Nadal, a la defensiva
El tenista español encara la cita final del año con "falta de confianza" y el temor a perder su condición de 'numero dos' mundial
Rafael Nadal navega por el Támesis en un bote bautizado con un nombre que se le ajusta como anillo al dedo: El Huracán. No es su único apelativo. Los empleados de la naviera, piel curtida y tatuajes en las manos, hablan de La Bestia del Este tras ver pasar su estela camino del O2 Arena, donde hoy comienza la Copa de Maestros, la última cita del año. Sin embargo, el tenista que marcha entre las olas no se ve ahora reflejado en esas descripciones. Nadal está en una encrucijada: en los próximos siete días se juega recuperar la condición de número uno mundial de manos de Roger Federer y no perder la de dos en beneficio de Novak Djokovic. Lleva seis meses sin ganar a uno de los ocho mejores y debuta mañana ante Robin Soderling, Perro Loco, el sueco que terminó este verano con sus cuatro años de reinado en Roland Garros. Y, probada ya la pista con Fernando Verdasco, que se estrena hoy, pendiente de sus rodillas y de Federer, su rival, ha llegado a una conclusión: "Me falta un pelín de confianza y autoconvencimiento". El cazador de cabezas, quien destruye rivales con la mente, afronta la competición a la defensiva.
"Necesito que las cosas vayan rodadas. Ganas y... todo cambia", dice el balear
A Verdasco, que debuta hoy contra Federer, sólo le inquietan las rodillas
He aquí algunas señales. Cuando Nadal deja a sus espaldas la Isla de los Perros, enfrente del estadio, le espera el carnívoro más peligroso del circuito. Federer, que estrena fisioterapeuta contra los problemas de espalda, se ríe a mandíbula batiente, incrédulo ante un punto perdido, mientras firma un marcador que, en realidad, es casi un agravio: 6-3 contra el español, que se entrenó con el suizo sin que nadie en su equipo pudiera recordar si era la primera vez, tan rara es la circunstancia. El mallorquín está leyendo estos días Flashman, una novela sobre un antihéroe canalla de la Inglaterra victoriana, pero maneja sobre todo otra lectura pesada, las estadísticas que explican lo difícil que será para él imponerse en este torneo: cinco derrotas seguidas y ningún set ganado contra los ocho mejores desde que se recuperó de su lesión de rodillas; ningún título desde mayo; el mejor fin de curso de su vida en resultados, pero con malas sensaciones en muchos partidos, y el 6-3 de ayer, sin ninguna concesión, sin ninguna broma, los dos conscientes de lo que está en juego en Londres: mandar en su deporte.
¿Volverá Nadal a parecerse a sí mismo? "Oigo que no voy a ser el mismo desde 2005", recuerda el manacorense, que está a un paso de convertirse en el jugador que ha llegado más rápido a las 400 victorias (suma 399). "Habrá un día que no tendré la opción de ganar porque mi nivel habrá bajado, porque habré tenido más problemas o porque mi cabeza se habrá parado. Ese día cogeré mi raqueta, la colgaré y me iré a pescar", continúa; "esperemos que no sea pronto. Estoy haciendo un muy buen trabajo. Necesito un pelín más de confianza. Tarde o temprano, volverá. Me falta un pelín del autoconvencimiento de cuando las cosas van rodadas. Es un golpe de suerte: ganas y... todo cambia. Espero que pase en la final de la Copa Davis. Si sigo así, volveré a ganar".
Es fácil identificar dónde están los problemas de Nadal contra los mejores. De las cuatro estadísticas que miden el juego al resto, es el mejor en tres. De las seis que miden el juego al saque, sólo domina una: los puntos ganados con el segundo servicio (57%).
No es ése el problema de Federer. El suyo tiene nombre español y argumentos para el abordaje: Verdasco está ante el torneo de su vida. "Soy de los que menos presión tiene. Debo jugar con el brazo suelto. Mentalmente es de lo que mejor me hallo. Sólo me preocupa que resistan las rodillas...".
Londres es un campo de minas. Verdasco, en el Grupo A, espera a Federer, Murray y Del Potro. Nadal, en el B, a Soderling, Davydenko y Djokovic. Dice la propaganda que este torneo decide la temporada, que es The Decider. Es mucho más: el nombre del tenista que en 2010 dome un circuito lleno de alternativas empieza a discutirse aquí y ahora.
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