El año perfecto
Las lágrimas de Guardiola pusieron punto final al pleno de un Barça que dominó 2009 de punta a punta
Aunque los ejercicios futbolísticos se miden por temporadas, el Barça ha sido un equipo ganador de punta a punta de 2009, en la cancha y en el marcador, independientemente del partido y del torneo, siempre regular, vencedor en las cinco finales disputadas y también en la competición por excelencia, la Liga. Ningún club había sido capaz de encadenar seis títulos como el barcelonista. A partir del 2 de mayo, día en que conquistó el Bernabéu con un estridente 2-6 al Madrid, hasta el 19 de diciembre en Abu Dabi, cuando se adjudicó el Mundial de Clubes por vez primera, el monólogo futbolístico azulgrana ha sido irreprochable.
A nadie se le ha olvidado el gol de Iniesta en Stamford Bridge, ni la galopada de Touré frente al marco de Gorka en Mestalla ni mucho menos el cabezazo en suspensión de Messi ante Van der Saar en Roma. Ni siquiera la canícula veraniega y el mercado de fichajes, presidido por el trueque Eto'o-Ibrahimovic, rompió la cadena victoriosa del Barça, campeón de la Supercopa española y de la europea y del Mundial contra Estudiantes de La Plata. A pocos les extrañó que Pep Guardiola, un personaje que compatibiliza a partes iguales la inteligencia racional con la emocional, rompiera a llorar después de cerrar una página tan inédita y gloriosa.
Jugó el Barça con una tensión extraordinaria, víctima de su excelencia, apremiado por una grandilocuencia tan desproporcionada que las victorias se daban por descontadas. Acertó el entrenador en el control de los egos y, escarmentado por el efímero reinado de Ronaldinho, entronizó a Messi como figura que tiene sentido en el contexto de un equipo del calibre del azulgrana. Y priorizó a la cantera como fórmula del éxito. Ya pasó con el equipo de les cinc copes y con el dream team. No es casualidad que el único futbolista que ha disputado las seis finales haya sido el capitán, Puyol.
Imposible superar tanta perfección, de manera que nada mejor que las lágrimas del creador para cerrar una historia y comenzar un nuevo capítulo. Más que en repetir un año perfecto, ahora se trata de mantener el dominio ante el acoso de adversarios como el Madrid. Fue el Madrid el que acabó con la última etapa hegemónica del Barça (1990-1994) de la misma manera que el Barça terminó con la última jerarquía blanca (1985-1990). Ninguno de los dos grandes ha ganado tres Ligas consecutivas desde entonces. Tampoco ningún europeo ha sido dos veces consecutivas campeón de Europa desde que el Milan ganara las ediciones de 1989 y 1990. Los azulgrana, por lo demás, no ganaban la Copa desde 1998 y el último éxito del Madrid ocurrió en 1993. Así que hoy comienza una nuevo capítulo en el que el rival del Barça ya no es el propio Barça como hasta ahora, sino que se impone un nuevo marco y unos nuevos límites.
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