Una goleada para pedir perdón
El Atlético responde al ridículo copero con una victoria contundente en Valladolid
El Atlético respondió a una semana tumultuosa y el ridículo copero en Huelva con un trabajo limpio, con una victoria contundente, sin las purgas anunciadas, con Forlán titular y con, por fin, un jefe en el equipo, Raúl García, que ayer parecía tener un imán en una bota para cortar cualquier balón que se acercase al área de Asenjo, y un guante en la otra para repartir fútbol y asistencias largas y precisas que lanzaron a los suyos. Tuvo enfrente un rival facilón y extraviado, que apenas hizo daño, pero el equipo de Quique Flores lo despachó con un ejercicio de concentración y eficacia que desmontó al Valladolid sin casi ninguna oposición. El Atlético tenía la necesidad de ganar y de borrar de la memoria la imagen del partido de Huelva, pero extrañamente la ansiedad no apareció cuando todo invitaba a ello y lejos de atropellarse, con el guión perfectamente aprendido, ordenó ideas y se organizó la tarea.
VALLADOLID 0 - ATLÉTICO 4
Valladolid: Villar; Pedro León, Luis Prieto, Nivaldo, Marcos; Nauzet (Marquitos, m. 32), Borja (Héctor Font, m. 71), Pele, Canobbio; Bueno y Diego Costa. No utilizados: Fabricio, Barragán, Medunjanin, Baraja, y Sesma.
Atlético: Asenjo; Valera, Perea, Domínguez, Antonio López; Assunçao, Raúl García (Camacho, m. 84); Reyes (Cléber, m. 91), Jurado, Simao; y Forlán (Agüero, m. 71). No utilizados: De Gea, Pernía, Juanito e Ibrahim.
Goles: 0-1. M. 15. Disparo cruzado de Jurado. 0-2. M. 31. Forlán a pase de Raúl García. 0-3. M. 58. Reyes con un zurdazo. 0-4. M. 90. Disparo raso de Agüero.
Árbitro: Iturralde González. Amonestó a Pedro López, Canobbio, Perea, Nivaldo, Marquitos y Pele.
16.200 espectadores en Zorrilla.
El primer trabajo consistió en ganar la batalla del mediocampo, un reto que al equipo de Mendilibar le gusta porque sin presionar al rival no sabe jugar. Raúl García y Assunçao aceptaron y pelearon por cada centimetro del césped, pero esta vez no estuvieron solos. El Atlético enterró las ganas del Valladolid con un juego colectivo tan inusual como efectivo, con solidaridad entre líneas, esto es, la biblia de Quique.
Con el centro del campo ganado, la defensa firme, afianzada y solvente, quedaba la tarea de arrimarse al gol y el camino, en este caso, también lo señaló Raúl García, que fue el primero en enterarse de que el Valladolid tenía la defensa adelantadísima, que los interiores ayudaban poco a los laterales y que los centrales no estaban especialmente rápidos. El primer balonazo del medio centro navarro le llegó a Reyes en su banda, lo amortiguó y aguardó a la llegada de algún socio, Jurado fue el primero en alcanzar el área, para dejarle un pase que solo había que empujar. El Atlético había superado la primera prueba con nota.
El Valladolid se fue a la lona con el gol. Lo poco que había intentado había funcionado mal y se encontraba con un gol que remontar y con un rival confiado y más afinado. Mendilibar movió puestos y posiciones, Canobbio de la izquierda al enganche, Alberto Bueno de una banda a la otra, pero no había nadie que le disputase la jerarquía a Raúl García. El poco optimismo que le quedaba al Valladolid se fue a la basura con el segundo gol del Atlético, en otro pase largo de Raúl García para Forlán, que si no está muy veloz sigue teniendo el oficio suficiente para desplazar con el cuerpo a un tanque como Nivaldo y cerrar el choque con un disparo cruzado.
En solo media hora el equipo de Quique había asegurado tres puntos para su remontada en la tabla pero sobre todo había olvidado todo lo ocurrido durante la semana. Y la hora de fútbol que restaba le sirvió para que Reyes marcase el primer gol en partido oficial desde que lo hiciera con el Madrid de Capello, para que Agüero reapareciese y marcase después de su lesión, para ejercitar la concentración y la intensidad, reiniciarse y reinventarse una vez más.
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