"España aún no ha tomado las decisiones para salir de la crisis"
No es el escritor de novelas de terror con quien comparte nombre y apellido, pero es conocido por unas previsiones económicas casi igual de escalofriantes. Por eso sorprende el optimismo de Stephen King (Londres, 1963) con los países emergentes, a los que augura una larga época de crecimiento sostenido y el nuevo liderazgo mundial. Pero al hablar de España, vuelve el tono sombrío: "Nos esperan muchos años duros por delante".
Pregunta. En 2007, antes de la crisis, usted ya preveía una fuerte caída de la economía española, pero la realidad luego lo ha superado.
Respuesta. Creo que nadie podía pensar que las cosas iban a ir tan mal. En el pasado, España crecía más que otros países porque venía de una situación peor, y cuando entró en el euro lo hizo con tipos de interés muy elevados, con elevada inflación, y eso le obligaba a devaluar su moneda de vez en cuando. Eso produjo un shock de tipos de interés que disparó la demanda, y en ese contexto, si no reformas nada más, se acaba en una burbuja de crédito. Y eso es exactamente lo que ha pasado en España en los últimos años.
"Todos tendrán que afrontar las consecuencias de los elevados déficits"
P. ¿Y cómo se sale de esa situación?
R. Lo difícil es cómo lidias con el estallido de una burbuja cuando no tienes control directo sobre los tipos de interés y no tienes forma de devaluar tu divisa. Las opciones son muy simples. La primera opción es, como el Reino Unido, asumir que hay que pasar unos años de estricta austeridad presupuestaria, con recortes de gastos, subidas de impuestos y lo que sea para que los números vuelvan a cuadrar. La segunda es mostrar una flexibilidad tremenda en términos de precios y salarios que compense la devaluación nominal del tipo de cambio que no puedes hacer. La tercera, teóricamente, sólo teóricamente, aunque no es una previsión en absoluto, el país puede suspender el pago de la deuda, algo que hemos visto en el pasado. Y la cuarta es que nos podemos mover con rapidez hacia un sistema federal fiscal en la zona euro para que los países con dificultades puedan ser rescatados por otros países de la eurozona. Un poco como en EE UU. Así que las dificultades españolas son, en parte, un reflejo de los problemas de la Unión Monetaria no completada en la parte fiscal y, en parte, por el impacto de los tipos de interés.
P. Entonces, ¿para cuándo la recuperación?
R. A España le toca esperar que el resto del mundo se recupere, especialmente sus mercados más importantes. Si miras a los países que tuvieron problemas en los años noventa, salieron en buena medida de la crisis gracias a las exportaciones, aunque es cierto que ellos pudieron llevar a cabo devaluaciones que España no puede hacer. Pero la situación para los próximos dos años es todavía demasiado sombría y las decisiones más duras todavía no se han tomado. El próximo año el crecimiento será negativo y en 2011 el crecimiento será demasiado bajo para un país con una tasa de paro tan elevada. Eso significa, básicamente, que será duro durante bastante tiempo.
P. Y a nivel global, dos años después de estallar la crisis, ¿dónde estamos?
R. Depende de la parte del mundo a la que mires. Entre los países emergentes, la situación pinta bastante bien y han capeado esta crisis extremadamente bien comparado con crisis anteriores. Para el mundo industrializado, tenemos señales esperanzadoras en el sentido de que los mercados financieros se han recuperado, en cierta manera, pero hay grandes obstáculos que superar antes de que podamos decir con propiedad que la crisis ha pasado.
P. ¿Cuáles son esos riesgos?
R. Por ejemplo, una deuda todavía demasiado elevada de los hogares, problemas persistentes de quiebras, el valor de las acciones y de las viviendas es mucho más bajo que hace unos años y un nuevo problema, que es uno de los legados de la crisis, es una posición fiscal extremadamente deteriorada, con la austeridad consiguiente que eso implica. Da igual que sea España, EE UU o Reino Unido. Todos tendrán que afrontar las consecuencias de ese fuerte deterioro presupuestario. La buena noticia, en cierto modo, es que muchos de los errores de los años treinta no se han cometido esta vez. Entonces, no hubo estímulo ni monetario ni fiscal y las cosas básicamente iban de mal en peor. Pero no podemos olvidar el hecho de que hay todavía mucho viento en contra que nos va a hacer la vida más difícil en los próximos años.
P. ¿No hay riesgo de recaída?
R. La clave está en que si EE UU no sube relativamente pronto los tipos de interés, la gente empezará a tener dudas sobre la sostenibilidad de la liquidez de los mercados. Pero dado que el paro sigue subiendo y está en niveles muy altos y que la deuda de los hogares está en niveles extraordinariamente elevados, no veo muchas razones para hacerlo. En mi opinión, es mejor empezar a retirar los estímulos fiscales y no los monetarios, ya que el sistema crediticio está aún en una situación muy débil. Es una situación muy parecida a la de Japón en los años noventa. Y una de las mayores lecciones de aquello fue que no puedes endurecer la política monetaria demasiado rápido porque si lo haces te caes de bruces. -
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