Messina por arriba, Aíto por abajo

La clasificación del campeonato sobresalta cuando se llega al fondo. Allí yace el Unicaja de Aíto García Reneses como un equipo de tres al cuarto, con ninguna victoria tras cinco jornadas, como el Estudiantes, que continúa sin levantar cabeza entre la gripe A y algún que otro partido para la antología del disparate. Ambos estuvieron a punto de lograr que a la quinta fuera la vencida. Pero... no. El Unicaja, después de su meneo al Olympiacos en la Euroliga (86-68), cayó en Sevilla (63-61) en un partido de mínimos. Decidió el coraje del equipo de Joan Plaza a la hora de tirar por la calle de enmedio. Sus 11 triples le sirvieron más que sus escasísimas canastas de dos, sólo nueve. Ganó a pesar de un paupérrimo 12 de 22 en tiros libres. Eso habla de lo mal que atacó Unicaja, con un pobre 33% de acierto en el tiro. En semejante dinámica, es imposible que se calienten las muñecas de Welsch, Dean, Jeter o Blanco. El juego discurrió por donde quiso el Cajasol. Como las desgracias no llegan solas, el alero griego Printezis se dio un pavoroso costalazo que, dado el susto inicial, acabó en un mal menor: fractura de un hombro.

El Estudiantes le dio bastante trabajo al Barça (75-78). Con Lakovic repuesto de una lesión, Xavi Pascual baraja con tres bases. No resulta fácil ni contentarlos a todos ni que se adecuen al ritmo de juego con todas las de la ley. Los tres triples de Lakovic le dieron al Barça las pequeñas ventajas que parecían evitarle un final dramático. Pero los 12 rebotes de más que capturó el Estudiantes y el buen partido de Suárez, Oliver y Ahearn permitieron que Granger dispusiera del último tiro, que, de entrar, habría forzado la prórroga. Ganaron los azulgrana, pero se fueron de Madrid preocupados por las torceduras de tobillo de Basile y Navarro.

La sorpresa se produjo en Valencia, donde el Caja Laboral Baskonia perdió su primer partido del curso (81-74). Los puntos de Martínez y el base francés De Colo marchacaron al equipo de Dusko Ivanovic, que pagó los problemas de faltas de Splitter y la flojera de sus tiradores.

La simiente empieza a dar frutos en el Madrid a pesar de que en los albores de la temporada las conclusiones sean de una provisionalidad indiscutible. Tras una serie de partidos de marcadores apretados y una derrota en Moscú, suma un par de palizas, a su favor se entiende, que le proveen del aceite imprescindible para empezar a ligar un equipo con ocho jugadores incorporados el pasado verano. En Bilbao (70-96) casi todos dieron de sí: Prigioni, Kaukenas, Velickovic, Garbajosa o Lavrinovic, pese a su hilarante error en un intento de mate en la más absoluta soledad. Van tomando cuerpo los conceptos de Ettore Messina, aunque no se esperaba menos dada la calidad, el caché y la edad de los recién llegados, casi todos por encima de los 30 años, además del remanente del incombustible Bullock. Pero tiene su mérito que el equipo, más allá de los resultados -es líder en solitario-, ofrezca la consistencia que se echó de menos la pasada campaña, máxime si se tiene en cuenta que siguen lesionados Reyes y Van den Spiegel.