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Un barrio coruñés recrudece su oposición al realojo de gitanos

La Xunta evita poner fecha a la entrega de 256 pisos sociales ante las protestas de los vecinos de Novo Mesoiro

Fue la chispa que encendió hace año y medio un estallido vecinal preventivo de un barrio periférico de A Coruña contra el hipotético realojo allí, siempre negado por las instituciones, de chabolistas gitanos. ¿Quienes vivirán en las 256 viviendas sociales que promueve la Xunta en Eirís y Novo Mesoiro? Están prácticamente terminadas. Mientras ha vuelto a prender la mecha de la guerrilla urbana con tintes xenófobos, sigue sin haber fecha para su entrega, ni para el sorteo que determinará el reparto de los pisos entre la lista, firme y definitiva, de adjudicatarios. Algunos esperan por sus llaves desde hace un lustro.

El Ayuntamiento clama contra el retraso y el Ejecutivo gallego, a quien corresponde entregar las viviendas, multiplica las declaraciones contradictorias y avanza fórmulas de dudosa legalidad para contentar a Novo Mesoiro, el barrio que retoma la protesta. Está dispuesto a impedir por todos los medios que entre los futuros ocupantes del bloque de 160 viviendas públicas situada en su barrio se cuele un solo vecino que proceda de los asentamientos chabolistas. Por mucho que cumpla los requisitos para acceder a esos pisos. Y menos si viene de Penamoa. En proceso de erradicación, era el poblado más grande del noroeste, un auténtico supermercado de la droga.

Los residentes no quieren ni un solo chabolista en las nuevas viviendas
Un lider vecinal que encabezó las protestas es ahora concejal del PP

La situación se anuncia delicada, embadurnada por el miedo, la desinformación y el cruce de acusaciones entre administraciones. En una multitudinaria asamblea para decidir qué hacer ante "el realojo masivo inminente de chabolistas de Penamoa por todo el barrio", los residentes de Novo Mesoiro, paradójicamente en su mayoría dueños o inquilinos de viviendas protegidas, acordaron concentrarse el viernes ante el Ayuntamiento para exigir a la Xunta garantías de que no tendrán por vecinos a chabolistas.

Tras tres reuniones con el delegado provincial de la Xunta, Diego Calvo, y una con la concejal de Servicios Sociales, Silvia Longueira, los vecinos de Novo Mesoiro no atienden a razones. Prima "la rabia y la indignación", afirma la directiva de la asociación vecinal, porque entre los adjudicatarios de esos 256 pisos de promoción pública (188 en Eirís, también periférico, y 160 en Novo Mesoiro) sigue figurando personas con apellidos que no consideran payos. "Hay diez de Penamoa, ocho de O Portiño, y siete de As Rañas", denuncia la directiva en el blog del barrio en referencia a los tres principales poblados gitanos de A Coruña.

No hay ninguna irregularidad en la lista, definitiva, de adjudicatarios. A Diego Calvo, que antes de ser designado delegado de la Xunta el pasado abril, "se paseó por Novo Mesoiro alentando sospechas sobre las adjudicaciones de esos pisos y prometiendo su revisión", recuerda el bipartito municipal (PSOE-BNG), no le queda más remedio ahora que reconocer que la legalidad del proceso, que las personas a las que se concedió una vivienda de precio tasado cumplen los requisitos, entre ellos tener ingresos entre 4.695 y 16.768 euros. Sólo puede revocar la adjudicación, indicó Calvo, la juez que investiga la denuncia de una cooperativa de viviendas de Eirís, que también cuestiona la concesión de esas urbanizaciones a precio tasado.

El PP está en una difícil situación. "Promovió la agitación a base de mentiras, alarmismo y confusión" en Novo Mesoiro, insiste el gobierno local, "y ahora que tiene la pelota en su tejado", no sabe salir del atolladero. Francisco Mourelo, un dirigente vecinal de Eíris que participó activamente en la ofensiva contra el hipotético "realojo de chabolistas", es desde abril concejal del PP en sustitución de la conselleira de Sanidad, Pilar Farjas.

Ante las exigencias del Ayuntameinto para que se entreguen ya los pisos acabados, la Xunta aduce que las viviendas no estarán listas antes de 2010. Las de Eirís, terminadas y con licencia municipal de ocupación desde marzo, están siendo reparadas tras sufrir daños causados por el ciclón Klaus. Y la constructora de Novo Mesoiro pidió un prorroga hasta final de año para terminarlas.

Pero Calvo evita poner fecha a la entrega de los pisos. Y, ante la presión de Novo Mesoiro, y del concejal de su partido, incluso habla ahora de permutas. El representante de la Xunta está dispuesto, según dijo a los vecinos y luego ratificó el PP local, a que a los adjudicatarios procedentes de una chabola se les cambie el piso concedido por otro, también de titularidad pública, en otro barrio de la ciudad. "Es para evitar guetos verticales, hay que dispersar a los chabolistas por la ciudad para garantizar su integración", argumenta el PP.

"Estaríamos al borde de excluir personas por su raza o apellido", advierte la socialista Silvia Longueira. El Ayuntamiento "tiende la mano a la Xunta" para llegar a una solución, afirma la edil. "Pero no vamos a entrar en ningún proceso ilegal", añade al destacar que el derecho de permuta es para todos o para nadie, "no sólo para los que tengan la piel más oscura".

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