"Hace 20 años que soy viejo verde"
Pregunta. Estrena Luna caliente, y pretende "volver un poco más inteligente al público". ¿Usted qué está, en el Olimpo?
Respuesta. No, pero en todas las películas procuro que el público salga con algo más que la bolsa de palomitas vacía.
P. ¿Nos encuentra francamente deficientes?
R. A usted, no. Pero, como decían ya en el siglo XIX, la estupidez es lo más frecuente de todo.
P. Habla de personalidades antagónicas. ¿En usted, cuál es la contraria a la que se ve?
R. Yo soy posiblemente todas las cosas que dice Dostoiewsky que se es. Según parece, somos cinco o seis. Yo soy un místico, un realista, un avaro, un ser generoso...
P. ¿No cundirá el pánico si la gente sabe que en vez de un Vicente Aranda hay cinco o seis?
R. Lo malo es que les tengo que decir que no sólo pasa con Vicente Aranda, sino con todo el mundo.
P. Concede que se pueden perdonar las películas mal hechas. ¿Autojustificándose?
R. No, no, no, en absoluto. Yo el cine lo hago bien.
P. Pues le patearon esta Luna caliente en la Seminci.
R. Sí, porque tiene dos temas conflictivos: el más polémico, que a la izquierda le cuesta reconocer que estaba a favor de ETA cuando el Juicio de Burgos; el otro, que, haciendo caso a Freud, admito que una mujer pueda decir que una violación le ha gustado.
P. "Si me pagaran los productores, tendría mejor carácter".
R. Es que todo reside ahí. Los productores piensan que, como disfruto haciendo cine, por qué coño me tienen que pagar.
P. Entre críticos y productores, ¿con cuáles se lleva peor?
R. Con los críticos.
P. ¿Sería capaz de filmar una película en la que todos se quedaran vestidos?
R. Pues sí, y ya la he hecho. Pero sucede que el sexo es lo que yo tengo en común con el resto de la gente. Pocas cosas más hay.
P. ¿Si hiciera una sobre el Estatut la protagonista llevaría encima algo más que la barretina?
R. Ni se me ocurre hacer una película sobre el Estatut. Ni se me ocurre.
P. ¿Cómo se trabaja su bien ganada fama de viejo verde?
R. Aceptándola. Fue una traducción malévola de un crítico en Berlín, con Amantes, donde me llamaron hombre de fantasías, y él lo tradujo por viejo verde. Así que hace veinte años que soy viejo verde, figúrese.
P. ¿De pequeño jugaba con muñecas hinchables?
R. No, en absoluto. Yo hacía hoyos en cualquier sitio donde hubiese tierra.
P. Pues si le pilla su Freud...
R. No sé qué significará. Yo buscaba el silencio, la tranquilidad.
P. El protagonista de Luna caliente es violador, asesino y fumador. ¿Qué le parece peor?
R. Pues asesino. Violador lo puedo perdonar. Y fumador, yo no fumo, pero lo consiento.
P. ¿He oído bien? ¿Puede perdonar a los violadores?
R. Pues sí. Puedo perdonar a los violadores, porque puedo llegar a comprenderlos.
P. Qué peligro. Si es un poco más machista, se sale del cuadro.
R. Me lo han dicho más veces. Pero no lo he pensado. Ha sido sin pensar.
P. Cada vez baja más la edad de sus actrices. Thaïs Blume tiene 25 añitos. ¿Qué le pasa?
R. [ríe] Pues eso, que soy viejo verde.
P. ¿Qué filme de la historia del cine le hubiera gustado firmar?
R. Una película muda que a mi me encanta: El último hombre, de Murnau.
P. Manuel de Oliveira estrena con 101 años. ¿Pretende emularle?
R. Yo no intento alcanzar esas cotas. Pero estoy bien de salud y con suficiente energía. Hacer cine cada vez es más fácil para un director: consiste en estar sentado delante de un monitor y ordenar.
P. En la escala de alegría de la huerta, ¿qué nivel tendría, de cero a diez?
R. Yo soy muy generoso conmigo mismo. Me doy diez.
P. Pues hay una escuela de pensamiento que sostiene que duerme a las ovejas.
R. Pues no es mi intención.
P. ¿El médico le ha prohibido reírse o se lo impide su religión?
R. No tengo religión. Y el médico no me ha prohibido reírme. Simplemente es que no me gusta... Me sonrío con mucha frecuencia. Me río menos.
P. Creo que va a emprenderla con Amarilis, de Lope. Sigue con las botas puestas.
R. Yo tengo un fetiche que son los guiones. Si escribo un guión, sé que se hará una película. Y en este momento creo que tengo cuatro o cinco guiones escritos.
P. Otras cinco películas suyas. Para llamar al Samur, vamos.
R. Si puedo, no lo sé. Si me fallan las piernas o la cabeza, tendré que renunciar. Pero por ahora no me ha fallado ni lo uno ni lo otro.
Perfil
Tiene 83 años y dos hijas, ve dos o tres películas diarias y dice que le gusta sobre todo trabajar, aunque también disfruta comiendo, y le divierte mucho la amistad, que "cultiva, cuida y respeta". Reconoce que es "un poco" cascarrabias, algo que "da la edad". No se considera un obseso sexual, aunque "el sexo me interesa; eso por descontado". Opina que sus películas "son como el vino: mejoran con los años".
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