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Entrevista:CÉSAR | Guardameta del Valencia | 14ª jornada de Liga

"El portero es como un base de baloncesto"

César Sánchez (Coria, Cáceres; 1971) regresa mentalmente a Inglaterra, a sus cinco meses sin jugar en el Tottenham en 2008, cada vez que quiere reafirmar sus principios. Aquello fue una especie de cura, un regreso a la pureza futbolística tras algunos malos tragos en el Madrid y el Zaragoza. Volvió a España en enero de 2009 cargado de una potente energía que le permite ahora enfrentarse pletórico a uno de sus ex equipos.

Pregunta. ¿Con qué disfruta?

Respuesta. Tener, con 38 años, la oportunidad de jugar en un equipo como el Valencia lo puedo calificar como un sueño. A los 31, no lo habría imaginado.

P. ¿Espíritu juvenil?

R. El otro día me encontraba con Muniain [Athletic]. Él tiene 17 años y me puede haber visto jugando… El espíritu es el que te mantiene o te retira. Siempre mirar hacia adelante con positivismo. El reto es adaptarse a los tiempos.

"Villa y [el brasileño] Ronaldo son los delanteros que más me han impresionado"
"El Madrid busca un proyecto que no se base tanto en los individualidades"
"La rivalidad con Casillas fue la normal entre dos porteros por un puesto"
"En la 'Premier' me sentí como un chaval de 18 años. Me refrescó"

P. ¿En qué ha cambiado el fútbol?

R. Los balones, las botas, cómo se juega de rápido, la participación del portero, los entrenamientos, los cuidados y los entornos, todo difiere. Este año no es igual que el anterior ni será igual que el siguiente.

P. ¿Cómo se mantiene ágil?

R. He tenido una vida ordenada. Y estoy encantado con los medios a nuestro alcance: alimentación, cuidados preventivos y preparación física mucho más específica que nos permite estar más tiempo en estado óptimo.

P. Cañizares, antes de retirarse, decía que cada vez le costaba más sacar los balones cruzados.

R. Los balones son muchísimo más rápidos y las jugadas a balón parado complicadísimas, pero no es cuestión de la edad. Antes los centros eran más bombeados. Ahora un balón se tira al área buscando un lugar estudiado.

P. ¿Cómo prepara mentalmente un partido?

R. Normalizándolo: ni muy motivado ni muy relajado.

P. ¿Cómo transmite confianza a la defensa?

R. Eso es el final, el estado máximo de sensaciones. No cometer muchos errores y los que cometas que no se vean mucho. Y evitar el murmullo de desconfianza de la grada

P. ¿Cuáles son sus defectos?

R. Muchos. El saque de volea es muy mejorable. Es algo que he aprendido de Moyà. Si estás cansado de hacer siempre lo mismo, entras en una decadencia mental. Estoy deseando cruzarme balones con Moyà. El portero tiene que ser jugador. El Barça y nosotros tenemos al portero como una opción más de salida precisa del balón. Antes era tirarla arriba y ahora buscas el lugar en el que tus compañeros estén más preparados.

P. Unai Emery aprecia su oficio para marcar las pautas.

R. Eres el único de dentro del campo que tienes el corazón más pausado. Puedes decidir si parar o acelerar. Es como un base de baloncesto. A veces, el fútbol necesita una parada: la gente necesita un respiro.

P. Si construyera un Frankenstein de los demás porteros...

R. El saque de Moyà, la serenidad de Ravnic, la fuerza de piernas de Arconada… Para mí, fue increíble poder tocarle y darle un abrazo en el Centenario de la Federación. Todos aspiramos a tener lo mejor de los mejores.

P. Su debú en Primera, con el Valladolid, fue un 0-6 ante el Barça en 1992.

R. Pero a mí solo me metieron tres. El Barça venía de ganar la Copa de Europa en Wembley y expulsaron a Ravnic. No me quedo con los resultados, sino con las sensaciones.

P. ¿Algún delantero que le haya impresionado?

R. Ronaldo y Villa. Villa es impresionante entrenándose. Con las dos piernas y con la cabeza siempre la mete entre los tres palos. Si hablas con los porteros, verás cómo no les apetece enfrentarse a él: 11 goles en 12 partidos. Está a la altura de los más grandes. Y el brasileño, sin las lesiones, habría sido un mito.

P. ¿Cómo se defienden?

R. Mantenemos la posesión del balón. Tenemos jugadores muy rápidos. Corremos un riesgo atrás, pero es parte de nuestra filosofía. Ante el Barça y los demás rivales fuimos superiores en el juego. Tenemos una filosofía y sólo cambiamos matices.

P. Y con jugadores que vienen del Almería (Bruno), el Castellón (Dealbert), el Mallorca (David Navarro) y el Toulouse (Mathieu).

R. A veces no hay tanta diferencia. Es llegar y asimilar lo que el entrenador te exige. Pero no es sólo la defensa. Están Albelda, Marchena y los de arriba, que ayudan muchísimo.

P. ¿Qué partido visualiza?

R. Son dos filosofías muy marcadas y diferentes. El Madrid está en un proyecto que no se base sólo en las individualidades. Y nosotros, de ir a buscar todos los partidos, de funcionamiento colectivo, de tener la sensación del control del juego y disponer de muchas ocasiones.

P. ¿Es muy distinto el Madrid desde dentro que desde fuera?

R. Pero el Valencia también. Desde dentro, te das cuenta de que es muy grande, con una ciudad toda valencianista, con un entorno muy fuerte… No hay mucha diferencia con el Madrid.

P. ¿La final de la Champions de Glasgow, en 2002, ante el Leverkusen, marca el final de su etapa madridista [se lesionó y entró al final un brillante Casillas]?

R. No, me sentía muy alegre: ser campeón de Europa lo sueñas desde pequeño. Yo lo intenté después, pero las circunstancias me llevaron al Zaragoza. Encantado.

P. ¿La rivalidad con Casillas?

R. Una situación normal con dos porteros luchando por un puesto. De ahí salió un debate que no benefició a nadie. Me sirvió para ser muy fuerte.

P. ¿Y su relación con él?

R. Bien, normal. Dentro de un vestuario, durante cinco años, uno se lleva mejor con unos por afinidades. Ahora me junto con los que tienen hijos como yo.

P. ¿Frustrado por las tres finales de Copa perdidas [dos con el Madrid y una con el Zaragoza]?

R. Al contrario. Tengo un recuerdo imborrable de la del Zaragoza en el Bernabéu, ante el Espanyol, cuando giré la vista y vi a nuestra afición.

P. ¿Fue traumático el descenso en el Zaragoza?

R. Más para mí y mi familia porque me había identificado mucho con el club. Cuando salí del Madrid, necesitaba mucho cariño después de dos años en camino de no se sabe qué. Ellos confiaron en mí. Los dos primeros fueron muy buenos, pero el tercero fue algo que nadie esperaba.

P. ¿Y el paso por la Premier?

R. Me sentí como un chaval de 18 años que se levanta y no sabe lo que se va a encontrar. Es fútbol, pero muy diferente: la estructura, cómo viven los partidos…, todo. Me refrescó y, cuando llegó el Valencia, estaba preparado.

César, en las instalaciones del Valencia.
César, en las instalaciones del Valencia.MÓNICA TORRES

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