Distintos ataques, misma defensa
El Barça nunca varía su sistema de contención y se amolda al contrario en el ofensivo

Camaleónico y eficaz, el Barcelona se amolda a los distintos registros y perfiles de sus rivales para noquearles. La semana pasada batió al Inter (con puntas como Eto'o, Diego Milito y Balotelli) y al Madrid (Cristiano Ronaldo, Higuaín, Benzema y Raúl). Adversarios de estilos diferenciados, incapaces de perforar la portería de Valdés. "Adaptamos la salida de la pelota, pero no variamos el entramado defensivo", aclara Tito Vilanova, segundo entrenador azulgrana, orgulloso porque el Barça ha firmado el mejor arranque liguero (nueve victorias y tres empates) de la historia. En comparación con el curso anterior, cuando llevaba una derrota, suma siete goles menos pero también ha encajado uno menos. "Jugamos mejor que el año pasado porque tenemos más posesión de la pelota y arrinconamos más a los rivales", conviene Piqué.
Vilanova: "El rival que nos incomoda es el que nos discute la posesión de la pelota"
"Con diez, debíamos guardar el balón. No estamos habituados a defendernos mucho"
El Valencia le presionó arriba, el Almería practicó los marcajes individuales a Xavi e Iniesta, el Inter se abrochó en su área y el Madrid tiró del contragolpe. "El rival que nos incomoda es el que nos discute la posesión de la pelota", advierte Vilanova. "El Barça siempre juega su fútbol. No nos importa el contrario", señala Abidal. Y Vilanova insiste: "No nos preocupa cómo atacan porque nos defendemos igual. Lo que cambiamos son los registros con el balón entre los pies". Así, el equipo ya tiene memorizados "cuatro o cinco" estilos diversos pero bien definidos para sacar la pelota. "Llevamos tiempo juntos y nos resulta más fácil adaptarnos a las exigencias del contrario", remata Vilanova.
Para Pep Guardiola, el primer pase es capital, la raíz. "Estudiamos si el adversario tiene uno o dos delanteros y cómo se mueven defensivamente, cómo actúan los jugadores de banda, si cierran o siguen al lateral, o si saltan los pivotes a anular el pase interior...", enumera Vilanova. Y Piqué revela el punto clave: "Los demás equipos tratan de que perdamos el primer o el segundo pase para salir al contragolpe". A lo que Vilanova responde: "Es en lo que más trabajamos porque sabemos que ahí es donde no podemos fallar. Se soluciona estando atentos, en vigilancia, hablando, con las líneas juntas y las compensaciones".
El Madrid se definió por las conducciones de Kaka, la velocidad de Cristiano y la movilidad de Higuaín. "No nos sorprendieron", dice Vilanova; "pensar que un rival tan fuerte no querría ser protagonista en el Camp Nou habría sido un error". Abidal replica: "Ellos jugaron con actitud de ganador, pero nuestro juego, pase y pase, les impidió practicar su fútbol". Y amplía Piqué: "La gran virtud, en cualquier caso, es que, cuando nos quedamos con 10, supimos corregirnos a tiempo".
El momento requería guardar la pelota y Guardiola no quiso quitar a Iniesta. Tampoco podía sacar a Ibrahimovic, recién entrado al campo, y decidió dar protagonismo a Messi, que respondió de maravilla. "Debíamos tener el balón porque, de lo contrario, nos harían vivir en nuestra área. Y eso es algo a lo que no estamos acostumbrados, a defendernos mucho", apunta Vilanova. Y la apuesta salió redonda, por más que el cuerpo técnico se mordiera las uñas por un aspecto diferente: les preocupaban las jugadas a balón parado. "No porque perdiéramos a un efectivo, ya que las dos líneas defensivas están muy claras en las jugadas a balón parado, pero sí porque perdimos centímetros con Busquets [expulsado] y Keita [cambiado]", explica Vilanova, "y éramos siete bajitos contra 10 altos". Pero al Barça le sale todo, hasta el punto de que ya no tiene lesionados -Milito recibió el alta, 580 días después-, los enfermos de gripe A como Abidal se curan con té de su abuela antillana y ya no quedan futbolistas para renovar el contrato -ayer se hizo oficial la renovación de Márquez por tres años-, a excepción de Pinto, hasta 2011. Piqué sentencia: "Hay mucho de táctico, pero también es porque no nos creemos mejores que nadie y somos fuerte psicológicamente. Este equipo responde casi siempre". Al Madrid, de momento, le han superado las tres últimas veces que se han visto las caras, lo que no ocurría desde hacía 24 años.

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