David Frankel, criador de purasangres
Ganó más de 3.500 carreras con sus caballos en la hípica de EE UU
"Espero que todo el mundo me odie después de la carrera. Eso significará que he hecho un gran trabajo". Estas palabras las pronunció Bobby Frankel en uno de sus mejores años como criador de purasangres, en 2003. Entonces ganó la competición neoyorquina de Belmont Stakes, dentro del torneo de Triple Crown, con Empire Maker, un nombre de caballo que parecía más adecuado para describir a su dueño: Creador de Imperios.
Cuando Frankel murió, el pasado 16 de noviembre, a causa de un cáncer, había ganado más de 3.500 carreras, era un triunfador nato y se le respetaba como un criador especialista en reconocer a los campeones con un solo vistazo. En su último año en activo, 2008, llegó a ganar 83 competiciones. Fue el criador con más victorias de aquel año en todo EE UU. Tenía 67 años.
Era un maestro a la hora de identificar a los triunfadores
Frankel es ya leyenda de la hípica. "Su espectacular destreza para la cría de caballos, con su gran entendimiento de ese juego, le convirtieron en una gran fuerza del deporte en los pasados 40 años", dijo en un comunicado el presidente de la Asociación de Cría de Purasangres, Alex Waldrop. "Echaremos de menos sentidamente su inmenso talento y su sincero amor por los caballos".
Nacido en 1941, se crió en las calles de Brooklyn, y comenzó a abrirse camino en el mundo de la hípica con carreras de reclamo, aquellas en las que los criadores tratan de dar salida a los caballos menos competitivos y en las que se puede comprar cualquier ejemplar por un precio módico.
Frankel era un maestro a la hora de identificar a los ganadores que los demás se empeñaban en menospreciar. Luego ganaba con ellos. Así sucedió con su primera victoria, en 1966 en Aqueduct, con el purasangre bautizado como Double Dash.
Aparte de sus 3.500 victorias, logró 3.000 segundas y 2.400 terceras plazas. En sus cuatro décadas de carrera ganó unos 227 millones de dólares (152 millones de euros), la segunda mayor fortuna histórica del mundo de la hípica. Ingresó en el Salón de la Fama de la Hípica en 1995. Esta semana, el diario de referencia de la hípica norteamericana, el Daily Racing From, se despedía de él como de un hombre duro y tierno a la vez. En él se le recordaba con el sobrenombre con el que se le conocía en el mundillo de la hípica: "Adiós al Presidente".
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