas aunque el próximo jueves empezarán de forma confidencial las reuniones con cada uno de ellos ante el comité de asuntos económicos y monetarios, según avanzaba Dow Jones. El Ecofin discutirá la idoneidad y los apoyos de las candidaturas en su reunión del 19 de enero pero no anunciará su decisión oficial y definitiva hasta el 16 de febrero.

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De lo que no cabe duda es de que la elección del vicepresidente dirá mucho sobre quién puede ser el sucesor de Jean Claude Trichet al frente de la entidad, porque su mandato expira el 31 de octubre de 2011, y con esa clave, sin duda, se elegirá al candidato. Se abre, así, una carrera de 18 meses en la que se conjugan tanto los pesos políticos como la capacidad para dirigir la entidad en la salida de la mayor recesión económica del último medio siglo.

A día de hoy, dos son los nombres que maneja el mercado: el todopoderoso presidente del banco central alemán y halcón del consejo, Axel Weber, y el gobernador del Banco de Italia, Mario Draghi, presidente a su vez del Consejo de Estabilidad Financiera (CEF) creado por el G-20 en la cumbre del pasado mes de abril en Londres.

Si bien cuando se creó el BCE y se fijó su sede en Francfort se hizo, en buena medida, para evitar que un alemán pudiera dirigir la institución -pese a que el banco central es una copia del Bundesbank-, hoy esa condición no escrita está mucho más diluida. Weber es un candidato firme y el representante del ala más dura del consejo del banco. Draghi, por su parte, se ha ganado el respeto de la comunidad financiera por la calma que ha devuelto al banco italiano y su papel para abordar los problemas de regulación y supervisión financiera aflorados con la crisis.

En todo caso, no será fácil sustituir a Trichet. "Comparado con su predecesor -el holandés Wim Duisenberg-, Trichet ha demostrado gran habilidad para manejar el consejo, fijar la estrategia del banco, coordinar sus decisiones y, sobre todo, a la hora de comunicarlas", admite el economista jefe de Intermoney, José Carlos Díez.

De hecho, y al igual que Ben Bernanke este año, Jean Claude Trichet también fue nombrado en su día personaje del año. Fue el diario británico Financial Times el que consideró a finales de 2007 que la respuesta del BCE al estallido de la crisis subprime -en el mes de agosto de ese año- había sido "rápida y audaz", al acordar unilateralmente una inyección de liquidez en el sistema de 95.000 millones de euros, sin esperar a la apertura de Wall Street.

Con esa medida consiguió quitarse de encima la fama de lentitud y falta de anticipación que acompañaba la gestión de la entidad, cuya presidencia asumió en noviembre de 2003. "La Reserva Federal se dirige con telescopio y el BCE con retrovisores", era la definición medio en broma medio en serio que se oía esos días en buena parte del mundillo económico.

Duró poco. En julio de 2008, en plena recesión -como después han demostrado los números- y en medio de una crisis económica y financiera con pocos precedentes, el BCE subió los tipos de interés. Del 3,75% al 4,25%. Dos meses después acordaba una rebaja de tipos de forma coordinada con los principales bancos centrales de todo el mundo. Bien es cierto que por aquellos meses, el dólar rozaba su mínimo histórico frente al euro de 1,6 unidades y que el petróleo superaba los 145 dólares por barril. Pero la decisión escondía otro problema. "Desde finales de 2007 y hasta la caída de Lehman equivocan todas sus decisiones. Están preocupados por la amenaza inflacionista y endurecen el acceso a la financiación de los bancos. No alcanzan a entender la gravedad de la crisis", asegura Díez.

Hans Martens, director del Centro de Política Europea, un think tank de Bruselas, destaca como una de las principales virtudes de Trichet su capacidad para eludir las presiones políticas y asegura que "hoy el BCE tiene mejores prácticas de banco central que la Reserva Federal".

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