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Reportaje:LIGA DE CAMPEONES | Quinta jornada

Cristiano, ante el paso final

Pellegrini medita que el luso juegue unos minutos frente al Zúrich para completar su recuperación

Eleonora Giovio

Todos dan fe de que Cristiano Ronaldo es el primero que llega a la ciudad deportiva del Madrid y el último que se marcha de ella. El portugués suele pisar los vestuarios a las 9.30, una hora antes de que empiece el entrenamiento, para luego ponerse al volante de su Audi S6 de vuelta a casa a eso de las 13.30 o las 14.00.

En las últimas seis semanas, sin embargo, ha tenido que renunciar a su pequeña obsesión por esculpir su físico. O, mejor dicho, posponerla para las tardes en su casa, donde, dicen desde Valdebebas, entre la piscina y el gimnasio se dedica a reforzar los músculos del tren superior.

Desde el pasado 11 de octubre, día en el que sufrió una recaída de su lesión de tobillo en un partido con la selección de su país, los médicos diseñaron a Cristiano un plan de trabajo específico divido en cuatro fases: la de los masajistas, la del fortalecimiento muscular, la del equilibrio y los reflejos -con ejercicios propioceptivos con balones médicos, platos y planos inestables- y la del trabajo de campo. El jugador se encuentra ahora en la última.

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Nadie le quiere forzar para el clásico del domingo contra el Barcelona -los médicos dicen que, aunque tenga el alta y esté curado, hay que ser muy prudentes y que ningún jugador puede disputar 90 minutos tras estar tanto tiempo parado-, pero todo apunta a que Pellegrini le convoque hoy e incluso le haga jugar un ratito contra el Zúrich. Esta llamada formaría parte de la última fase del proceso de recuperación.

Cristiano se lesionó el 30 de septiembre en otro duelo de la Champions, frente al Marsella. Fue sustituido tras una dura entrada de Diawara. En principio, iban a ser dos semanas de baja, pero el delantero quiso forzar para disputar el partido Portugal-Hungría, clave para tener acceso a la repesca para Suráfrica. Aguantó 15 minutos. De vuelta a Madrid, los médicos observaron un empeoramiento de la lesión y un edema óseo. Estimaron en tres semanas el tiempo de baja y a partir de entonces hicieron un plan de trabajo específico supervisado un par de semanas después por el doctor Van Dijk. El médico holandés operó a Cristiano en el verano de 2008 y éste decidió volver a pasar por su consulta a principios de noviembre.

Durante la primera fase del trabajo, desde el 11 de octubre hasta la visita a la clínica de Ámsterdam, Cristiano se puso en manos de los fisios: masajes y hielo. Pese a ello, a las tres semanas, el edema óseo no se había absorbido aún. De ahí, que el luso quisiera pasar también por la consulta de Van Dijk, quien comprobó que, además, sufría un pequeño desprendimiento óseo congénito. Resultado: otras dos semanas de baja. En ese tiempo, Cristiano fue aumentando poco a poco la intensidad en el trabajo recuperatorio. Unía a las manos de los masajistas varias horas en el gimnasio y la piscina para ir fortaleciendo los músculos de la pierna derecha con el fin de evitar, tras más de un mes parado, que se le atrofiaran. Alternó pesas, cargas y descargas para recuperar primero la fuerza y luego el volumen y la elasticidad musculares.

Se complementaba este trabajo con sesiones de hidroterapia: baños fríos y calientes y chorros de agua a presión para reducir la inflamación en el tobillo. Si al principio caminaba en la piscina con el agua hasta el cuello para que en su articulación recayera el menor peso posible, la semana pasada ya podía andar con el líquido a la altura de los gemelos.

Una vez que los médicos comprobaron que había recuperado el tono muscular, se concentraron en el trabajo de equilibrio. Para ello le ordenaron ejercicios propioceptivos, que consisten en la recuperación de los reflejos y del equilibrio del tobillo subido a balones médicos, platos y planos inestables.

Hace una semana, Cristiano acabó también con esta tercera fase y, al recibir el alta médica, empezó la cuarta: el trabajo de campo, cuyo objetivo es recuperar el ritmo propio del fútbol. "Es vital para el jugador volver a tener sensaciones, estar rodeado de compañeros, pendiente del pase, de la pelota que va rápida, de una entrada o de un regate al contrario...", explican en el cuerpo médico. De ahí, que la convocatoria de hoy, siempre y cuando Pellegrini la estime oportuna, sea el colofón a tanto trabajo en solitario.

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de sociedad especializada en abusos e igualdad. En su paso por la sección de deportes ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de EL PAÍS.

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