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Rajoy vuelve a amenazar a los críticos y dice que aguantará "lo que le echen"

Camps recuerda que apoyó al líder en momentos "no tan buenos"

Carlos E. Cué

Todo estaba programado para que la convención política del PP en Barcelona fuera una fiesta. Los dirigentes, de todo tipo, no paran de alabar en privado el planteamiento novedoso, diseñado por Ana Mato y Baudilio Tomé, con mesas abiertas, debates protagonizados por expertos y preguntas de los jóvenes al líder del partido. Sin embargo, la enorme tensión interna puede con todo. Lo que la secretaria general, Dolores de Cospedal, llama "turbulencias" y la mayoría define como "crisis interna", tiene tanta fuerza que, de nuevo, se llevó el protagonismo en la segunda jornada, absolutamente repleta de nuevo de mensajes internos. Y eso que Mariano Rajoy logró que la comida de ayer con todos los barones fuera muy tranquila, incluso amistosa, según varios de ellos. Incluso acabó fumando puros junto a Esperanza Aguirre, su gran rival interna.

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Pero antes de esa comida conciliadora, en la que no hubo nada relevante porque nadie, ni siquiera el líder, hizo ningún discurso, Rajoy había protagonizado dos momentos muy significativos. Primero repitió, con más fuerza incluso, la amenaza que la semana pasada había lanzado a los críticos. Fue cuando el presidente de Nuevas Generaciones de Murcia le preguntó por la "mala imagen" que ha dado el partido en las últimas semanas. "Yo creo que hay una inmensa mayoría de dirigentes que respeta las reglas de juego que nos hemos dado, que votamos en un congreso, pero si alguno no lo hace, haré lo que todos vosotros queréis que haga", contestó Rajoy. La amenaza expresa a los críticos fue recibida con un gran aplauso de los jóvenes del PP.

Rajoy se metió en el bolsillo a los futuros dirigentes con un discurso cercano, respuestas muy personales -"jamás he puesto la mano encima a mis hijos, ni les he dado grandes gritos, no se trata de eso, sino de que se te respete"- y una idea: seguirá pase lo que pase. "¿Ha pensado en tirar la toalla?", le dijo una joven. "Tengo bastante entereza para aguantar lo que me echen. Sólo necesito el apoyo de mi partido, de lo demás me encargo yo", sentenció en un nuevo aviso a los críticos.

A pocos metros estaban los principales aguirristas, que ayer aún estaban en la convención. Hoy ninguno de ellos seguirá el acto central, el discurso de Rajoy. Aguirre excusó ayer ante el líder su ausencia por motivos familiares. Tampoco estará Francisco Camps, el otro barón protagonista de la crisis de las últimas semanas. Pero el valenciano no aduce un motivo familiar grave, como Aguirre. Tiene que asistir, señala, a las pruebas que Ferrari celebra en el circuito Ricardo Tormo de Cheste (Valencia), en la que también estará el último fichaje de la escudería italiana: Fernando Alonso.

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Camps protagonizó otro de los momentos de la jornada que demuestran que la crisis interna sigue estando latente en la convención a pesar de los denodados intentos de la dirección del PP por evitarlo.

Su llegada y el saludo con Rajoy generaron una gran expectación después de su salida de tono del jueves, cuando llegó a sostener que los socialistas le quieren matar. El valenciano no quiso hacer una aparición discreta, más bien todo lo contrario. Un equipo de militantes de Castellón, liderado por una señora, Soledad Linares, estaba preparado para aplaudirle en cuanto llegara. Con ello consiguieron que todas las cámaras recogieran sus gritos de "presidente, presidente".

Camps quiso además recordar, al hablar con los medios, cuál es el origen de su fortaleza interna: su apoyo incondicional a Rajoy en el congreso de Valencia: "Muchos apostamos por Rajoy en los buenos momentos y en los no tan buenos, muchos creímos en él". Después se fue a buscar al líder, se dieron un abrazo, y le llevó de la mano para que los dos se hicieran la foto con los militantes de Castellón que seguían coreando.

La imagen del respaldo de Rajoy en el momento de mayor dificultad de Camps quedaba así reflejada en todos los informativos. Y el valenciano podía así volverse a su tierra tranquilo. Todos en el PP saben que Rajoy sigue apoyándole pase lo que pase, pero ahora tiene además una foto en la prensa para demostrarlo.

Mariano Rajoy besa a Alicia Sánchez-Camacho en presencia en Francisco Camps.
Mariano Rajoy besa a Alicia Sánchez-Camacho en presencia en Francisco Camps.SUSANNA SÁEZ

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