_
_
_
_
Reportaje:

El creador de Virgin vive en Moaña

El inglés Philip R. Newell fue confundador de la compañía con Richard Branson y director de grabación de discos de Mike Oldfield y The Who

Sentado en Moaña ante la mesa de mezclas, con esa mirada pícara y botas de rockero, nadie diría que Philip R. Newell lo ha sido casi todo en las grabaciones musicales de la Inglaterra de finales de los setenta y principios de los ochenta. Empezó pronto -"con 16 años dirigí la mesa del sonido en un concierto de Otis Redding"- y ya no paró: técnico de mantenimiento en los estudios de la editora Pay; director técnico de los estudios de Virgin, cofundados por él y Richard Branson; director de grabación de discos para Mike Oldfield, The Who o Von Barajan... Newell vive hoy una anónima existencia en la montaña de Moaña (Pontevedra), lugar en el que, desde hace años, buscó, y encontró, refugio, y desde el que sale a viajar por el mundo construyendo estudios de grabación y sonido, "los mejores posibles".

A los 16 años dirigió la mesa de sonido de un concierto de Otis Redding
"En otros países a los músicos se les cuida. Aquí me veían como un mendigo"

A sus 60 años, Newell dice tener aún en mente a un curioso personaje que conoció hace ya más de 30 años en Varsovia, en la orquesta de Duke Ellington. "De repente escuché un solo de trompeta y las piernas se me doblaron por la emoción. Cuando me dijeron que aquel trompetista tenía 77 años y que llevaba 50 tocando en la orquesta, algo cambió en mí. Yo, que siempre había tenido mucho miedo a envejecer, me di cuenta de que también yo podría sentir así a esa edad". Hoy, cuando escucha una pieza musical grabada en un estudio hecho por él, Philip utiliza esa emoción para valorar su trabajo: "Si no me estremezco, sé que he hecho algo mal".

Philip no recuerda cuándo la música entró en su vida, aunque sí cuándo un sonido le emocionó por primera vez. Lo tiene muy presente, tanto como para que un ligero temblor asome a su voz al recordarlo. "Con 5 años, caminando por el campo, encontré un arroyo del que venía un sonido muy tranquilizante. Me tumbé allí Y pasé un buen rato sin moverme, escuchando. Creo que me habría quedado allí para siempre".

La biografía de este inglés está llena de capítulos curiosos. Fue piloto de hidroaviones en el Caribe. "Acostumbrado a la libertad, algo anárquica, del mundo de la música, aprendí mucho de la disciplina impuesta por las restricciones propias de la aviación. Además, descubrí cómo utilizar las corrientes de aire y, con el mínimo ruido posible, diseñar sistemas para ventilación en los estudios que construyo".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Curioso por naturaleza, a Philip siempre le ha gustado destripar aparatos para ver lo que hay dentro. "De pequeño, buscando lámparas y válvulas para construir amplificadores, iba a los vertederos a rescatar aparatos de radio y televisión". Hoy, los frutos de aquella curiosidad, sumados a sus conocimientos de música -"con 7 años aprendí a tocar el piano y, luego, tuve cinco años de formación en música clásica"- permiten a Newell saber cuándo un trabajo suyo está acabado o es mejorable.

Buscando nuevos horizontes por descubrir y encargos en los que trabajar, Philip aterrizó en Galicia por vez primera, en el año 1984 y no le fue difícil encontrar trabajo porque "aquí había pocos que pudieran diseñar y construir un estudio de sonido". Luego, poco a poco, se fue sorprendiendo de cosas que le hicieron enraizar en el territorio que había descubierto. "Yo tengo un 25% de sangre irlandesa y, desde un primer momento, noté que me sentía aquí como en casa. Incluso, al principio, cuando escuchaba música gallega por la calle, me preguntaba por qué aquí gustaba tanto la música irlandesa. ¡Y es que se parecen tanto...!".

En Galicia también encontró cosas que no le gustaron y que siguen sin gustarle. Especialmente el poco respeto que, según él, se tiene en España por los músicos. "En cualquier otro país, a los músicos se les cuida, se les admira. Aquí, cuando decía que trabajaba en el mundo de la música, la gente pensaba, casi, que era un mendigo. Hasta que no hice el estudio de música para la Escuela de Telecomunicaciones de la Universidad de Vigo no se empezó a valorar mi trabajo. Pensaron: 'Si es capaz de haber hecho esto, es que no es tan inútil'. Eso me cabreaba, y me cabrea, mucho"-.

Hoy, cuando Philip regresa a su casa de Moaña, después de haber estado trabajando en algún lugar del mundo -"incluida Inglaterra"- siempre siente que vuelve a casa. "A estas alturas, creo que ya soy un gallego más", concluye el cofundador de los estudios Virgin.

Philip R. Newell, ante una de sus mesas de mezclas.
Philip R. Newell, ante una de sus mesas de mezclas.PEPE VARELA

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_