_
_
_
_
_
Reportaje:

El buque insignia sigue a flote

El Auditorio de Galicia celebra 20 años como centro de referencia musical

En la inauguración, a lo grande, del compostelano Auditorio de Galicia pasearon por la alfombra el entonces ministro de Cultura, Jorge Semprún, y el presidente de la Xunta Fernando González Laxe entre otros ilustres invitados. Ninguno reparó en dos altos y grandes hombres trajeados que estaban parados en el medio de la entrada del edificio en su noche de estreno. Tampoco en la gotera que tapaban los dos enormes figurantes de ópera. "Nadie es perfecto", ríe 20 años después el ex alcalde de Santiago Xerardo Estévez. El edificio fue "como un embarazo", se hizo en tan solo nueve meses bajo la batuta de los arquitectos Julio Cano Lasso y Diego Cano Pintos y el día de la inauguración una gotera se coló en plena entrada para recibir a los invitados. Para saber si una obra arquitectónica es buena o mala hay que pensar en cómo se verá 30 o 40 años después, decía Cano Lasso. Y a pesar del incidente del estreno "ésta era realmente buena", remacha el regidor de la capital gallega, Xosé Sánchez Bugallo, porque "cogió solera pero no envejeció".

Antes del auditorio, se "pasaba frío" en los conciertos en las iglesias
Por sus salas desfiló "lo mejor del mundo" de la música clásica

En 1989, en ese día que abrían las puertas por primera vez, la sinfonía Titán de Gustav Mahler fue la encargada de comprobar que la acústica de la sala aguantaba. "Es una de las mejores de España", luce el ex regidor. Esta noche, la Real Filharmonía de Galicia celebra con un concierto su 20º cumpleaños. La orquesta gallega por excelencia nació en 1996 bajo la protección del Auditorio de Galicia y detrás llegaron para Santiago el conservatorio, la escuela de altos estudios musicales y la municipal. "Sólo falta un conservatorio superior", pide Sánchez Bugallo, aunque sabe que lo tiene difícil con los de A Coruña y Vigo.

El que fue el alcalde del resurgir cultural de Santiago con el empuje de los años santos y su mano derecha, el continuador del proyecto, repasan la historia del Auditorio desde su cafetería. En ese mismo espacio, pero 37 años antes, los dos socialistas, mucho más jóvenes y mucho más a la izquierda, escuchaban como José Zeca Afonso cantaba por primera vez ante el público su Grândola, vila morena, en los antiguos barracones de la residencia universitaria Burgo das Nacións, que diseñó también Cano Lasso, y que tenían que durar un año pero aguantaron 24. A Zeca Afonso lo presentó aquella noche el presidente de la comisión de la facultad de Económicas, un comunista llamadol Emilio Pérez Touriño.

La plaza del Burgo era entonces la alternativa más acogedora para los conciertos, la otra era "pasar frío en las iglesias", recuerda Estévez. Cada vez que una orquesta sinfónica tocaba en Santiago, lo hacía en el monasterio de San Martiño Pinario y los músicos salían de allí "con pulmonía". Como Antonio Rosón, presidente de la Xunta preautonómica, que falleció por una neumonía que cogió en el monasterio durante un acto largo, de dos horas, del que todos salieron "muertos de frío", a pesar de que Estévez ordenó el día anterior calentar el espacio con calefactores. La oferta musical de la ciudad, recuerda Bugallo, pasaba entonces por los Jueves musicales que organizaba el Padre Calo, profesor del departamento de música de la Facultad de Xeografía e Historia, durante el curso universitario, pero "no todos los jueves", o los Música en Compostela, en los veranos, cuando era más joven el alcalde.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

"Mi gran pasión por la música", confiesa Estévez, pianista frustrado, fue lo que le llevó a impulsar la construcción del auditorio. Santiago carecía de infraestructuras para acoger grandes conciertos y exposiciones. Los pabellones del Burgo "ya no aguantaban más" y el ayuntamiento proyectó en ese terreno la construcción del actual campus norte, complementado con el auditorio. Por las salas Ángel Brage, pianista "profesor de todos nosotros", Isaac Díaz Pardo o Mozart pasó "lo mejor del mundo" de la música clásica: la Sinfónica de Chicago, la Staatskapelle Dresden, las Filarmónicas de Berlín, Israel y Scala de Milán, la Nacional rusa o la London Philharmonic. Sin olvidar grandes exposiciones como las de Chillida o Laxeiro. El Auditorio "cierra el círculo" 20 años después con una ciudad convertida en referente cultural y sin temer por la sombra que desde el monte Gaiás pueda hacer el nuevo auditorio de la Cidade da Cultura. "Era un buque insignia y lo sigue siendo", defiende Bugallo.

Vista del auditorio desde el parque José Afonso.
Vista del auditorio desde el parque José Afonso.ANDRÉS FRAGA

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_