De Chigrinski a Pedro
El central y el delantero simbolizan posiciones extremas en el Barça
El Camp Nou pitó el sábado a Chigrinski y aplaudió a Pedro, una reacción que de alguna manera refleja el sentimiento de una parte de la afición, que cuestiona a veces la política de fichajes del club y en cambio le felicitan por su apuesta con la cantera. El central ucranio, en cualquier caso, respondió con elegancia a la crítica. Por vez primera compareció al final del partido en la zona mixta y se expresó en castellano: "Me parece normal que me silben porque me equivoqué". Aunque llegó a finales de agosto, Chigrinski ya se hace entender en inglés y en italiano y es capaz de articular unas cuantas respuestas en español. "Su integración es extraordinaria", subraya Pep Guardiola. "El público es soberano, pero si le pitan por darle el balón al portero cuando le presionan la gente debe saber que es justo lo que tiene que hacer".
A Chigrinski no le ha salido todavía un buen partido. Resuelto en el juego posicional y en la salida de la pelota, tiene dificultades en la marca, porque los delanteros le ganan en velocidad, más que nada porque su tendencia es la de jugar en línea, y a menudo es desbordado por la rapidez de su propio equipo.
Al lado opuesto del zaguero internacional por Ucrania se sitúa Pedro, un extremo que se ha ganado la afición por su facilidad para dar con la portería. "Va directo a gol", sintetiza Charly Rexach. Antes de que accediera a la titularidad con Guardiola en el Barça B, Pedro estuvo a punto de ser despedido del fútbol base porque los técnicos le consideraban "un delantero disperso, mejor en los entrenamientos que en los partidos" que no tenía ninguna de las virtudes que se le suponen a los jugadores azulgrana: apenas combina, difícilmente desborda, pocas veces asiste y, sin embargo, su productividad es extraordinaria. En un equipo a veces exageradamente retórico, Pedro es un muy concreto.
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