Dos creadores con el mismo concepto del arte
Schendel y Ferrari no se conocieron, pero su obra expresa ideas similares
Mira Schendel (Zurich, 1919-São Paulo, 1988) y León Ferrari (Buenos Aires, 1920) no se conocían (de hecho, sólo se vieron una vez en su vida) cuando a comienzos de los sesenta empezaron a manifestar una misma forma de entender el arte. Eran unos años en los que se intentaba comprender el mundo a través de la semiótica, el estructuralismo, y la filosofía del lenguaje. Con la poesía como telón de fondo, ambos artistas se volcaron en la palabra. En sus formas y significados. El Reina Sofía abre al público la exposición Alfabeto enfurecido, la primera retrospectiva que se les dedica en España a los dos máximos representantes del arte conceptual en Latinoamérica.
La exposición incluye 200 obras seleccionadas por Luis López Oramas (Caracas, 1960), conservador de Arte Latinoamericano del MoMA. Son cerámicas, dibujos, esculturas, pinturas e instalaciones procedentes de colecciones públicas y privadas de São Paulo, Buenos Aires, Londres y EE UU. Ferrari, que sigue trabajando en su estudio bonaerense, no viajó a Madrid para presentar la exposición, pero ha regalado al museo 27 obras sobre papel de la serie Heliografías.
El Reina Sofía une a dos exponentes del arte conceptual latinoamericano
La escritura abstracta fue para ambos una pared para volcar su rabia
La exposición es una profunda incursión en la obra de estos dos importantes artistas. Y también "sirve para reiniciar la construcción del tejido común que la cultura española compartió con Latinoamérica hasta la década de los sesenta", en opinión del comisario.
Organizada en orden cronológico, cada artista ocupa salas diferentes, salvo en un par de momentos en los que la obra de ambos confluye y dialoga. Luis López Oramas ha querido que el espectador pueda contemplar claramente cómo es posible que dos creadores opten por una misma forma de expresión sin conocerse. La caligrafía impresa sobre papel, escultura o cerámica muestran un mismo lenguaje sobre cualquier soporte.
Los temas tienen que ver con las durísimas vivencias personales de ambos y con un inquebrantable compromiso con los derechos humanos. Ferrari tuvo que abandonar Argentina acosado por los militares. Mira Schendel sufrió los horrores de la persecución fascista, fue obligada a cambiar de país y de idioma varias veces y tuvo una vida familiar bastante complicada. Brasil se acabó convirtiendo en su auténtico país.
La escritura abstracta fue para ambos una pared en la que volcar su rabia. A través de la exposición se recuperan las primeras grandes obras de Ferrari. Entre ellas destaca Cuadro Escrito (1964), considerada uno de los grandes ejemplos del arte conceptual internacional. Sigue el Cristo de santería crucificado durante un bombardeo norteamericano en La Civilización Occidental y Cristiana (1965) y las noticias agrupadas bajo el epígrafe Nosotros no sabíamos (1976), sobre la represión ejercida por la dictadura militar argentina. Entre sus últimas obras se encuentra su peculiar versión de El juicio final, donde las cagadas de las palomas tapan la obra de Miguel Ángel.
De Mira Schendel se exhiben sus poemarios y juegos visuales hechos a base de letras y números con máquinas de escribir. Están también sus piezas más conocidas: las Droguinhas, esculturas hechas con papel japonés arrugado y posteriormente planchado. Trenzinho (1965) es su pieza más importante.
La exposición llega a España en un momento en el que el desconocimiento del arte latinoamericano contemporáneo es cada vez más profundo. Luis López Oramas opina que lo que vende es la diferencia o la miseria en el arte latinoamericano y que por ello es muy importante que se conozca a fondo la obra de estos dos artistas en España. "Si miras las galerías madrileñas, parece que estuvieras en Chelsea. Se han obsesionado tanto con ser europeos que se han olvidado de América", afirma.
López Oramas cree urgente reconstruir los puentes que hicieron que Latinoamérica se viera como parte del mundo Occidental. "Las circunstancias políticas de muchos de nuestros países forzaron el aislamiento. Hay unos años, a comienzos de los sesenta, durante los que Madrid, Barcelona o París fueron nuestras capitales de referencia. Después es Nueva York la ciudad que desempeña ese papel", explica.
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