_
_
_
_
Reportaje:Moda

Innovación 'made in America'

Una exposición reivindica la experimentación en el vestir de EE UU

Andrea Aguilar

Mucho antes de que el vaquero pasara a convertirse en la prenda de referencia del made in America, el diseñador Charles James se empeñó en los años cincuenta en construir vestidos tan sólidos como fuera posible y, de paso, limitó al máximo los movimientos de las mujeres. En una recepción organizada por el todopoderoso magnate William Randolph Hearst en el Waldorf Astoria, su favorita Marion Davies, vestida con un exclusivo modelo, apenas podía caminar y mucho menos sentarse. Tuvo que ponerse el traje en una de las suites del lujoso hotel. Su armazón era tan tieso que el vestido se tenía prácticamente en pie. El artífice de semejante prenda fue James, cuyo trabajo se sitúa en las antípodas del pragmatismo y la comodidad comúnmente asociados al diseño de moda estadounidense. Los dos trabajos de James incluidos en la exposición American Beauty del Fashion Institute of Techonology (FIT) de Nueva York son buena prueba de ello.

La ingeniería 3D aplicada a la forma y los tejidos es el eje de la muestra

"Ésta es la primera exposición que explora la innovación en el diseño de moda en Estados Unidos y se centra en la estética y la construcción de las prendas", explica la comisaria de la muestra, Patricia Mears. El uso de formas geométricas, la sastrería, la ingeniería 3D aplicada al diseño de prendas y al enriquecimiento de los tejidos son los ejes del recorrido de esta muestra que permanecerá abierta hasta el próximo 10 de abril. Cerca de 90 piezas abarcan cronológicamente un periodo de casi 80 años, desde 1930 hasta 2009. Casi la mitad han sido seleccionadas de la colección de más de 35.000 piezas que conserva el FIT. El resto han sido prestadas por coleccionistas y en algunos casos por los propios diseñadores como Ralph Rucci y su traje Infanta.

Expuestos en maniquíes de plástico cuyas posturas replican un pase de modelos o sesiones de fotos, las prendas abarcan desde el vestido largo, al traje de chaqueta pasando por abrigos, un peto corto y unos cuantos trajes masculinos para ilustrar el apartado de sastrería. Hay modelos con caché glamouroso como el vestido sirena de lamé que Joan Crawford llevó en la película La novia vestía de rojo, o un traje de pantalón y poncho en gasa de estampado geométrico que perteneció a Lauren Bacall y fue diseñado por el mítico Halston, cuya lista de clientas incluyó a una larga lista de famosas como Liza Minelli o Jackie O. Un trabajo de este diseñador conocido como American Beauty Rose es una de las joyas de la exposición. Construido a partir 16 círculos de seda roja, este vestido explica la sutil relación entre moda y geometría. Paralelogramos, círculos y rombos son la estructura secreta que las prendas de esta exposición reivindican.

"Los diseñadores norteamericanos han ido más allá de las prendas funcionales, el estilo casual y la creación de imágenes de marca", dice Mears. Por ello decidió dejar fuera a importantes exponentes de estas tendencias, como Ralph Lauren o Donna Karan. La deconstrucción de las pieles de Rick Owens o la filosofía "cero desperdicio" que inspira los cuidadosos cortes Yeohlee son algunas de las sorprendentes creaciones que reúne la exposición. Junto a nombres conocidos por el público actual como María Cornejo, Isabel Toledo o la firma Rodarte de las hermanas Mulleavy están otros históricos, casi desconocidos, como Elizabeth Hawes de los años treinta. La técnica en EE UU, defiende la comisaria, ha tenido tradicionalmente un carácter accesible para el gran público, un tono democrático. Prácticamente todas las piezas de la muestra son prêt-à-porter y no alta costura. "Nos cuesta apreciar el trabajo artesano y la innovación formal de nuestros diseñadores. Hemos tratado de reunir a los mejores técnicos del diseño de moda", concluye Mears.

Traje Infanta del diseñador  Ralph Rucci.
Traje Infanta del diseñador Ralph Rucci.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Andrea Aguilar
Es periodista cultural. Licenciada en Historia y Políticas por la Universidad de Kent, fue becada por el Graduate School of Journalism de la Universidad de Columbia en Nueva York. Su trabajo, con un foco especial en el mundo literario, también ha aparecido en revistas como The Paris Review o The Reading Room Journal.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_