La magia de Shakespeare

Han pasado 17 años desde que la directora salmantina Helena Pimenta adaptase una de las obras cumbre de William Shakespeare, Sueño de una noche de verano, montaje que apenas un año después, en 1993, recibió el Premio Nacional de Teatro al considerarse uno de los acontecimientos escénicos más importantes del teatro reciente en España, por cuanto inauguró nuevos modos de abordar la obra del dramaturgo inglés.

Desde entonces la directora se ha convertido en una de las principales de la escena nacional por sus trabajos. Entre otros, los que ha hecho con las obras del dramaturgo inglés, del que es una consumada especialista. Aunque también ha montado varios textos del Siglo de Oro y de autores contemporáneos, como las Últimas cartas a Stalin, de Juan Mayorga, que la compañía vasca Ur Teatro alterna con la recuperada Sueño de una noche de verano.

El teatro Echegaray de Málaga acoge hoy y mañana (21.00 y 20.00) esta revisión del clásico cuya vuelta a la escena suscitó alguna duda en su autora: "Me resultaba un poco incómodo volver a hacer la obra. Por un lado, implicaba dar una vuelta atrás en el tiempo de muchos años, con el vértigo y el temor que supone; pero, por el otro, significaba encontrarme con una respiración que ya conocía y, por lo que he visto al consultar el material antiguo, que estaba muy viva".

La obra mantiene la impronta vital y la magia de cuando se estrenó en 1992, aunque como reconoce la directora, el paso de los años se ha hecho notar. "Ya no tenemos la inconsciencia y el atrevimiento de 1992, pero consideramos que ha pasado el tiempo suficiente para que nuevas generaciones de público tengan la oportunidad de verlo en vivo. El aquí y el ahora en el que se produce el hecho teatral garantizan una experiencia única. Creemos que merece la pena rescatar del tiempo este Sueño... y hacerlo vivir de nuevo ante y con el público", explica Pimenta.