_
_
_
_

Y todo por culpa de dos camellos

Las autoridades de Lugo niegan la corrupción y si todas las fuerzas del orden están bajo sospecha es porque "coincidieron en el tiempo casos muy puntuales"

"¿Que qué está pasando en Lugo?", repite el alcalde cuando se le plantea esta pregunta, "pues... que en Lugo llueve". Xosé Clemente López Orozco (PSdeG) defiende que la suya es una ciudad tranquila, que bajo su mandato ha acabado con "el mal fario" y ha alcanzado la "armonía social", y que básicamente genera "noticias positivas como el Arde Lucus y el San Froilán". El regidor local, que minutos antes ha presidido en el salón de plenos la constitución del "gobierno infantil" con niños de todos los colegios, no comprende por qué hay periódicos que en vez de contar estas cosas se empeñan en dedicar los grandes titulares a la explotación de inmigrantes, la retirada masiva de multas por parte de los agentes del orden o los vínculos entre policías, guardias civiles y burdeles. "Esos casos son capítulos cativos dentro de la historia de Lugo, y para hablar de ellos deberíamos esperar a dentro de dos o tres años, cuando salgan las sentencias", concluye.

"Hasta los directivos de clubes deportivos podrían tener el móvil pinchado"
"Son capítulos 'cativos' en la historia de la ciudad", dice Orozco
Más información
Pollos, prostíbulos y 180 imputados

Los guardias civiles de Asuntos Internos que han venido a investigar desde Madrid tienen aquí para rato y su presencia incomoda cada día más a sus compañeros lucenses. La titular del juzgado de Instrucción número 1 se va a dedicar desde enero, en exclusiva, a investigar con ellos el caso Carioca para desenmarañar la trama de los prostíbulos, mientras que el 65% de la plantilla de la Policía Local tendrá que desfilar en breve por el número 3 para declarar acerca de las sanciones que se esfumaron. En poco tiempo han sido registradas las dependencias de las tres fuerzas del orden, pero hay quien sigue atribuyendo todo al hecho de que Lugo es una plaza de paso que los jueces, que son de fuera, aprovechan para medrar.

Esto son sólo "sucesos", defiende indignado el alcalde. Y su opinión es compartida, en general, por todas esas que se llaman "fuerzas vivas" de la capital provincial, sean representantes de la oposición, de las asociaciones vecinales o el mismo subdelegado del Gobierno, José Vázquez Portomeñe, llegado al cargo en marzo precisamente para sustituir a Jesús Otero, que dimitió junto al jefe de Tráfico cuando resultaron imputados por el caso de las multas. "En las fuerzas del orden veo gente sana, profesional, honesta, dedicada, que milita en la ética y en el trabajo", asegura Portomeñe. "En las fiestas había por las calles 900.000 personas y sólo se robaron 17 carteras. El índice de sucesos es el segundo más bajo de España y el de esclarecimiento, 20 puntos por encima de la media... Aunque haya temas muy puntuales que no me constan, como tampoco me consta que haya un ex guardia civil propietario de un club de alterne". De momento, el personaje en cuestión, dueño del Bolboreta, se encuentra entre rejas por orden de la instructora del número 1.

"Las noticias que se dan en Lugo son positivas", afirma en la misma línea que el alcalde el presidente del Partido Popular en la provincia, Xosé Manuel Barreiro. "Esto de ahora es pura coincidencia". En Lugo "no hay corrupción", afirman los prebostes de la ciudad, todo aquí es higiene administrativa, "ética" por parte de los mandos, y 90.000 vecinos más o menos satisfechos. La presunta basura "está toda en los juzgados", porque han "coincidido en el tiempo" dos juezas implacables, Pilar de Lara y Estela San José, que últimamente actúan haciendo demasiado "ruido".

"En Lugo, el resumen de lo que está pasando es el siguiente: mucho ruido y pocas nueces", asegura Valentín Arias, nacionalista y presidente de la Unión de Asociacións de Veciños. "Si el 15% de un colectivo delinque, no se puede hablar de corrupción. Además, aquí hay imputados, pero ni un solo juzgado". Detrás, por ejemplo, de la trama de las sanciones de tráfico, subyace el enfrentamiento entre el gobierno local y los afiliados de un sindicato con representación en la Policía Local y determinadas reivindicaciones laborales. Debido a esto, de un tiempo a esta parte, ciertos agentes han mantenido una "actitud pasiva", apenas se han preocupado por recaudar imponiendo multas y las sanciones, de las que no se llevaba un registro, desaparecían de comisaría sin dejar rastro. "Pero esto pasa aquí, en Soria, en Burgos y en Madrid. En todas partes", protesta el representante de los vecinos. El problema, en Lugo, es que ha habido "demasiadas filtraciones" a la prensa, y las diligencias que habrían de tomarse discretamente salieron a la luz con "demasiado aparato mediático" y han generado "alarma", más fuera de Lugo que dentro, donde la vida sigue igual.

Aunque igual, igual no sigue, porque el propio Arias reconoce que hay psicosis por causa de los pinchazos telefónicos. "A mí me advirtieron de que tuviese cuidado con lo que hablaba por teléfono, que aquí hasta los presidentes de los vecinos y de los clubes deportivos podríamos tener los aparatos intervenidos". Agentes del orden, políticos, abogados y un buen puñado de ciudadanos de a pie han cambiado sus costumbres y ahora, si tienen que hablar de ciertas cosas, no lo hacen nunca por teléfono.

"Cuando se pincha a gente que maneja poder, pueden salir muchas cosas", dice Luis Villares, portavoz en Galicia de Jueces para la Democracia. Pero la verdad es que esta mala racha, en Lugo, empezó con el pinchazo, a mediados de 2008, de los móviles de dos delincuentes comunes, dos modestos trapicheros que un día cometieron el error de hablar de sus multas por teléfono. A uno de ellos lo habían sancionado y el otro le dijo que no se preocupase, que él tenía quién se lo podía arreglar en la Jefatura Provincial de Tráfico.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_