Pere Anguera, historiador entre carlistas y catalanistas
Con una amplísima bibliografía, fue un gran experto en el siglo XIX
Tras acabar la lectura del currículo, el presidente del tribunal de la cátedra se dirigió al aspirante y bramó: "¡Usted ya lo ha escrito todo; es imposible que a su edad se pueda hacer más!". Era el año 1992 y el interfecto, el historiador catalán Pere Anguera Nolla, que con menos de 40 años ya contaba con una bibliografía apabullante a sus espaldas y la aureola de ser uno de los grandes expertos en el siglo XIX catalán, el carlismo en Cataluña y los orígenes del catalanismo político. Una trayectoria truncada ayer, 4 de enero, cuando falleció a los 56 años en su querida y por él mismo estudiada ciudad natal, Reus, por un cáncer.
A un ritmo casi cartesiano (solo o con otros autores) de tres libros al año, el hasta ahora catedrático de Historia Contemporánea de la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona volcaba en ellos sus largas horas de estudio en los archivos, donde hallaba siempre "aportaciones muy novedosas y bien leídas", como recordaba ayer con doloroso orgullo su amigo y colega Borja de Riquer. El resto lo sacaba de su excepcional extensa biblioteca, con revistas, diarios o volúmenes del siglo XIX, de sus frecuentes excursiones a las librerías de viejo. De ello estaba tácitamente orgulloso, al provenir de familia muy menestral reusense, donde nació el 18 de noviembre de 1953.
Su interés por la historia de su ciudad y sus inquietudes por el catalanismo político le llevaron en 1971 a estudiar Historia en la Universidad de Barcelona, a la vez que militaba en el Partit Socialista d'Alliberament Nacional (PSAN). Sus amigos bromeaban sobre la coincidencia de estas siglas con las de su nombre. Mientras militaba en el PSAN -luego, en la Assemblea de Catalunya, y fue encarcelado en 1981 por catalanista- trabó amistad con Josep Lluís Carod Rovira. "Siempre combinó el rigor científico con una visión nacional de la historia; era un intelectual riguroso, un patriota de piedra picada y un amigo de los tiempos difíciles", resumía ayer el político.
En la Universidad investigó los orígenes del catalanismo político, sobre todo, el siglo XIX y el carlismo como movimiento anticentralista. "Los carlistas no hacían tufillo de catalanismo", aseguró al publicar en 1995 su primer libro, Déu, Rei i Fam. El primer carlisme a Catalunya: "Es falso que fueran los precursores del catalanismo; cuando el carlismo da síntomas de catalanismo es cuando éste ya ha triunfado".
En sus publicaciones sobre la historiografía local intentó contrarrestar la visión excesivamente barcelonesa de muchos enfoques, con títulos como La burgesía reformista. Reus en els fets de 1868 (1980), Menjacapellans, conservadors i revolucionaris (1991), Historia gráfica del Reus contemporáneo (1803-1979), y como coordinador del III Congreso Internacional de Historia Local de Cataluña de 1995.
En su afán de desfacer entuertos, en 1997 publicó El català al segle XIX, donde expuso una tesis no asimilada por muchos de sus compañeros: "El catalanismo es un movimiento popular de raíces izquierdistas", el entorno liberal y republicano fue el que reivindicó la lengua catalana y no los sectores conservadores del catalanismo. La polémica ya no le abandonó.
Tanta labor sólo le daba tiempo para un poco de excursionismo y, sobre todo, como persona afable y amiga de sus amigos, a la organización de pantagruélicas calçotades en Reus con media nómina de la historiografía catalana (Fontana, Benet, Termes...). Los últimos años los dedicó al estudio de la simbología del catalanismo: el 11 de septiembre, la senyera, la figura de sant Jordi y el canto de Els segadors...
De 2000 a 2007 fue presidente del mítico (fundado por republicanos federalistas en el XIX, con 200.000 libros y carnets que pasan de padres a hijos) Centro de Lectura de Reus, ciudad que le otorgó la medalla de oro y piensa ponerle su nombre a la nueva biblioteca. Anguera defendió ahí mismo, no hace mucho, el derecho a expresarse de un político del PP ante el boicoteo de los asistentes. Según un dicho popular, una de las cosas más inteligentes que se puede ser en Cataluña es ser presidente de ese Cercle. El pueblo es sabio.
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