El turismo mundial deja atrás su calvario
El sector emprende una lenta recuperación tras un año desastroso en la mayor parte del mundo
La industria mundial del turismo, que representa cerca del 10% del PIB mundial, está atravesando uno de los baches más profundos que se recuerdan. El aumento del paro en los países industrializados y las reticencias a gastar de quienes conservan su empleo han ralentizado la actividad viajera hasta unos niveles desconocidos en muchos años. Los vuelos, las pernoctaciones en hoteles, la asistencia a congresos y reuniones empresariales... todas las actividades ligadas al turismo han experimentado enormes retrocesos en los últimos 12 meses.
El último informe anual de la consultora británica Euromonitor International, publicado esta semana con motivo de la feria del turismo de Londres, pone cifras al annus horribilis del sector: en 2009 las llegadas de turistas caerán un 8%; el número de pasajeros de las líneas aéreas, un 14%, y las reservas hoteleras, un 16%. Europa, Oriente Próximo y el continente americano son las zonas más castigadas. África es la gran excepción, la única zona que ha visto crecer el número de visitantes. Los expertos hablan del efecto Obama, que ha animado a muchos viajeros a conocer la tierra de los ancestros del presidente de EE UU.
El declive iniciado en septiembre de 2008 ha tocado fondo, según la OMT
Habrá que esperar tres o cuatro años para recuperar los niveles de 2007
Esta temporada también ha triunfado el llamado efecto lápiz de labios: disfrutar de los pequeños placeres, como visitar un spa o jugar una partida de golf cerca de casa, en lugar de viajar a lugares exóticos y hospedarse en hoteles de lujo. Se han incrementado las nanoescapadas, viajes cortos pero intensos, con frecuencia aprovechando los vuelos de bajo coste. Y en EE UU ha nacido una nueva figura muy codiciada por las agencias de viajes, el funemployed, un parado con tiempo de sobra para disfrutar de la vida, aunque con recursos limitados.
Lo peor, pese a todo, parece haber pasado. En su último barómetro cuatrimestral, publicado esta semana, la Organización Mundial del Turismo (OMT) sostiene que el declive del turismo internacional iniciado en septiembre del año pasado "puede haber comenzado a tocar fondo". Según el organismo de la ONU con sede en Madrid, la caída en las llegadas de turistas -un 7% entre enero y agosto en comparación con el mismo periodo de 2008- ha ido ralentizándose a medida que avanzaba el año. En julio y agosto, meses álgidos de la temporada, los desplazamientos disminuyeron sólo un 3%, y los datos disponibles de septiembre indican que ésa sigue siendo la tendencia. Por todo ello, la OMT calcula que en el conjunto de 2009 la caída de las llegadas de turistas -principal indicador de actividad del sector- será del 5%.
"Durante todo este año, la industria turística mundial ha afrontado numerosos desafíos, encabezados por la crisis económica global, el recorte del crédito y el aumento del desempleo, sin mencionar la pandemia de la gripe A", explica el secretario general en funciones de la OMT, Taleb Rifai. "Raramente en la historia documentada del turismo ha tenido la industria que enfrentarse al mismo tiempo a cuestiones tan diferentes".
El crecimiento volverá en 2010, aunque habrá que esperar tres o cuatro años para recuperar los niveles anteriores a la tormenta financiera. "Los movimientos internacionales experimentarán una recuperación moderada el año que viene, con un crecimiento que oscilará entre el 1% y el 3%", afirma la OMT en su boletín.
Como en crisis anteriores, los ingresos por turismo han caído en mayor proporción que los movimientos de viajeros, ya que éstos han optado por estancias más cortas, más baratas y más cercanas a sus lugares de residencia. Los ingresos de la industria turística mundial, según la OMT, disminuyeron entre un 9% y un 10% en los seis primeros meses del año, uno o dos puntos por encima de las llegadas.
Euromonitor International pronostica que la recuperación no será completa hasta 2013, como muy pronto. "Las esperanzas de que haya una recuperación en forma de V siguen vigentes, pero perviven las amenazas de que se trate de una recesión en W", señala su informe. También es pesimista el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTO en sus siglas en inglés), que agrupa a las empresas del sector. Su presidente, Jean-Claude Baumgarten, dijo esta semana en Londres que la actividad en 2010 será, "en el mejor de los casos, plana".
Inevitablemente, la recuperación del turismo dependerá de cómo evolucione la economía mundial, y varios factores apuntan a que el que viene será un año difícil. Los riesgos asociados a la gripe H1N1 no han desaparecido del horizonte, y la revitalización de la actividad económica general será, en el mejor de los casos, modesta. Además, el desempleo seguirá frenando el consumo y dejarán de aplicarse muchas de las medidas de estímulo puestas en marcha por los gobiernos.
Pese a todo, las señales positivas aumentan. Tras dos años en mínimos históricos, el índice de confianza de la OMT, elaborado con un sondeo a 330 expertos, ha comenzado a subir. Los encuestados con una visión negativa para los próximos cuatro meses han caído del 62% en junio al 42% en octubre. IATA, la organización que agrupa a las líneas aéreas, señala que septiembre fue el primer mes con un aumento en el número de pasajeros (0,3%) tras un año de caídas.
Asia es el continente que se recuperará con más fuerza, mientras que Europa, Oriente Próximo y las Américas tardarán más tiempo en hacerlo. Impulsada por la celebración del Campeonato Mundial de Fútbol en Suráfrica, el continente africano seguirá en territorio positivo.
España, como país turístico, ha sufrido lo suyo en el último año. Se espera que éste se cierre con una caída del 10% en el número de visitas, lo que supone cinco millones de turistas menos. De confirmarse, la recuperación económica de Alemania puede aliviar la crisis turística en España en 2010. No hay motivos para ser optimistas con los británicos, los más fieles seguidores de los atractivos de la piel de toro. La prolongación de la recesión en Reino Unido y la caída de la cotización de la libra esterlina no permiten albergar muchas esperanzas de que vuelvan a llenar pronto las playas de Alicante, Málaga o Tenerife. La fortaleza del euro tampoco ayuda a sacar de su país a los estadounidenses. Habrá que esperar para que las calles de Barcelona, Sevilla o Toledo escuchen de nuevo hablar inglés con acento tejano o neoyorquino.
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