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Reportaje:ACB

El escaparate del Fuenlabrada

El club madrileño, acostumbrado a recuperar jugadores devaluados y luego venderlos, lidera la Liga con el segundo presupuesto más bajo y tres baloncestistas como los más valorados

Ferrán López, director deportivo del Fuenlabrada, lo dice casi sin querer: "Engañamos a los jugadores, entre comillas". La treta, sin embargo, es conocida por sus muchachos desde el principio, lo que explica que su equipo marche primero de la Liga ACB, con cuatro victorias en cuatro partidos, como Caja Laboral y Real Madrid, y que en esas cuatro jornadas los jugadores más valorados pertenezcan al club madrileño. Esteban Batista, Gerald Fitch, Chris Thomas y de nuevo Fitch, que el sábado acribilló al Alicante con 41 puntos, encabezan un proyecto con el segundo presupuesto más bajo de todo el campeonato (3,5 millones de euros). "Y nosotros", dice López, "buscamos algo acorde a ese presupuesto. Un tipo carismático en el vestuario, como Laviña; jóvenes que quieran venir aquí, y gente a la que le vendemos que somos un escaparate en la mejor Liga de Europa, un club humilde que no paga el oro y el moro, que no tiene dinero, pero que sí les promete minutos, ser importantes, con la idea de que no terminen el contrato. Así les engañamos, entre comillas".

Batista, Thomas o Fitch ganarán entre un 5% y un 10% de su traspaso
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López accedió en mayo a la dirección deportiva del club y se encontró con un panorama que en cualquier otro equipo habría sido desolador: Brad Oleson, Saúl Blanco y Kristaps Valters, las estrellas de la plantilla, se habían marchado a cambio de casi tres millones. El club, sin embargo, reaccionó con la normalidad de quien se enfrenta a lo mismo cada verano. Liderado por José Javier Jiménez, el director general, no se hundió en una crisis. Asumió que sólo continuarían dos jugadores de toda la plantilla -Mainoldi y Sandes- y tomó decisiones de alto voltaje: fichó a Thomas, despedido del Murcia al negarse a entrenarse hasta recibir 15.000 euros por sus derechos de imagen; firmó a Tal Burstein, un terrorífico anotador que llevaba un año en la camilla, lesionado, y se hizo ya en mayo con Batista, un pívot uruguayo que confía en lograr la nacionalidad española por la vía del matrimonio mientras está en el Fuenla. La voluntad del equipo es firme y unidireccional: que jueguen y se vayan, como pasa todos los años. Para eso se incluye en los contratos una cláusula de salida por la que los baloncestistas obtienen entre un 5% y un 10% de su traspaso, según fuentes del club. Ya pasó con otros semidesconocidos que se marcharon con sueldo de estrella -el argentino Herrmann, que ganó el oro olímpico, la Liga y la Copa tras pasar por Madrid; Huffman, coronado en Europa con el Maccabi; Miso...-. El club ficha productos invisibles para otros o previsiblemente defectuosos y luego vende a precio de oro.

"Nuestra apuesta es gente por la que nadie da nada. Nos aprovechamos de las dudas de los demás. Convencemos a los jugadores de que sacrifiquen un año de dinero a cambio de ser importantes en el equipo y recuperarlo a la larga", explica López. "Es la única manera que tenemos los pequeños de sobrevivir: vendiendo. Nos cuesta mucho generar dinero. Cada año hay que reinventarse. El único recurso es ser un club escaparate, coger un producto devaluado, darle confianza, revalorizarlo y vender", continúa; "hacemos apuestas arriesgadas".

Sólo Madrid y Caja Laboral aguantan el ritmo del Fuenlabrada. Es probable que el club madrileño no gane la Liga. Una cosa es segura: sus mejores jugadores no seguirán ahí la próxima campaña. Pasa todos los años.

Gerald Fitch, Chris Thomas y Esteban Batista, las estrellas del Fuenlabrada.
Gerald Fitch, Chris Thomas y Esteban Batista, las estrellas del Fuenlabrada.DIARIO AS

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