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Tentaciones
Entrevista:EN PORTADA

Fornicando con la basura

Imágenes de textura infecta, borrosa e inquietante invaden la pantalla como una metástasis. De vez en cuando, la imagen se astilla y, en un extremo de la pantalla, aparece el rótulo que alerta sobre el ajuste del traking. En la sala empiezan las primeras deserciones. Quienes se quedan se sumergen en una experiencia única: esto no es, definitivamente, una película, sino otra cosa. El documento perdido que recoge los obsesivos rituales de una subcultura inexistente: un grupo de ancianos deambula por los aledaños de una zona residencial, destrozando el mobiliario urbano, fornicando con contenedores de basura, interactuando con algunos lugareños de perfiles no demasiado tranquilizadores... El Festival Internacional de Cine de Gijón, 47 FICXixón, está llegando a su recta final y parece haber encontrado su climático golpe de efecto en esta extrañísima sesión: lo que vomita el proyector es Trash humpers (que podría traducirse como Fornicadores de basura), la última carga explosiva de Harmony Korine (Bolinas, California, 1973), el niño prodigio que se dio a conocer de la mano de su precoz guión para Kids (1995), de Larry Clark. Dicen que ha abandonado el lado salvaje, pero su arte sigue siendo silvestre, provocador y certeramente agresivo.

"Soñaba con rodar una cinta en la que me agredieran brutalmente varios grupos demográficos. Quería de corazón que fuera mi película más comercial"

"Una noche estaba paseando a mi perro por los alrededores de mi casa, en Nashville (Tennessee), y me topé con unos enormes cubos de basura que habían sido lanzados al suelo", recuerda el cineasta, esclareciendo la génesis del asunto, "las farolas lanzaban una iluminación muy tenue sobre ellos y, de repente, empecé a contemplar esos cubos de una manera un poco extraña: parecían formas casi humanas, incluso excitantes. De repente, recordé que, en mi infancia, los residentes de un hogar de jubilados se escapaban por la noche y observaban a la gente a través de las ventanas de las casas. Probablemente, eran unos pervertidos. Combiné la imagen de los cubos con ese recuerdo de infancia y se me ocurrió la idea de Trash humpers, una película que esperaba que no pareciese una película, sino una especie de objeto encontrado, un documento despojado de cualquier narrativa tradicional, pero con algunos momentos escalofriantes. Imagina que encuentras una cinta en el ático de tu abuela y, cuando la reproduces, su contenido es lo que has visto en mi película. Es el tipo de material que uno lanzaría al arroyo, esperando que nadie lo encontrara".

Si algo queda claro tras ver Trash humpers, una cinta que difícilmente encontrará distribución en España, es que las estrategias de seducción del cine de Korine tienen bastante que ver con la concienzuda gestión de lo repulsivo. Y para obtener el efecto, la forma es un componente esencial: "Quería darle un aire de producto analógico y residual. Con mi primera cámara de vídeo grababa una y otra vez encima de las mismas cintas, y las imágenes se iban degradando. Ahora se habla mucho de la perfección en la calidad de la imagen y del realismo que se puede conseguir con eso. Quise usar las peores cámaras posibles para obtener la peor calidad de imagen".

En Mister Lonely (2007), su anterior largometraje, Korine manejó un presupuesto de más de ocho millones de dólares. En él, una serie de imitadores de famosos ?Michael Jackson, Charles Chaplin, Shirley Temple, Marilyn Monroe, el Papa...? construían su propio paraíso privado, utopía de identidades parasitarias que capturaba la esencia de la insular poética de Korine en una clave algo más luminosa que Trash humpers: "Para los personajes de mis películas, la realidad nunca es suficiente. Necesitan algo más. Los protagonistas de Trash humpers logran trascender la maldad: lo que hacen es terrible, pero lo hacen de una manera hermosa. Transforman la delincuencia en una forma artística. Mi película es una oda al vandalismo".

Harmony Korine parece haber sobrevivido a sus propias tormentas: se ha casado, ha tenido una hija, ha dejado las drogas y ha aparcado algunos proyectos que le podían haber hecho ingresar prematuramente en la posteridad... con los pies por delante. "Hace años que ya no enredo con las drogas", confiesa el cineasta, "creo que son maravillosas: algunas de las experiencias más extraordinarias que he tenido en mi vida están relacionadas con su consumo. Lo que ocurre es que esos momentos de plenitud son cada vez más cortos, y no tengo el tipo de personalidad que se adapte bien a eso. Me di cuenta de que me convenía dejarlo".

En 1995, las explícitas imágenes de Kids, de Larry Clark, removieron conciencias en el Festival de Cannes y lanzaron a su guionista, el benjamín con más peligro del indie, a través de la puerta grande de la fama disfuncional: "Tenía 19 años, acababa de salir del instituto, y todo era muy extraño. Desde pequeño quería dedicarme al cine, quería invertir toda mi energía en ello. O sea, que mi fantasía se cumplió pronto. Creía que estaba preparado para recibir toda la hostilidad que generó la película, pero la verdad es que no, yo aún estaba muy tierno para hacer frente a todo eso. Fueron años en los que lo maravilloso y lo horrible se mezclaron de una manera muy loca".

Después, Gummo (1997), su debut como director, dejó claro que su talento no iba a ser demasiado receptivo a los procesos de domesticación que la industria del cine suele diseñar a medida de todo cachorro airado. La historia podía haber tenido ahí su abrupto final: su siguiente proyecto, Fight harm (Lucha contra el dolor), quedó inconcluso por una pura cuestión de supervivencia. Como detalla el propio Korine: "Me estaba volviendo loco, en cierto sentido, pero me impulsaba una intención muy pura: reinventar la comedia y el arte de la pelea. Me gustaban mucho Buster Keaton, Charles Chaplin, los hermanos Marx y toda comedia apoyada en la violencia. El proyecto consistía en salir por ahí y lograr que la gente me golpease: tenía un equipo de cámara que me seguía por diversos locales mientras provocaba a algunos clientes para que me agrediesen físicamente. Soñaba con hacer una película de 90 minutos integrada exclusivamente por escenas en las que yo recibía las brutales agresiones de diversos grupos demográficos. El martes quería luchar con una lesbiana, y el miércoles, con un griego, el jueves y el viernes con algún judío, etcétera... No me di cuenta de lo duro que iba a ser: me rompieron algunas costillas, se me fracturó la cadera, me metieron en la cárcel, fui hospitalizado... Tras nueve peleas, todo el mundo se preocupó mucho por mi supervivencia y abandoné el proyecto. Quería de corazón que fuese mi película más comercial, pero no pudo ser". Por fortuna, hubo vida, arte y ganas de seguir armándola tras las magulladuras: Julien Donkey-Boy (1999), el guión de Ken Park (2002), de Larry Clark, y una larga serie de proyectos anómalos para circuitos de arte alternativo fueron demostrando que el talento Korine tenía cuerda para rato. Eso sí: el precio de su independencia pasa por el camino del samurái. "Cuando eres joven aspiras a formar parte de un movimiento o de un colectivo, pero eso no sucedió en mi caso. Salvo contadas excepciones, no siento nada parecido a la camaradería con otros colegas de profesión. Nadie parece querer mantenerse en una posición marginal durante demasiado tiempo", concluye Korine.

www.harmony-korine.com

Harmony Korine, posando en el salón de su casa para su esposa, Rachel
Harmony Korine, posando en el salón de su casa para su esposa, RachelRACHEL KORINE
'Trash humpers" terroristas de la basura
'Trash humpers" terroristas de la basura
Jordi Costa entrevista para EP3 este jueves a Harmonine Korine. A los 19 años se convirtió en un prodigio indie por su guión para la película 'Kids'. Después de dirigir cuatro películas persiste en su cruzada contra el buen gusto. En el Festival Internacional de Gíjón presentó su última criatura: 'Trash humpers'. "Soñaba con rodar una cinta en la que me agredieran brutalmente varios grupos demográficos. Quería que de corazón fuera mi película más comercial" comenta el director. Te presentamos una de las brutales escenas de esta película.Vídeo: HARMONY KORINE

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