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Entrevista:ALMUERZO CON... DINA SIEGEL

"Educar no basta: miren qué pasó en la culta Alemania"

Jorge Marirrodriga

En medio del ruido y del ir y venir de camareros y clientes, Dina Siegel expone sus ideas sin verse afectada en lo más mínimo por el entorno. Es una imagen bastante cercana a la labor que esta mexicana afincada en Washington, y con parte de su corazón en Israel, realiza al frente del Instituto Latino y Latinoamericano del Comité Judío Americano (AJC). "La gente tiene que posicionarse claramente frente al problema del antisemitismo", subraya esta descendiente de sindicalistas polacos que en los años veinte del siglo XX defendían el Bund, una corriente judía opuesta a la idea de un Estado judío y partidaria de la integración total en las respectivas sociedades. Una teoría que perdió definitivamente fuerza después de Hitler y Stalin.

La directiva del Comité Judío Americano adora el barroco y las iglesias

Pero fuerza le sobra a Siegel, quien durante el encuentro está atenta a todos los detalles. Saca el maquillaje en cuanto aparece el fotógrafo, al tiempo que ordena su plato (entre ella y las aceitunas hay algo personal) y salta de un tema a otro, pero siempre centrada en el asunto que le preocupa. No en vano, cuatro plantas más arriba se celebra el II Congreso Internacional sobre Antisemitismo. "La educación es muy importante, pero soy algo escéptica. Alemania era uno de los países más cultos y mire lo que sucedió. Tiene que haber educación pero también medidas legislativas que definan claramente el antisemitismo como un crimen", explica.

La suya es la historia de una familia para la que, como a la mayoría de los judíos, el siglo XX supuso un cambio radical. Sus abuelos maternos llegaron a México en 1924, después de que EE UU cerrara las puertas a los judíos. Los paternos, sin embargo, sí entraron, desde Lituania, en el sueño americano y el abuelo volvió a Europa para combatir el nazismo. En la actualidad, la familia se reparte entre México, Estados Unidos y Canadá. "Yo la llamo la familia del TLC", apunta Siegel, madre de dos hijas, una de las cuales, siguiendo la tradición familiar, se dedica al sindicalismo, pero en EE UU. "Me estoy leyendo un libro maravilloso, The pity of it all, de Amos Elon, sobre los judíos en Alemania y la verdad es que me impresionan los ecos que veo en la actualidad de esa época", subraya.

Poco antes del almuerzo, en el congreso, se ha debatido sobre la crítica a Israel y el antisemitismo. ¿Cómo rebate el argumento "soy antisionista pero no antisemita"? "Muy fácil", dice, "el sionismo defiende el derecho de los judíos a tener un Estado. Los israelíes me pueden caer muy mal, pero no les puedo negar el derecho a tener un Estado".

Siegel se declara fan de la música barroca... y de las iglesias. Su acompañante alza la ceja y ella le mira desafiante. "La Iglesia fue el cauce de la creación artística de nuestra cultura occidental". También es muy aficionada a la música latina. "Desde que vivo en EE UU (llegué en 1996) se ha reforzado mi identidad latina. Digamos que soy judía-mexicana, judía-latinoamericana, mexicana americana y un tercio israelí".

El almuerzo concluye. "Tengo una misión especial", comenta en tono de misterio. Y su acompañante pide al periodista indicaciones para llegar a El Corte Inglés.

Dina se cree por igual mexicana, estadounidense e israelí.
Dina se cree por igual mexicana, estadounidense e israelí.CRISTÓBAL MANUEL

Círculo de Bellas Artes. Madrid

- Ensalada suprema: 12,00 euros.

- Ensalada de pollo: 12,00. - Ensalada de cogollos: 14,00. - Un agua con gas: 2,30.

- Tres cañas: 4,00.

- Dos panes: 3,00.

- Dos coca-colas light: 5,00.

- Tres cafés: 6,00.

Total: 58,30 euros.

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

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