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Reportaje:Gran Premio de Malaisia

"Ganarme a mí tiene valor doble"

Rossi dice que es "pronto" para retirarse y se fija el reto de los 122 triunfos de Agostini

Oriol Puigdemont

Cuando Casey Stoner, ganador del Gran Premio de Malaisia, y Dani Pedrosa, segundo, abandonaron el estrado de la sala de conferencias del circuito de Sepang, Valentino Rossi se colocó en la silla del centro. A su derecha se sentaron Masao Furusawa, director de ingeniería de Yamaha, y Lin Jarvis, director general de la marca en las carreras; a su izquierda, Davide Brivio, director del taller del 46. Rossi iba ataviado con una gorra roja Bridgestone con la inscripción "campeón del mundo" y con la camiseta conmemorativa diseñada para la ocasión por su club de fans. En la parte frontal había dibujada una gallina y en el dorso se podía leer: "Gallina vieja hace buen caldo".

"Se dice que las gallinas viejas, las que ya no son ponedoras, hacen buen caldo. Esto [Rossi mostró un huevo de plástico con un 9 en negro] demuestra que aún estoy fuerte", dijo el italiano. Por más distendida que fuera la comparecencia, el taller de Yamaha ha subido mucho de temperatura durante el año y Jorge Lorenzo ha sido el responsable de ello. "Ha puesto mucha presión y la temporada que viene será uno de los rivales más duros. Chapeau! por él, porque con la misma moto y los mismos neumáticos que yo, me ha puesto en apuros varias veces", resumió Il Dottore.

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No hay imposibles para Rossi

Superadas las cuestiones sobre el español, la mayoría de las preguntas se centraron en su futuro próximo. "Me queda energía suficiente para seguir ganando. El año que viene cumpliré 31, pero todavía es pronto para pensar en la retirada. ¿Qué voy a hacer jubilado a esa edad?", bromeó. "Trataré de defender el título. ¿Con Agostini ya estamos empatados?", preguntó. "No", le respondieron. "¡Vaya por Dios! Pero llegar a las victorias de Ago [122] no es imposible", dijo. Rossi lleva 103.

Il Dottore relativizó todo lo conseguido hasta ahora. "¿La presión? A mí lo que me fastidia es perder. Ser el piloto a batir me gusta. Es una motivación añadida para mis rivales porque ganarme a mí tiene valor doble, pero también lo es para mí. He ganado tantas cosas que ya no me extraña", argumentó Rossi, que reconoció haberse puesto en contacto con Stefano Domenicali, máximo responsable deportivo de Ferrari en la fórmula 1, para que le deje hacer un entrenamiento con uno de sus monoplazas, como ya hizo en noviembre en Mugello. "Aún no me ha respondido y eso no es buena señal", espetó mientras se iba.

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