Fines de semana criminales
Sábados y domingos concentran el 40% de los asesinatos en la región - El porcentaje de este tipo de muertes ha crecido en los últimos años
Fin de semana. Peleas familiares. Reyertas. Y crímenes. Cuatro de cada 10 asesinatos registrados en la región en lo que va de año se han producido durante los sábados y domingos, lo que representa la cifra más alta de los últimos ocho años. El salto cuantitativo ha sido importante. En 2007 hubo 13 muertos por asesinato en fin de semana, un 23,6% del total. Pero los dos años siguientes la cifra se ha disparado: 28 fallecidos por muerte violenta en 2008 (39,4%) y 23 en lo que va de año (40,45%).
El incremento es importante. Y las razones son varias. Los especialistas en Criminología apuntan a la mayor cantidad de tiempo libre y a que la gente convive más tiempo con sus parientes durante estos días de descanso, lo que desencadena tensiones atemperadas durante el resto de la semana. También apuntan al factor oportunidad, al alcohol y a la diversión en lugares propicios para fuertes discusiones. Los sindicatos policiales creen que se debe a la menor presencia de agentes en la calle.
De los 23 casos registrados, 10 se han producido en el ámbito familiar
Muchas veces se busca demostrar la hombría frente al público que observa
Los sindicatos policiales se quejan de que hay pocos agentes por la noche
Sábado 24 de enero. El peruano Juan José Andrade, de 23 años, muere en un local de la calle de Leganitos (Centro). Era el primero de una larga serie de muertes violentas en fin de semana, de las 57 que ha habido desde el 1 de enero. La última registrada, hasta el momento, se produjo el domingo 22 de noviembre, cuando fue hallado muerto a golpes el vecino de Puente de Vallecas Francisco Javier Díaz Morales, de 41 años.
¿Qué ocurre para que haya más crímenes en sábado y domingo? Las respuestas son muy diversas, según del lugar del que provengan. Eso sí, los que mantienen silencio son la policía y la Guardia Civil, que prefieren no aportar datos ni tesis sobre este tema. La callada por respuesta.
Uno de los factores principales para los criminólogos es el de la oportunidad. El catedrático de Derecho Penal y Criminología de la UNED, Alfonso Serrano Maíllo, recuerda que para que se produzca el delito es fundamental que se den tres factores: un autor motivado, una víctima adecuada o propicia y ausencia de guardianes capaces de evitarlo. "Durante los fines de semana las personas que se conocen tienden a pasar más tiempo juntas, de modo que también es lógico que en ese espacio temporal, por puras razones de oportunidad, se concentren los homicidios entre las personas que existe una cierta relación", resume Serrano Maíllo.
Un caso de estas características se produjo el sábado 20 de junio en Fuenlabrada, cuando murió asesinada la dominicana Nairobys Alcántara, de 21 años, a manos de su pareja, el boliviano Carlos Leonel Pereira, de 24 años. La mujer había denunciado en 2007 los malos tratos que sufría desde hacía años, pero retiró la denuncia. La pareja tenía una niña de dos años.
De los 23 casos registrados desde enero, 14 corresponden a hombres, uno a un recién nacido y ocho a mujeres. En estas últimas muertes, siete han sido en el ámbito familiar o de violencia machista. La octava se debió a un ajuste de cuentas por tráfico de drogas. De las muertes sufridas por hombres, seis se han debido a peleas durante la noche, tres en el ámbito familiar o de pareja y otros tres por ajustes de cuentas. Otros dos no tienen móvil claro. Al menos, de momento.
Otro factor que influye en las muertes de fin de semana es la situación. Según Serrano Maíllo, los sábados y los domingos se produce una mayor presencia casual de personas con una tendencia relativamente alta al delito.Es decir, se dan determinadas circunstancias que pueden favorecer el delito, y más concretamente el homicidio y el asesinato. "Estas concentraciones [ocio, eventos deportivos, bares...] suponen que aumentan las oportunidades para delinquir. Se da sobre todo entre chavales y jóvenes", puntualiza el catedrático de la UNED. "También se dan situaciones en las que se busca demostrar la hombría frente a un público que observa. Esas discusiones producidas en otros contextos serían irrelevantes o incluso no se darían. Es el típico ejemplo de discusiones por mujeres", concluye Serrano Maíllo.
Un crimen con algunos de estos elementos se produjo el domingo 2 de agosto, cuando Norman Rodrigo Ceballos, de 21 años, murió tras recibir tres puñaladas en la calle de Cea Bermúdez, en Chamberí, después de mantener una discusión en un local de copas por defender a su hermana Estefanía.
¿Qué factor juegan el alcohol y las drogas en todos estos crímenes? Los expertos no se ponen de acuerdo. Y ofrecen varias teorías. Algunos criminólogos mantienen que estas sustancias sólo potencian las características agresivas de una persona, que va a resolver con violencia cualquier problema que se le plantee. Otros añaden que son un inhibidor de los controles y que la gente que los consume es capaz de hacer cosas que, en caso de que estuviera serena, jamás las llevaría a cabo.
María Mercedes, una chica dominicana de 12 años, murió el sábado 25 de julio en la calle de Pico Cejo (Puente de Vallecas), después de que el novio de una tía suya intentara, supuestamente, abusar de ella de forma sexual. La muchacha, que se resistió al ataque, recibió una puñalada en el corazón. Su asesino confeso, detenido al día siguiente en Zaragoza, volvió borracho tras una noche de juerga.
Para la abogada y profesora de Criminología Beatriz de Vicente, cada sociedad tiene el tipo de delincuencia que genera. Y en estos últimos meses ésta se ha incrementado por la crisis y el paro: "Ha habido un aumento de la tensión entre las personas, y muchas de ellas lo resuelven con violencia. La conflictividad social es consustancial al ser humano".
También el choque de culturas ha supuesto, en su opinión, que aparezca otro tipo de violencia desconocida hasta el momento en nuestra región. "El reflujo de inmigrantes, en especial los integrantes de las bandas latinas, ha hecho que el precio de la vida sea mucho más bajo, como ocurre en sus sociedades. En sus países se mata por muy poco o por nada", destaca De Vicente.
"También hay que recordar que a diario la gente vuelve agotada del trabajo y se suelen tener menos relaciones sociales y familiares. Durante los fines de semana y en vacaciones se convive durante todo el día con el otro", afirma la criminóloga, que refrenda así la tesis del profesor Serrano Maíllo.
La media de edad de las personas muertas de manera violenta en fin de semana este año ronda los 40 años, según cálculos de este periódico. Eso sí, el tramo con mayor mortalidad es el que va desde los 30 a los 39 años, con siete casos. La víctima de mayor edad tenía 90 años y el más pequeño era un recién nacido, hallado muerto en la incineradora de Valdemingómez.
La forma en la que está diseñada una ciudad también influye en su delincuencia. Así lo puso de manifiesto la Escuela de Criminología de Chicago, en los años veinte del siglo pasado. Un barrio abandonado, sucio y en el que no hay controles por parte de las personas que viven en él está abocado a convertirse en una zona marginal, campo de cultivo para la delincuencia.
Eso ocurrió durante mucho tiempo, por ejemplo, en la plaza de los cines Luna, justo detrás de Gran Vía, según recuerda la socióloga y criminóloga Cristina Villar. "Hoy en día se está poniendo mucho énfasis en la videovigilancia para acabar con los problemas en zonas marginales, pero las autoridades no se dan cuenta de que la delincuencia se traslada hacia zonas más propicias y en las que exista menos controles", añade Villar.
Ese ambiente de marginalidad se dio, de hecho, en el crimen del indigente Younes B., un marroquí de 34 años que murió el domingo 8 de marzo tras ser degollado con una botella rota. El corte le alcanzó la arteria carótida. Vivía y pernoctaba en unos colchones colocados debajo del Viaducto junto con otras tres personas, con una de las cuales mantuvo una discusión que le costó la vida.
Y mientras, ¿qué papel juegan la policía y la Guardia Civil en la prevención de estos homicidios? Los sindicatos del Cuerpo Nacional de Policía lo tienen claro. Durante las noches de los fines de semana se da una clara bajada de efectivos en las calles, lo que se traduce en que algunas personas se sientan impunes. O menos vigiladas. Según el responsable de la Unión Federal de la Policía (UFP) en Madrid, Alfredo Perdiguero, "los pocos agentes" que hay en las calles se están dedicando a otras cosas, como a hacer controles de extranjería. "¿Por qué no se sigue con las operaciones de búsqueda de tenencia ilícita de armas blancas y de fuego [denominadas Operación Búho y Luna] como se venía haciendo tiempo atrás, y que tan buenos resultados dieron? Si se sacan las armas de las calles, se evitará la violencia y los crímenes", afirma Perdiguero.
Precisamente, las armas blancas estuvieron detrás de la muerte de Carmelo B. B., un guineano de 19 años, que murió tras recibir una puñalada en el pecho la madrugada del sábado 31 de octubre en la calle del Alcalde Saturnino del Yerro Alonso, en Leganés. De las 23 muertes en fin de semana, 12 fueron por arma blanca, 6 por armas de fuego y 5 por golpes o heridas producidas con objetos contundentes.
Además, Perdiguero mantiene que la distribución de los agentes no es la más adecuada: "Los mandos policiales mandan a los agentes a puntos fijos de determinados distritos y no están en las zonas más problemáticas. Se dedican a hacer detenciones tontas para aumentar la estadística y no mandan a los policías a hacer su verdadero trabajo". "Madrid es muy grande y con mucha gente. Se necesitan más policías de paisano o en puntos donde hay más agresiones", añade el responsable de la UFP en Madrid.
Pero no todo es presencia policial. Algunos de los 23 homicidios registrados en fin de semana este año tenían difícil prevención. Dos de ellos se produjeron cuando personas con problemas mentales mataron a sus familiares. Fue el caso del matrimonio formado por Sheila Pérez-Peterkin, de 77 años, y Jorge Pérez Ballestar, de 83, que murieron apuñalados el domingo 11 de octubre en su piso de la calle de Fermín Caballero (distrito de Fuencarral-El Pardo). El supuesto autor fue el hijo, que sufría esquizofrenia paranoide. Una semana antes, la cubana Marilyn Dutin Domínguez, de 40 años, perdió la vida en Talamanca del Jarama (2.400 habitantes) también apuñalada por su hijo, que tenía algún desequilibrio mental.
Este periódico ha invitado a los responsables de las secciones de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía y de la Guardia Civil a participar en el reportaje, pero han declinado hacerlo. Eso sí, algún responsable policial ha dado su versión de este incremento de las muertes en sábados y domingos: "Hace cuatro o cinco años se daban muchos ajustes de cuentas. Este tipo de crímenes se producía cualquier día, lo que igualaba el número de homicidios durante la semana. Pero eso, al estar más controlado, hace que los conflictos se produzcan cuando se dan más concentraciones de personas".
Sin embargo, esos supuestos ajustes de cuentas también se han dado en fin de semana. Ocurrió, por ejemplo, el domingo 15 de marzo en la laguna de los Patos de San Agustín de Guadalix (10.400 habitantes). Allí fueron hallados acribillados a balazos el marroquí Al Hassan Taheri, de 24 años, y el colombiano Leonardo Fabio Escudero. Bien es cierto que ambas muertes son una excepción en los fines de semana. La Guardia Civil ha resuelto este doble crimen con la detención de cuatro personas. Hay otras dos en busca y captura que han huido a Suramérica.
Tras todos estos datos surge la pregunta: ¿se pueden evitar estos crímenes de fines de semana? La respuesta también resulta complicada. Los que se producen en el interior de las viviendas, por las tensiones que se dan dentro de la familia, son muchas veces imprevisibles. Sobre todo, si no hay denuncias previas o éstas se retiran a las primeras de cambio. "No podemos poner un policía detrás de cada ciudadano", resume otro mando policial.
Los que sí se pueden evitar son los que se dan en zonas de copas, en lugares de concentración de jóvenes. En especial durante la noche, que es cuando se consume más alcohol. Para ello serían necesarios más agentes en la calle.
Pero también es cierto que las personas y, en especial los jóvenes, no son amantes de ir a zonas de diversión en las que haya policías. Y si su presencia es frecuente, cambian de lugar de ocio y de copas. Eso tiene problemas añadidos, como, por ejemplo, que los empresarios protestan porque su negocio mengua y muchas veces son los primeros en pedir que los agentes, sobre todo los que van de uniforme, no se queden en un punto fijo durante toda la noche.
Sin embargo, existen otras medidas a medio y largo plazo, en opinión de Beatriz de Vicente. "Es necesario que se hagan talleres de integración para conocer a otras culturas que están viniendo, de forma que los inmigrantes no sean siempre los que se adapten a nuestras costumbres. Los españoles también tenemos que aprender mucho de ellos", analiza la criminóloga. "El problema es que los gobernantes no creen en estas actuaciones o en estos talleres porque no tienen resultados a corto plazo. Eso sí, es necesario educar en valores y acabar con la marginalidad de determinados barrios. No todo se puede basar en el Código Penal", concluye la letrada.
La región, sin embargo, ha vuelto este año a los índices de homicidios de los últimos años. Al menos hasta la fecha. En lo que va de año, se han registra-do 57 muertes violentas, una cifra muy similar a la que se dio entre los años 2004 y 2007. La tónica se rompió el año pasado cuando se disparó hasta las 71 muertes violentas. Gran parte de los crímenes de este año están resueltos, aunque las autoridades no suelen dar las cifras definitivas hasta dentro de dos o tres meses.
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