Francia, entre el alivio y la vergüenza
En las calles de París se celebró más la clasificación de Argelia que la de los 'bleu'
Casi 11 millones de franceses vieron el miércoles por la noche por la televisión a Henry acomodarse con la mano izquierda la pelota y centrar luego a Gallas para que éste marcara el gol decisivo que clasificaba a su selección para Suráfrica entre las protestas irlandesas. A partir de ese momento, lo han visto muchos más porque en Francia no se habla de otra cosa y no se repite otra imagen que la del delantero acariciando el balón cerca de la línea de meta. Las opiniones basculan entre el alivio de unos seguidores que, a pesar de todo, se verán en el Mundial y la vergüenza de quienes reconocen que llegan a Suráfrica gracias a una trampa.
El mismo Henry reconoció lo evidente poco después del partido. La mano de Dios, titulaba ayer el diario deportivo L'Équipe, recordando el célebre gol con infracción de Maradona frente a Inglaterra en el Mundial de México 1986. Hay jugadores mucho más críticos, como el antiguo lateral campeón del mundo Lizarazu, que ayer, en una discusión con el seleccionador, Raymond Domenech, cuando éste le aconsejó que festejara la clasificación, respondió: "No hay nada que celebrar. Sobre todo, por respeto a los irlandeses".
El público así lo entendió. No faltaron gritos y el bullir de automóviles en París la noche del miércoles, pero no pertenecían a seguidores de la selección bleu, sino de la argelina, que se alegraban sin ningún complejo de su clasificación en el encuentro de desempate contra Egipto en Sudán.
La ministra de Sanidad y Deporte, Rosalyn Bachelot, inmersa estos días en la cruzada contra la gripe A, tuvo tiempo de juzgar el partido: "El equipo francés jugó completamente asfixiado y obtuvo su clasificación gracias a un error arbitral. El equipo francés no es sólo esto, pero, como continuemos así...".
La polémica subía de tono cada hora hasta convertirse en un asunto de Estado. Pronto llegaron noticias de que políticos irlandeses pedían que se repitiera el partido. Entonces, el primer ministro, François Fillon, se vio obligado a intervenir: "Bueno, tengo que decir que me gustó más el partido de ida [en el que Francia ganó 0-1 a Irlanda] que el de vuelta. Pero hay unas reglas. No corresponde a los gobiernos decidir sobre asuntos de la FIFA. Reconozco que hemos sufrido y que... Bueno, me gustó más el partido de ida".
Uno de los mil debates que ayer se celebraron en las televisiones francesas sobre el asunto resume bien la situación. La presentadora pregunta: "Qué vergüenza, ¿no?". Un periodista participante le responde: "Pero nos hemos clasificado, ¿no?". Vergüenza por un lado. Alivio por el otro.
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