La discordia de la innovación
El empresariado se queja de que el conocimiento científico no le llega
Necesitamos empresas que innoven. La investigación tiene que ser uno de los puntales del cambio de modelo productivo en España. Ésas son las aspiraciones declaradas una y otra vez por el Gobierno, que en 2015 quiere convertir a nuestro país en la novena potencia mundial en innovación, lejos del puesto número 16 que ocupa ahora, según el secretario general de Innovación del Ministerio de Ciencia e Innovación, Juan Tomás Hernani.
Lleno total. Bajo el reclamo Emprendimiento e innovación como herramienta de recuperación y el de la controvertida presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, el IE Business School y la Fundación Eduardo Barreiros celebraban esta semana la jornada anual destinada a quienes desean montar una empresa, esto es, a uno de cada cuatro alumnos de la escuela de negocios. Empresarios como los presidentes de Banco Sabadell, Mapfre, Tous, Grupo Landon, Grupo Alibérico o Blusens contaron sus historias de éxito y dieron consejos a los emprendedores. Pero al final lo que pusieron encima de la mesa es la brecha que separa a la Universidad de la empresa.
El Gobierno quiere convertir a España en novena potencia y mejorar la transferencia
"Somos un país rico en cerebros, pero que no lleva sus descubrimientos al mundo de la empresa", "es triste que en España se hagan poco más de 2.000 patentes al año, frente a la media europea que supera las 5.000" o que se destine "el 1,27% del PIB a I+D+i, cuando en Europa la media es del 2%", afirmaba Clemente González Soler, presidente del Grupo Alibérico (42 empresas dedicadas a la producción de derivados del aluminio, que patenta dos o tres hallazgos cada año).
Y la Universidad le da la razón: "Aunque las capacidades científicas y técnicas se estén aprovechando adecuadamente, no ocurre lo mismo con los resultados de la investigación; su aprovechamiento es escaso", reza el informe de la Red OTRI, impulsada por la Confederación de Rectores de las Universidades Españolas y compuesta por 62 universidades y 13 organismos públicos de investigación y cuyo objetivo es la transferencia de conocimiento de universidad a empresa.
El presidente del Grupo Landon (integrado, entre otras firmas, por Laboratorios Almirall), Antonio Gallardo, fue más abrupto en sus declaraciones: "No hay ningún país del mundo que, con mala educación y malas universidades, tenga buenos investigadores. Se nos tendría que caer la cara de vergüenza porque ninguna universidad española figure entre las 100 mejores del mundo". Como el profesor del IE Business School Pablo Martín Holan: "España gasta lo mismo en I+D que en loterías y juegos de azar", por eso no es de extrañar que el 48% de las empresas que se crean en nuestro país nazcan como poco innovadoras, dijo.
En su defensa, las universidades piensan que han "contribuido decisivamente a ubicar la investigación en nuestro país en el décimo puesto del mundo por número de publicaciones científicas". Aunque no es suficiente. "La separación entre ciencia y empresa es el gran tema. La paradoja europea en la que llevamos 28 años. Generamos muy buena ciencia, pero tenemos muchos problemas con la transferencia a la empresa", reconoce Hernani, quien señala que conseguir que esta relación cambie y que la innovación tenga aplicaciones prácticas es un objetivo prioritario para el departamento de ciencia. De hecho, "del presupuesto del ministerio para 2010, la Secretaría de Innovación se lleva el 49%", explica.
Màrius Rubiralta, secretario general de Universidades (dependiente del Ministerio de Educación), es más tajante: "No hay divorcio entre la universidad y la empresa. Sí debilidades en la relación. Desde 2000, las universidades españolas han hecho un gran esfuerzo en incorporar parques científicos en sus campus a fin de mejorar el diálogo con la empresa. El avance desde entonces es significativo, la interacción ha mejorado mucho y está al nivel internacional".
Aún quedan cosas por hacer, a su juicio, como conseguir que los profesores se atrevan a arriesgar y participar en las empresas, que la normativa elimine barreras a la innovación -en opinión del emprendedor Jesús Encinar, fundador de Idealista.com, el verdadero problema para la creación de empresas-, y promover más espacios con facilidades para los emprendedores.
Gonzalo León, vicerrector de investigación de la Universidad Politécnica de Madrid, se queja de los tópicos que hay respecto al divorcio entre universidad y empresa. "En nuestro caso estamos muy cercanos al mundo empresarial. De nuestros 1.000 convenios para realizar actividades de investigación concretas, 600 son con empresas". Y añade: "Queremos modificar nuestra relación, que sea a más largo plazo". Para ello cuenta con 84 cátedras patrocinadas por compañías y la empresa pone 70 de los 118 millones de euros anuales que la Politécnica destina a I+D+i.
De vuelta a la empresa, Esther Fernández, gerente de recursos humanos de PricewaterhouseCoopers, que este año contratará a 400 personas -la mitad que en 2008-, en su mayoría recién titulados, considera que "las carencias que tienen los estudiantes que se inician en la compañía es la parte competencial porque en la universidad trabajan la formación teórica, pero no la práctica. Situación que va a cambiar con Bolonia".
Consejos de y para emprendedores
Jesús Encinar, fundador del portal inmobiliario Idealista.com, tiene claras las recomendaciones a dar a los emprendedores: si se tiene una idea de negocio, "hay que dedicarse a ella a tiempo completo, con toda tu pasión, energía y compromiso. Hay que pensar a lo grande para lanzarla y revolucionar el mercado. Y, por último, hay que dormir bien y hacer deporte porque hace falta energía para esperar durante diez años que el proyecto madure y tenga éxito".
A estas recetas, el fundador del grupo farmacéutico Almirall, Antonio Gallardo, suma: "No hay que tener miedo al fracaso. En Estados Unidos, los emprendedores fracasan de media dos veces antes de triunfar. La gente joven ha de acostumbrarse a que no pasa nada por fracasar. Y se debe estar dispuesto a trabajar en serio; si no, es mejor que no monte la empresa".
En la jornada sobre emprendimiento celebrada en el IE Business School, el fundador de la firma de electrónica de consumo Blusens, José Ramón García, que nació en 2001 con 3.006 euros y ahora va a ampliar capital por valor de 22 millones de euros, dio un consejo más: "Cuando hay creatividad e innovación, da igual el dinero que tengas porque puedes correr más que tus competidores". Y Rosa Oriol, copresidenta de Tous, animó a los futuros empresarios a lanzarse al ruedo: "Cuando alguien cree en algo, tiene que luchar hasta el final para conseguirlo; si no, otros se adelantarán y tendrán el éxito que tú hubieras tenido".
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