Pañuelo culpable
Hay prendas femeninas capaces de generar convulsiones. El uso de la minifalda fue hace tiempo en España la excusa que utilizó un juez para justificar el acoso sexual de que fue objeto su portadora, y hace sólo tres semanas una minifalda rosa provocó serios altercados en la Universidad Bandeirante de Río de Janeiro.
Pero la minifalda, provocadora de historias ya poco frecuentes, ha cedido su protagonismo a una prenda que causa constantes quebraderos de cabeza en el mundo occidental. El pañuelo o hiyab ha entrado en nuestras aulas y hasta en nuestros Parlamentos para alarma de unos y desconcierto general. El recelo de nuestras sociedades se asienta sobre la defensa del laicismo y el temor al fundamentalismo religioso que acalla a sangre y fuego la falta de respeto a los símbolos religiosos y culturales aparentemente inocentes. Algunos países han tratado de resolver la cuestión del pañuelo. Mientras Francia ha optado por el laicismo y lo ha prohibido, Reino Unido ha elegido el camino contrario.
En España seguimos deshojando la margarita. Y, mientras lo hacemos, el magistrado de la Audiencia Nacional Javier Gómez Bermúdez se ha inclinado por la solución francesa expulsando de la sala de vistas a la abogada Zoubida Barik Edidi, que cubría su cabeza con un pañuelo morado. Según fuentes de la Audiencia, lo hizo para evitar la presencia de símbolos religiosos.
Se preguntan los que critican la decisión qué mal hace un pañuelo y a quién puede molestar. ¿Por qué se puede exigir a un abogado que use corbata y no se puede impedir que una mujer utilice el hiyab?, responden otros.
En el mismo procedimiento, seguido contra una red yihadista, Bermúdez obligó a una testigo que utiliza el burka a descubrirse la cara para testificar. El magistrado explicó personalmente la medida tomada, lo que no ha hecho en este caso. Quizá tan estrecho contacto con el mundo del fundamentalismo religioso ha exacerbado su sensibilidad hacia el uso de sus símbolos. En su decisión hay una cierta sentencia condenatoria hacia el uso del pañuelo.
Pero no sienta jurisprudencia.
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