Van der Vaart recoge los frutos

Rafael van der Vaart es el primero en ser consciente de su situación. "Sé que estoy jugando porque se ha lesionado Kaká", dijo el lunes antes de viajar a Marsella. Manuel Pellegrini, su entrenador, parece no ser igual de consciente; al menos, en público. "Rafa venía teniendo minutos desde antes...", comentó ayer preguntado sobre su presencia en el once durante dos partidos seguidos (Almería y Marsella). En realidad, los minutos que había tenido antes fueron 10 contra el Sporting, ocho contra el Getafe, seis contra el Atlético y dos contra el Racing. En total: 26. Muy pocos para no pensar que su participación era simbólica. Lo habría seguido siendo (esta temporada ha jugado ocho partidos de Liga, seis de suplente) sin la pubalgia de Kaká, que seguirá con un trabajo de recuperación hasta enero, y las continuas lesiones de Guti, que todavía no se ha recuperado de un hematoma en un muslo.

"Aunque sé que he entrado en el equipo por la baja de Kaká, soy una persona paciente y luchadora y he peleado en cada entrenamiento. Sé que el mister lo valora", se sinceró el lunes Van der Vaart. Hacía tiempo que el holandés de madre española no hablaba de su situación. Cuando quería quejarse o reclamar más presencia siempre elegía a los medios de su país. "No entiendo lo que pasa en este club. Nadie me explica por qué no juego. Nunca me dan una oportunidad", se desahogó con un periodista hace un par de meses. Eso le valió una reprimenda pública de Pellegrini en el entrenamiento del día siguiente.

Ahora resulta que Van der Vaart ha tenido su oportunidad y la ha sabido aprovechar. Pellegrini ha encontrado al fin un sistema de juego. Se han acabado los experimentos y las rotaciones. El chileno entiende que el equipo funciona con tres medios, un enganche y dos delanteros. Si alguien se lesiona, le vale con cambiar las piezas. Hoy, ante el Valencia, no estará Cristiano Ronaldo, sancionado, y le sustituirá Benzema. Lo mismo pasa con Van der Vaart, la mejor alternativa a Kaká. "Rafa aporta juego al equipo", dijo ayer Pellegrini. "Ha entendido a la perfección su función de enganche. Es el eslabón siguiente entre Xabi [Alonso] y los delanteros. Baja a por la pelota y la da buena salida", le hacen eco desde la dirección deportiva.

"Nos ayuda en el juego de transición cuando no está Kaká. Pasa el balón desde el centro del campo a la zona de ataque. Cambia de orientación de una banda a otra con mucha naturalidad y le gusta tener la pelota. Eso nos ayuda a tener más posesión y a hacer circular más el balón en el suelo", explica Pepe. Van der Vaart no es el prototipo de futbolista desequilibrante. Para eso están Cristiano, Higuaín o Benzema. Pero sí aporta posesión y pausas, justo lo que más echaba en falta el Madrid. "Cuando está Rafa, corremos menos y hacemos correr más a los rivales", añade el central.

Rafa, como le llaman, llegó al Madrid en agosto de 2008 sólo porque se lesionó Wesley Sneijder. Ramón Calderón, entonces presidente, buscó un remedio de urgencia a toda velocidad para hacer frente a la baja del también holandés (iban a ser seis meses y resultaron dos y medio). Bernd Schuster, el técnico, se encontró así con un jugador que no había pedido y que ni siquiera jugaba en su sitio (mediapunta), sino escorado a la banda debido a la falta de extremos. Su adaptación no fue fácil. Además, a su esposa se le detectó un cáncer. Disputó 32 partidos (17 de suplente) pero nunca llegó a tener continuidad.

Florentino Pérez quiso hacer caja con él este verano. "No hay forma de venderle", resumía un directivo a finales de agosto. Van der Vaart viajó a la concentración de la pretemporada a sabiendas de que nadie contaba con él. "Fue duro porque, al principio, no tenía idea de adónde iba. Pero hablaba con el mister a diario. Le decía que se fijara como objetivo el Mundial. Eso le ayudó a concentrarse a pesar de saber que no iba a jugar", recuerda Pepe.

En el club también califican el comportamiento del internacional holandés como "noble y ejemplar" a la hora de aceptar su papel de segundón. "Ha trabajado con tanta intensidad que ha llegado al punto de llamar la atención de Pellegrini. Reclamaba un sitio a base de trabajo. Entendemos que está recogiendo ahora los frutos de tanto empeño", concluyen.