No se lo pierdan

El desierto es el espacio donde se han citado dos grandes de la danza, la española María Pagés y el belga de origen marroquí Sidi Larbi Cherkaoui. Juntos han creado un seductor y hermoso espectáculo titulado Dunas, que nace de su mutua admiración y en el cual el flamenco y la danza contemporánea convergen en un apasionado baile. Baile en el que Pagés domina a Larbi, y él, feliz, se deja llevar por esa majestuosa y fascinante ama.

El Teatre Municipal de Girona acogió anteanoche, en el marco del festival Temporada Alta, el estreno europeo de Dunas. Noche mágica, que tuvo otro protagonista destacado, el público que llenó el teatro, que irrumpió en una gran ovación al finalizar el espectáculo, sin siquiera dejar que el telón acabará de bajar. Aplausos y bravos se prolongaron 10 minutos. Pagés y Larbi Cherkaoui comentaron posteriormente que con esa misma reacción entusiasta acogió Dunas el público de Singapur, donde tuvo lugar su estreno mundial. El espectáculo puede verse hoy en el auditorio de Sant Cugat del Vallès y el próximo verano en Barcelona en el marco de la programación del Grec 2010.

Pese a su rotundo éxito, Dunas tiene sus peros. Quien quiera encontrar en él un hipnótico contraste entre flamenco y danza contemporánea acabará defraudado. La cita de Pagés con Larbi Cherkaoui no alcanza el grado de sobrecogimiento del encuentro de éste con Akram Khan, que desembocó en el brillante dúo Zero negree. Ni es tan embriagadora como la nacida de su encuentro con los monjes del templo Shaolin de China, que se materializó en el bello poema visual Sutra.

En Dunas se echa de menos ver el ágil baile contemporáneo de Larbi Cherkaoui, el que puede llegar a rayar la acrobacia, el que desnuda un gesto dúctil y teatral al distorsionar el movimiento en ricas frases coreográficas donde se mezclan crueldad y belleza. Este baile le falta a Dunas, porque él baila flamenco, lo hace bien, demuestra su gran capacidad de dominar diferentes estilos de baile, pero la Pagés se lo come.

Majestuosa como una faraona con sus largos y sinuosos brazos y su versátil zapateado, María Pagés avanza por este desierto acariciando la arena, dibujando en ella lo que le dicta su compañero de viaje, dibujos que provocan la imaginación y que hablan del origen de la vida, de lo que hace la mano del hombre, con referencia incluida al atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York.

En este espectáculo hay fragmentos de baile, música y canto que por su belleza cortan la respiración y clavan al espectador en su butaca. No se lo pierdan.