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La patronal cierra filas con Díaz Ferrán pese a sus problemas empresariales

El líder de la CEOE puso su cargo a disposición de la ejecutiva - La cúpula de los empresarios reprueba al presidente de Cepyme

El temporal arreció con fuerza en Diego de León, 50, la sede central de los empresarios españoles, en Madrid. Ayer era día de reuniones -por la mañana, comité ejecutivo y junta directiva de la Confederación Española de Organi-zaciones Empresariales (CEOE); por la tarde, comité, junta y asamblea de Cepyme, la hermana de las empresas pequeñas y medianas- y se convirtió en clave para el futuro de ambas organizaciones. A la tromba generada por el enfrentamiento con el presidente de Cepyme, Jesús Bárcenas, se sumó la descarga del expediente abierto al presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, por Caja Madrid -de la que es consejero- por impago de un crédito de 26,5 millones de euros.

Ferrán se saltó el orden del día y consultó sobre su situación personal
El dirigente apenas ha logrado acuerdos sociales en dos años

No es el único problema relacionado al que se enfrenta Díaz Ferrán en el grupo Marsans, de su propiedad. La Seguridad Social ha reclamado una deuda de 16 millones a la aerolínea Air Comet. Y también en la misma compañía, los trabajadores reclaman el pago de sus nóminas de los últimos cinco meses.

Un terreno muy resbaladizo al que Díaz Ferrán se arriesgó a atravesar en la reunión de ayer con el objetivo claro de consolidar su mando. Se saltó el orden del día y, por sorpresa, sometió a consideración del comité ejecutivo (formado por 21 vicepresidentes y otros tantos vocales) si debía seguir en el cargo. "Quiero conocer vuestra opinión", dijo al resto del órgano de gobierno de la organización, pero nunca llegó a presentar la dimisión. Tras su parlamento, varios miembros del comité tomaron la palabra para responder que no había lugar a discutir ni siquiera el tema.

Posteriormente, seguramente alentado por el respaldo unánime de su ejecutiva, Díaz Ferrán volvió a solicitar la opinión a los miembros de la junta directiva. No hubo ninguna intervención y el asunto se saldó con una salva de aplausos de las más de 200 personas que forman dicho órgano.

Tras reafirmar su liderazgo en la patronal, Díaz Ferrán lograba que el comité ejecutivo y la gran mayoría de la junta reprobara a Jesús Bárcenas, que no acudió a la reunión. Bárcenas, el único vicepresidente de la CEOE por cargo, dejó ver sus discrepancias con Díaz Ferrán al no acudir a la cumbre empresarial del pasado 2 de diciembre, al sentirse ninguneado por no haber sido incluido entre las intervenciones. Ayer la cúpula de la patronal recordó que era el tercer plantón.

En los días previos, el órgano de gobierno de los empresarios ha preparado la estrategia para presionar a Bárcenas con el objeto de que acabe con las diferencias y, si no es así, que presente la dimisión o, en última instancia, no se presente a la reelección el próximo mes de mayo.

La cuestión salió a discusión en la asamblea de Cepyme, en la que varios miembros del comité ejecutivo de la CEOE -las dos patronales comparten representantes- encadenaron una decena de intervenciones para acorralar a Bárcenas. Entre ellos, pesos pesados, como Juan Rossell, presidente de la patronal catalana; Miguel Mirones (Cantabria); Jesús Terciado (Castilla y León), que se perfila como alternativa para sustituir a Bárcenas; Juan Lezcano (Construcción) y Javier Ferrer (Confemetal).

Le pidieron a Bárcenas que vuelva al redil y, si no, que deje el camino libre. Le recordaron a Bárcenas que siempre ha sido copartícipe y se le pidió coherencia, de forma que si tiene diferencias de criterios, las traslade. Bárcenas les pidió lealtad. La asamblea puede solicitar una reunión extraordinaria para destituir al presidente y convocar elecciones, pero en un momento en el que el diálogo social parece recobrar fuerza no es recomendable para la patronal. En los días que quedan para final de año y en enero se intensificarán los contactos con sindicatos y Gobierno.

Las cosas quedaron pendientes, aunque con la convicción de que es prácticamente imposible la reconstrucción de unas relaciones que siempre han sido tirantes desde que Díaz Ferrán sucedió a José María Cuevas en febrero de 2007. Bárcenas es un hombre cercano al malogrado ex presidente y al que fue su secretario general durante los 23 años de poder, Juan Jiménez Aguilar. Sin embargo, se ha plegado a la disciplina que le pidió Díaz Ferrán, sobre todo en las situaciones críticas en las que la gestión y la figura de éste estaba en entredicho.

La más grave fue la que acabó con la marcha de Jiménez Aguilar, que recibió una indemnización de casi dos millones tras un fuerte enfrentamiento con Díaz Ferrán. Entonces, Bárcenas se manifestó en contra de la decisión, aunque luego rectificó públicamente y se puso en el mismo carro. En una ocasión previa en que tuvo oportunidad de mostrarse contrario, también le apoyó. Fue cuando el presidente de la patronal andaluza, Santiago Herrero, le disputó la reelección entre los vicepresidentes y sólo recibió el de José María Aguirre González.

Después de esos episodios, Díaz Ferrán se volcó en pacificar la patronal y llevar el agua a su molino. Una prueba de ello es que tanto Herrero como Aguirre González tuvieron papeles estelares en la citada cumbre empresarial, cuya dirección corrió a cargo de otro de los considerados díscolos, Joan Rossell. Sin embargo, en esa cumbre destacó, además de la ausencia de Bárcenas, la de la mayoría de los grandes empresarios.

Probablemente ése es el gran reto de Díaz Ferrán. Ha tratado, por ello, de reforzar el comité asesor, que forman representantes de grandes grupos, elevándolo a más de la cincuentena y haciendo las reuniones más frecuentes. Algunas críticas internas le achacan que se ha centrado mucho en elevar las vicepresidencias y poco en conseguir acuerdos.

También recibió críticas al principio por parte de las esferas más conservadoras de entregarse al Gobierno socialista. Sin embargo, al presidente le dio un gran planchazo cuando rompió las negociaciones del diálogo social el pasado julio. Llovía sobre mojado. En marzo, la CEOE se negó a renovar por primera vez el Acuerdo de Negociación Colectiva. En el haber negociador de Díaz Ferrán en estos dos años, apenas figura la declaración de intenciones firmada con sindicatos y Gobierno para afrontar el diálogo social esta legislatura, que a la vista de los acontecimientos no ha dado frutos.

Díaz Ferrán en su despacho durante una entrevista el pasado 27 de octubre.
Díaz Ferrán en su despacho durante una entrevista el pasado 27 de octubre.GORKA LEJARCEGI

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